Decía Curro Romero, máximo exponente del concepto "torero artista", que las orejas son despojos, que valen de poco si no van acompañadas de esos momentos en los que la faena pega un pellizco al alma de los asistentes, de momentos que se recuerden. El toreo es más que cortar orejas y ayer esto se puso de manifiesto en la plaza de Zamora. Cayetano y Clemente salieron a hombros de un coso muy generoso a la hora de pedir los trofeos, una circunstancia de la que fue consciente un presidente que, aunque apurando los segundos, las entregó atendiendo los deseos del respetable. Paradójicamente López Simón, el espada que ayer puso sobre la arena el mejor toreo, fue el único que se fue a pie. Cosas de la tarde.

Cortó dos orejas Cayetano a su segundo toro de la tarde, el cuarto de un encierro de Sánchez Arjona que no quedará en el recuerdo de los zamoranos. Pasar, pasaron todos los toros, pero las embestidas fueron contadas. Tenía enfrente el torero andaluz a un astado cuya embestida no transmitía, un toro que ya empezó a mostrar sus defectos en el tercio de varas. Quedó poco para el recuerdo en la faena de Cayetano, si acaso el final cuando el matador se dobló con el toro sacando unos buenos muletazos por abajo. Mató de una gran estocada y el público pidió las dos. Poco que contar en el primero, un toro rebrincado al que Cayetano fue capaz de corregir y tapar algunos errores. No acabó de cuajar la faena y todo quedó en una ovación tras dos pinchazos y una estocada.

Por lo referente a Clemente, que ayer tomó la alternativa, cabe destacar la voluntad del torero con los dos de Sánchez Arjona que le tocaron en suerte. Dejó buen sabor de boca el francés con el capote, donde mostró un amplio repertorio que gustó a los tendidos. No acabó su primero de romper en la muleta. Pasaba pero no embestía, y pese a todo Clemente fue capaz de sacar una buena tanda de naturales. Estocada algo caída y oreja. En el segundo, el que cerró la tarde y la feria, el francés se mostró si cabe más voluntarioso. Empezó Clemente por estatuarios y dejó una trincherilla de muy buen gusto. Quiso gustar el francés en la tarde de su presentación como matador de toros aunque la faena no acabó de levantar el vuelo. Muy en los terrenos de un toro que quizás hubiera necesitado más distancia, el de Sánchez Arjona acabó por tragarse algunos muletazos del matador, aunque sin transmitir grandes emociones a los tendidos. Mató después de un pinchazo, los tendidos pidieron la oreja y el presidente cumplió el reglamento. Ya se sabe, la primera es del público.

Si algo se recordará de la tarde de ayer es la actuación de López Simón. El madrileño, que venía de triunfar en Las Ventas -entre otras plazas-, dejó claras las razones de sus éxitos. Se entendió el matador con el segundo de Sánchez Arjona, el mejor toro de la corrida sin duda. Dejó buenos muletazos ganando terreno al astado para empezar y, dejando la distancia justa que el toro requería, fue capaz de encandilar al público con unos derechazos largos en los que el toro galopaba. Le costaba más al astado por el pitón izquierdo y por momentos se intentó desentender la faena aunque el torero no le dejó. Dejando respirar al toro, López Simón volvió a cuajar una gran serie de derechazos. Falló con la espada. Cuatro pinchazos y media estocada delantera pasaportaron al enemigo. La faena de su segundo toro, el quinto de la tarde, no cogió el mismo vuelo pero dejó buenos momentos. Tres grandes circulares después de corregir muchos defectos de un toro con una embestida descompuesta gustaron a los asistentes, mención aparte del arrimón al acabar. Dos pinchazos y media estocada le dejaron sin trofeos pero ya se sabe, las orejas son despojos.