Considerada como una de las bandas de revelaciones de la música portuguesa tradicional, Toques do Caramulo estaba previsto que abriera anoche la XXVI edición de la Muestra de Folklore en la plaza de la Catedral. Sin embargo, las lluvias caídas a media tarde impidieron que el grupo montara y probara el sonido. Tras un largo viaje los portugueses, muy ilusionados con tocar dentro de la muestra, optaron por compartir su música en un miniconcierto en acústico en el interior del Museo Baltasar Lobo.

El grupo hace suyas aquellas melodías que han sonado durante décadas en la Sierra del Caramulo, que se cantaban en la cumbre y que viajaba hasta el valle. Esos temas entonados y evolucionados durante décadas y décadas son los que ahora ellos modernizan. "Lo que hacemos es actualizar un patrimonio oral muy antiguo que llega hasta nosotros para hacer de una música muy local, una música del mundo", desgrana el músico Luis Fernandes que añade: "Viajamos por muchos países llevándola como una música cosmopolita".

La banda, que funde los sonidos de la tradición con los colores de las nuevas músicas, combina los instrumentos del folk con los medios más actuales. "Mezclamos porque optamos por el contrabajo y la batería sin olvidar el violín, la viola braguesa típica de Portugal, la flauta, el acordeón y la guitarra con samplers que brinda la posibilidad de añadir voces a los arreglos" describe el portavoz del grupo que juega con las tonalidades y que derrocha energía en cada directo.

Luis Fernandes, líder de la banda revelación de la música de raíz lusa, comparte la experiencia de su último disco en el que trabajaron junto con uno de los divulgadores y renovadores de la música tradicional en España, Eliseo Parra. "Encontramos muchos puntos de contacto entre el floclore de distintos lugares de España y de Portugal. Hay muchos ritmos y fórmulas tradicionales que se encuentran en varias zonas de la Península Ibérica".

Tras la "rica" experiencia vivida días atrás de tocar junto a Los Sabandeños en Canarias, el músico luso esgrime que "el contacto de culturas que están tan próximas nos hacen tener una sensación de identidad común que se puede haber perdido en algún momento, pero que en la música sobrevive" y concluye: "Las fronteras son administrativas, no existen en el ámbito de la música".

Sobre el escenario de la plaza de la Catedral sí estuvo ayer la formación de Coros y Danzas Doña Urraca, que atesora una andadura de más de medio siglo. El grupo además de presentar piezas como "El Bolero de Algodre" o "Tierras Llanas", habituales en su repertorio, estrenó cinco nuevas coreografías, dos procedentes de la zona de Toro, otra de la comarca Aliste así como otro baile de Benavente y los Valles. En la actuación además se utilizó por primera vez una renovada indumentaria femenina.