La sorpresa en el fútbol es un elemento capital. España ha fenecido esta tarde en París víctima de sí misma, de su propio agotamiento. El equipo que asombró al mundo en los dos primeros encuentros (vale, no eran grandes rivales ni Chequia ni Turquía), se quedó sin energía en el tercer encuentro contra Croacia y ya no volvió a recuperarla. Del Bosque repitió la alineación en los cuatro partidos y al equipo le cayó encima un agotamiento insoportable