Mientras que Sergio Ramos representa, junto a Piqué, la solidez de una selección que no ha recibido ningún gol en los últimos ocho partidos oficiales, Andrés Iniesta toma el relevo de Xavi Hernández como el abanderado del estilo de España. Con jugadores como Cesc, Thiago, Silva o Nolito, la selección seguirá viviendo del balón. "Es genial cómo mueve la pelota España, todo el mundo debería aprender", destacó ayer el seleccionador checo, Paver Vrba, rendido al juego de los bicampeones de Europa.

A la espera de conocer la alineación, todo indica que Del Bosque arrancará el campeonato con un 4-3-3, con Cesc e Iniesta como interiores, flanqueando a Busquets, como único pivote. A diferencia de la Eurocopa de hace cuatro años, cuando ejerció en muchos momentos de falso "9", Cesc podrá moverse por su posición, como un centrocampista con condiciones para construir y llegar al área contraria. Porque, tras mucho buscar, Del Bosque ha encontrado a su delantero de referencia, Morata.

Desde el lado checo también observan las diferencias entre esta España y la de los últimos éxitos. Lo expresó su capitán, Rosicky: "Aunque España ha cambiado un poco, para mí son los favoritos para este torneo. Es un lujo ver a jugadores del tipo Iniesta, Cesc o Silva cuando tienen el balón". Rosicky es el principal arma de la República Checa para complicarle la vida a España, aunque el centrocampista del Arsenal llega a la Eurocopa tras una temporada marcada por las lesiones.

En cualquier caso, esta República Checa parece muy lejos de la selección que alcanzó las semifinales en 2004. Aquel equipo liderado por Nedved y Poborsky cayó eliminado por Gracia, que acabaría logrando el título. Además de Rosicky, de aquella generación permanecen otros dos jugadores, el meta Petr Cech y el centrocampista Plasil. Poco, en cualquier caso, para poner en dificultades a España, a la que un triunfo hoy le abriría la puerta a una fase de grupos "tranquila".