¿Sabías que la vaca Rufina casi provoca una guerra entre EE.UU. y Cuba?

Los seguros espaciales y la vaca Rufina

Entre los seguros clásicos, como los de vida o de hogar, destacan otros más llamativos: los seguros para satélites. Puede parecer algo de una galaxia lejana, pero estas pólizas son fundamentales para garantizar tu conexión a Internet o que puedas ver tu canal de TV favorito. Incluso pueden ser útiles en caso de accidente y muerte accidental de una vaca.

por Cecilia Vega | BeContent

30 de noviembre de 1960. Una vaca solitaria pasta en una pradera al sur de Cuba. Al otro lado del Mar Caribe, en el centro de lanzamiento de EEUU, Cabo Cañaveral, el cohete Thor DM-21 es lanzado al espacio con un satélite. Pero algo va mal. En el camino a la estratosfera, Thor explota y parte de su fuselaje impacta de lleno en la vaca cubana. Rufina, así se llamaba el animal, muere.

Lo que podría haber quedado en una anécdota dentro de la lista de siniestros y accidentes espaciales, fue mucho más allá. Fidel Castro calificó el accidente como “cruel atentado y violación del espacio aéreo cubano” y arengó al pueblo, con sus vacas, a manifestarse frente a la embajada de EEUU en la Habana. “Los yanquis nos matan sin piedad”, “Einsenhower, asesinaste a una de mis hermanas”, se podía leer en las pancartas que portaba el ganado.

Por loco que parezca, la estrategia cubana tuvo el efecto deseado. El mundo se puso alerta ante “los peligros” de la carrera espacial, el gobierno norteamericano indemnizó al cubano con 2 millones de dólares como compensación y Rufina, la vaca más cara de la historia, fue despedida con honores de Estado.

El papel del sector asegurador

Era el inicio de la conquista del espacio y los Gobiernos, los únicos protagonistas de la actividad espacial, eran también los únicos responsables de asumir los daños y los costes si algo no salía según lo planeado. Ya en 1965 la aseguradora Lloyd’s asumió el primer riesgo espacial. Hoy, con la historia salpicada de siniestros millonarios y las entidades privadas y los proveedores de telecomunicaciones comerciales llevando el timón, es crucial el papel del sector asegurador a la hora de posibilitar el trabajo a la industria aeroespacial.

En el mundo solo una treintena de compañías aseguradoras se reparten los riesgos aeroespaciales y la española Mapfre es una de ellas. “Nacimos con Hispasat -operador español que en 1992 puso en órbita su primer satélite- y desde entonces hemos ido creciendo y alcanzado una actividad internacional”, explica Paola Serrano, al frente del área de Aviación y Espacio de Mapfre Global Risks. “Es muy difícil que, en caso de accidente, un operador se recupere económicamente si no existe una cobertura aseguradora. Hablamos de satélites con un valor que puede superar los 400 millones de dólares, que es lo que cuestan los más grandes que dan servicios de telecomunicaciones.

En caso de siniestro, la compañía aseguradora es la encargada de aportar ese importe que el operador necesita para fabricar, lanzar y explotar un nuevo satélite y así dar todos los servicios militares o civiles a los que se haya comprometido con las compañías de telecomunicaciones, los gobiernos, etc.”

Tipos de seguros espaciales

Se podría establecer que la modalidad de seguros relativos a las actividades espaciales se divide fundamentalmente en dos tipos de cobertura, la primera, que asume el lanzador, frente a los daños ocasionados a terceros, como la vaca Rufina -Responsabilidad Civil- y, la segunda, que corresponde al operador, frente al propio objeto espacial. Los seguros de esta segunda tipología cubren el patrimonio del operador, es decir, el satélite, usualmente desde el lanzamiento (cuya duración va desde los 40 minutos hasta las 10 horas, en función de la órbita en la que se deja el satélite) hasta la vida en órbita. Toda su actividad operacional está asegurada.

“10, 9, 8, 7, 6…0. Cuando la cuenta atrás llega su fin y el despegue no se puede abortar empieza a funcionar nuestro seguro de lanzamiento. Poner un satélite en el espacio no es nada sencillo y esta fase es una de las más críticas. Hay operadores que optan por cubrir este riesgo exclusivamente y otros extienden el seguro a la vida en órbita”, describe Cristina Quintero, experta en seguros espaciales de Mapfre. “En la fase de vida en órbita las pólizas son de 12 meses. Normalmente los satélites de telecomunicaciones tienen una vida útil de 15 años porque es el tiempo que dura su combustible. Como aseguradora, les pedimos a los operadores que nos pasen un informe del estado de salud del satélite y en base a esa información vamos renovando la póliza”, añade.

El futuro de los seguros del espacio

A finales de 2016, se calculó que había 1.500 satélites operativos en órbita alrededor de la Tierra proporcionando datos geográficos, información del tiempo o servicios de telecomunicaciones. Pero esta cifra podría dispararse a medida que las empresas siguen lanzando miles de naves cada vez más pequeñas. Todos los satélites tienen asignada una posición orbital y de vez en cuando realizan pequeñas maniobras para alcanzar su localización exacta. La perspectiva de un enorme enjambre de satélites pone en alerta frente al creciente riesgo de colisiones durante las maniobras. Pero además, existen asteroides, meteoritos y otras partículas y restos de basura espacial, que no es otra cosa que los restos de satélites inoperativos que tras cumplir su función se quedan dando vueltas y vueltas en la “órbita cementerio”.

En el caso de misiones tripuladas, la cobertura para los astronautas, “como enviados de la humanidad en misión de alto riesgo”, cubre incapacidad o muerte natural o accidental y, en algunos casos, hasta la perdida en el espacio infinito. En este punto y con el turismo espacial convertido en una realidad, las compañías aseguradoras tienen ante ellas un reto. “Es importante que el desarrollo de este segmento venga acompañado de una solución de seguros. Si existe un nuevo riesgo, existe una nueva necesidad aseguradora”, consideran desde Mapfre Global Risks.

Hablar de astronautas y de viajes a la luna puede sonarte lejano. Probablemente tampoco estés planeando que el espacio sea tu próximo destino turístico ni tengas la mala suerte de que un resto de fuselaje caiga sobre una de tus vacas. Pero si valoras que muchos de los canales de televisión que consumes, tu conexión a Internet, tu teléfono móvil o el navegador de tu coche depende de los satélites, este tema se transforma en algo mucho más cercano. Un mercado de seguros sólido es, en este escenario, la fuente de confianza necesaria para seguir avanzando en el conocimiento del espacio ultraterrestre y, así, mejorar la vida en la Tierra.

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