Se acabaron los partidos de 'chichinabo'. El final de la primera fase del Eurobasket sirve para decir adiós definitivo a esos duelos tediosos y muchas veces descompensados en los que hay muy poco en juego y en los que a veces ni los propios equipos saben si es mejor ganar o perder para quedar más arriba o más abajo y buscar un camino más fácil en la posterior fase de cruces.

A partir de este sábado, el Europeo adquiere ya su dimensión máxima, con el inicio de las eliminatorias por el título, en las que cada cruce es una final, en las que solo sobreviven los mejores y en las que cada partido se convierte en un 'pierde-paga' con un ganador y un eliminado.

Los 16 mejores equipos arrancan en Estambul 8 días de vértigo en el que el cetro continental está a «solo» cuatro victoria. Echando un vistazo a las selecciones que siguen todavía en competición, no tengo muy claro que estén todas las que son -me falta, por ejemplo, la Georgia de Pachulia, Senghelia y Shermadini-, pero sí son todas las que están. Y las 16 tienen, además, las mismas opciones de éxito final.

Y es que el sistema de competición de este tipo de citas internacionales es así de cruel: todos parten de cero a partir de ahora, independientemente de lo hecho toda la semana anterior. España, por ejemplo, ha sido una apisonadora en la primera fase, ha ganado sus 5 partidos y ha deleitado a la afición con su baloncesto... pero eso ahora ya es historia. No le vale para nada.

Turquía, su rival en octavos de final, ha ganado dos partidos de cinco y ha enfadado a sus aficionados y a la prensa otomana con su mal juego... pero eso, ahora, también ya es historia. No le penaliza para nada.

El cruce de los chicos de Scariolo será en sesión dominical. Le espera un anfitrión herido por las críticas, pero con talento para ganar a cualquiera, sobre todo en su guarida de Estambul.

Nadie dijo que iba a ser fácil. Ganar un oro continental nunca los es. Arrancan los octavos de final. Empieza el Eurobasket de verdad.