La Opinión de Zamora

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San Pedro

Innovar para adaptarse a los nuevos tiempos

Varios alfareros apuestan por la creación de hornos-barbacoa, una de las piezas estrella de la Feria de la Cerámica y la Alfarería

El alfarero de Moveros Francisco Pascual Prieto explica a una mujer su horno. | Emilio Fraile | L.O.Z.

Su origen es el anafre, un hornillo en barro que contiene las brasas para calentar la olla o cazuela y conserva los alimentos calientes. El traslado de este mecanismo a un mayor tamaño ha alumbrado una nueva pieza de alfarería, un horno barbacoa, una de las piezas que más interés está suscitando en la Feria de la Cerámica y la Alfarería Popular que concluye el día de San Pedro.

El alfarero de Moveros Francisco Pascual Prieto, descubrió la existencia del anafre, una pieza muy utilizada en el sur de España y que tiene su origen en el siglo X, hace unos 18 años. “Participé en una demostración de torno en directo junto a un compañero de la localidad cacereña de Arroyo de la Luz quien lo hizo y que fascinó”, testimonia ante la escultura de Viriato que hiciera Eduardo Barrón.

El alfarero de Moveros muestra una de sus cazuelas y los hornos en la feria EMILIO FRAILE

Tras hacer uno con el barro que emplea el zamorano se dio cuenta del potencial que tenía el elemento. “Me pareció una maravilla porque funciona con carbón en la parte inferior, pero solo con que lo enciendas tienes la comida hecha. La cocción es lenta y los sabores no se pierden porque está cocinado a baja temperatura”, describe este hombre que ha heredado el oficio de sus padres.

La alfarería tradicional tiene que abrirse nuevos caminos para sobrevivir y en la búsqueda de nuevas piezas que encajen con las necesidades actuales el zamorano y el cacereño, compañeros de profesión y amigos, se embarcaron en el proyecto de trasladar el sistema de funcionamiento del anafre a un horno. “Cada uno puso en marcha un modelo distinto y en el proceso fuimos comentando cómo nos iba”, testimonia Francisco Pascual, mientras que colega, casualmente ahora vecino de puesto en la plaza de Viriato, César Rodríguez Ramos, atestigua que “se dio la circunstancia de que los dos queríamos hacer una pieza que distara del horno de Pereruela”. “Nosotros no nos metemos en el terreno de los hornos de Pereruela. Lo único que compartimos en el barro refractario extraordinario que tenemos en la mina de Tamame”, señala Pascual Prieto.

El horno realizado por el alfarero de Cáceres EMILIO FRAILE

El alistano realizó el primero prototipo hace ocho años. Aquel “no tenía nada que ver con estos (los que presenta en la Feria de la Cerámica y la Alfarería Popular) ni en funcionamiento ni en estética. Las mejoras las fui introduciendo porque lo fuimos testando durante tres años tanto nosotros en casa como familiares que nos iban comentando cosas”, puntualiza este hombre que efectúa también tinajas, cántaros sin olvidar botijos. “Yo siempre he hecho piezas muy grandes, por lo que el horno entra en lo que yo venía haciendo” y sostiene que para llevar a cabo este tipo de innovaciones “tienes que tener mucho oficio”.

El horno-barbacoa, alimentado por carbón vegetal, tiene un precio que oscila entre los 150 y los 350 euros en función del tamaño elegido y el artesano, no precisa de instalación, aunque debe ubicarse en un espacio que esté bien ventilado, presenta un termómetro que indica la temperatura alcanzada en el interior y tiene capacidad para dos cazuelas o una cazuela y una pizza, por ejemplo.

Los hornos y el anafres, debajo de ellos, hechos en Moveros EMILIO FRAILE

“Los olores no se mezclan al dejar la chimenea abierta”, describe Francisco Pascual ante la atenta mirada de una pareja de turistas asturianos que en su recorrido por la feria han descubierto el “sorprendente horno” y están interesados en la adquisición de uno, pues “nos parece que es muy práctico”.

El alfarero de Moveros asegura que está siendo “la pieza estrella en la feria”, tanto que los encargos que le han hecho “suponen ya un mes de trabajo” e incluso las peticiones que recibe en su taller son tales que “hemos tenido que crear unas cajas de madera para enviarlas fuera y no se deteriore”.

El alfarero César Rodríguez muestra su horno con rustidor EMILIO FRAILE

El éxito de la pieza también lo corrobora el alfarero de Arroyo de la Luz, César Rodríguez. “Sin duda es lo que más vendo tanto en la feria como de manera on line y más ahora que la gente ha optado por irse a los pueblos. Todas las semanas mando entre cinco a seis a distintos puntos del país”, ejemplifica. El cacereño sostiene que para llevar a cabo estas piezas “tienes que tener un excelente barro porque no todos aceptan el calor y la dilatación”. En su caso las piezas de barro refractario también cuentan con una chimenea decorada e incluso en el exterior presenta una bellota como “símbolo de Extremadura”.

La renovación de un oficio para sobrevivir.

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