Con la corrida de rejones, terminó ayer la Feria de la Resurrección de la afición zamorana y de las Fiestas de San Pedro. Y como pasa siempre, de todo hubo en la viña del señor.

Ayer, con un cartel de lujo, el mejor que se pueda ver en cuanto a nombres de rejoneadores, no en cuanto a la ganadería, el público zamorano, aficionado al mundo de los caballos y de los toros en los encierros de campo, pudo disfrutar de lo que ofrecieron los tres caballeros rejoneadores, cada uno en su estilo: Diego Ventura, la exuberancia y alegría andaluzas; Leonardo y Hermoso de Mendoza, la pureza y el clasicismo.

Para ello se sirven de tres cuadras de caballos espectaculares, con una doma increíble, donde los caballos torean, dan los pechos al toro, se giran sobre sí, van a dos pistas por el ruedo y citan con espectacularidad y donosura, con cabriolas, provocaciones en arrancadas cortas, etc.

Diego Ventura fue el primero en calentar a los tendidos, con su primer toro, el más bravo y codicioso del encierro. Primero con Sueño con el que cabalga a dos pistas y prende tres banderillas espectaculares al quiebro; después con Ícaro y por último, con Remate con un par de banderillas a dos manos y tres cortas al violín que enardecieron los tendidos. Como mató de un rejón fulminante, el premio de las dos orejas fue claro.

En el quinto, a lomos de Nazarí, volvió a levantar al público con el toreo a dos pistas llevando cosido al toro casi todo el anillo. El toro se acobarda y por ello, a Ventura le cuesta volver a conectar. De nuevo saca a Remate para prender banderillas cortas y un buen rejón de muerte.

Leonardo Hernández, tardó en acoplarse con su primero. Despacio y Olé destacaron en este anovillado primer toro. Con Xarope remató la faena al prender banderillas cortas y la rosa antes de cobrar un gran rejón de muerte que hizo rodar al toro sin puntilla.

En el sexto, la espectacularidad corrió a cargo de Verdi con el que templa la embestida a lo largo de toda la plaza prendido de su estribo. Después, con un bello caballo albino, Sol, con el que interpreta el toreo sobre las ancas del caballo a modo de muleta. Vuelve a rematar la faena con el caballo Xarope, con sus cabriolas, con el que clava tres banderillas cortas al violín. Otro gran rejón de muerte y otras dos orejas para el esportón.

A Pablo Hermoso de Mendoza, triunfador tantas tardes en este ruedo, le tocó bailar con la más fea. un primer toro sosote y sin transmisión al que toreó con eficacia pero sin conectar con el público. Abrir plaza también es otro inconveniente que tuvo que vencer. Ni con Disparate ni con su caballo estrella, Pirata, logró la entrega de los espectadores. tampoco estuvo brillante con el rejón de muerte y todo quedó en ovación y saludos desde el tercio.

Con el cuarto, quiso recuperar el tiempo perdido y sacó lo mejor de su cuadra, Berlín e Ícaro, pero el toro muy agarrado al suelo, impidió el lucimiento. Un último intento con Pirata con el que prendió tres banderillas cortas y un par a dos manos. Sin embargo, no estuvo acertado con el rejón de muerte, ya que necesitó de tres intentos y, posteriormente otros tres golpes de verduguillo para acabar con su oponente, con lo que se tuvo que conformar viendo salir a sus otros dos compañeros a hombros.