Zamora retrocedió ayer diez siglos para rememorar la época dorada del medievo en la provincia a través de los gigantes y cabezudos de la asociación cultural Capitonis Durii, que este año, coincidiendo con el décimo aniversario de su formación, quisieron -y consiguieron- hacer una cabalgata medieval mucho más espectacular que en ediciones anteriores durante las ferias y fiestas de San Pedro. "La ocasión lo merece", reconocía poco antes del desfile el presidente de la asociación, Luis Fernando García, mientras revisaba los últimos detalles de una concentración que movilizó a cerca de doscientos participantes, muchos de ellos llegados incluso de otras zonas de la provincia y de diferentes ciudades.

Como es habitual en todos sus espectáculos, la cabalgata medieval de Capitonis Durii no fue solo una demostración de la cultura tradicional de los gigantes y cabezudos, sino que los integrantes interactuaron activamente con el público durante todo el recorrido, principalmente en las principales calles, como en caso de Santa Clara, plaza Sagasta y Plaza Mayor, donde realizaron un descanso antes de continuar por Renova y realizar el camino de regreso hasta la avenida plaza de Toros.

Abría el desfile de aniversario un gran estandarte de la asociación, al que acompañaban tres cetreros para comenzar con el primer grupo de música, con el toque internacional de los portugueses O Tocándar y su percusión tradicional, para continuar con la comparsa del colegio Gonzalo de Berceo, habitual ganador de las últimas ediciones de los carnavales de la capital. Mezclados con los primeros figurantes de la asociación, ataviados con trajes de época, llegaba una de las sorpresas del desfile, una imponente carroza de Toro con motivos medievales y coronada por un gran casco de caballero.

El ritmo lo siguieron marcando las bailarinas de danza oriental de la escuela benaventana de Cynthia Escudero, mientras que a su alrededor malabaristas de León asombraban al público con su pericia y equilibrios. El Cid y doña Jimena, en versión más reducida a la que está acostumbrado el público zamorano, pues se trataba de cabezudos, danzaron con la pequeña doña Urraca, que se estrenaba en la capital, recién llegado el trío medieval de Guadalajara.

Llegó después el turno de los cabezudos zamoranos, una decena de la asociación, acompañados por los músicos de Capitonis. La gigante doña Urraca presidía el siguiente grupo, por delante de Arias Gonzalo, el Cid y Bellido Dolfos, grandes conocidos de los zamoranos. El toque celta lo puso el grupo de música invitado de la localidad coruñesa de Betanzos, antes de cerrar el desfile con nuevos personajes medievales y dos caballeros que portaban sendos estandartes con las iniciales "C" y "D", siglas de la asociación cultural.

"Echando mano del ingenio", según confesaba García, Capitonis Durii realizaba así uno de sus actos grandes de este año de aniversario para celebrar por todo lo alto su recorrido a favor del mantenimiento y reconocimiento de la cultura popular zamorana.