Los 47 años de historia, con una organización impecable y un apoyo incondicional del Ayuntamiento de Zamora, han afianzado de tal manera la Feria de la Cerámica y Alfarería Popular que el certamen se ha convertido en un auténtico "referente a nivel nacional" para los profesionales de estas dos disciplinas. Ni la peor de las crisis económicas vivida a logrado retraer la participación, de modo que, un año más, decenas de artesanos han quedado en lista de espera por si falla alguno de los 93 que despliegan sus puestos sobre las plazas de Viriato y de Claudio Moyano, cuya inauguración se vio deslucida ayer por la lluvia y el viento. Los 41 alfareros y 52 ceramistas pondrán sus piezas a la venta hasta el 1 de julio.

Los zamoranos podrán disfrutar este año de la creatividad de los ceramistas, muchos con piezas nuevas en un intento de impulsar sus ventas, aseguradas siempre en Zamora, explica Marisa Vergara, la secretaria de la Asociación Zanuarte que agrupa a los ceramistas y alfareros de la provincia. "Si hay público, en Zamora se vende, los profesionales quieren venir porque saben que todo el mundo vende, esta Feria tiene mucha fama".

La de Zamora es la más antigua de Castilla y León y la segunda de España con más solera, tras la de la localidad de Argentona (Barcelona), "es una Feria muy arraigada, ni la crisis ha podido con ella", una posición que lo artesanos zamoranos se han ido ganando año a año con la organización, un mérito indudable, especialmente porque partió de una posición de desventaja, "no se creía mucho en ella en sus inicios", como demuestra sus cambios de ubicación hasta hacerse con las dos plazas que ahora ocupa, rememora Vergara, quien tuvo que esperar para poder incorporarse a este certamen hasta demostrar su valía artística, "era una principiante" y tuvo que conformarse con colocar su obra en la calle de Balborraz. Los zamoranos podrán disfrutar de innovadoras y variadas piezas llegadas desde prácticamente todas las comunidades autónomas del país, incluso desde Francia y de Portugal.