Después de presentar en la ciudad "Yo soy la locura" en el Pórtico de 2014, Raquel Andueza regresa a Zamora el próximo viernes (22.00 horas) junto al tiorbista Jesús Fernández Baena para interpretar "In Paradiso". A la soprano le emociona la idea de cantar en uno de los rincones de la Catedral, donde vaticina un concierto "muy íntimo, especial".

-Ha visitado Zamora en varias ocasiones, la última en el Pórtico Internacional de Música del año 2014. ¿Qué sabor de boca le deja esta ciudad?

-El Festival es uno de esos al que, aunque no tan grande como el de Granada o Cuenca, todos queremos asistir como espectadores y, sobre todo, como artistas. La ciudad nos acoge muy bien, los espectadores saben apreciar la música antigua y actuar se convierte en un placer.

-Usted es natural de Pamplona, ¿qué ecos le llegan de Zamora desde fuera?

-Mi idea es que Zamora es una ciudad tranquila, con una elevada calidad de vida, pero que podría albergar una mayor actividad cultural. Quienes residen allí destacan, sobre todo, el tamaño y las comunicaciones.

-¿Qué ha sido de este año largo desde que visitó la iglesia de San Cipriano en la presentación del trabajo "Yo soy la locura"?

-Cada día nos llegan más ofertas para hacer conciertos en cualquier parte del mundo. Estamos entre los privilegiados que no pueden quejarse. Con mi grupo o como solista colaborando con otros artistas me siento muy afortunada. Bien es cierto que no todo es tan bonito como se percibe desde fuera: no paramos de viajar, llegamos con el tiempo justo, pasas mucho tiempo sola de hotel en hotel? No es tan divertido.

-Ha hablado de su grupo, La Galanía, ¿cómo va este proyecto?

-Tener tu propio grupo cambia la perspectiva de las cosas, asumes una mayor responsabilidad y coordinas la labor de todas las personas que participan en ese proyecto. Sin embargo, dar trabajo a los músicos que te rodean es una de las mayores satisfacciones que encuentro, y que no había imaginado. La experiencia musical es muy grata porque puedo elegir aquello que quiero hacer; es una labor más de orfebre: seleccionas partículas, confeccionas programas, música que te parece fascinante? Y al final, el público te acoge con mucho calor, que es lo más importante.

-En un ámbito restringido como es el de la música barroca, ¿puede llevarse a cabo una labor discográfica sostenible?

-Vamos cumpliendo los objetivos marcados, el número de actuaciones se va incrementando y en 2016 viajaremos a Japón y tenemos prevista una gira por Estados Unidos. Ampliamos horizontes y hacemos grabaciones de los programas que nos apetece llevar al disco. Disponemos de nuestro propio sello discográfico y de una distribución estupenda, un panorama que nos da cierta libertad.

-¿Todo es tan perfecto como lo cuenta?

-No todo. Tenemos que pelear con los organizadores y promotores por conseguir conciertos para que los compañeros tengan un salario digno. La crisis nos ha hecho acostumbrarnos a rebajar los precios y llega un momento en que no puedes sentirte tan apretado. Atravesamos un camino de rosas, pero todo el mundo sabe que las rosas también tienen espinas.

-Ha colaborado con Christina Pluhar en el original trabajo "Music for a while", un disco de improvisaciones sobre la música de Henry Purcell, ¿cómo recuerda la experiencia?

-Colaboré con Christina Pluhar durante más de cinco años y este fue el último trabajo. Fue una experiencia maravillosa explorando la combinación del Barroco con el jazz, trabajando con artistas increíbles. También una visión diferente del compositor Henry Purcell, siempre desde el mayor de los respetos.

-Regresa a Zamora acompañada del tiorbista Jesús Fernández Baena, una persona que cambió su trayectoria profesional, ¿no es cierto?

-Cuando acabamos de estudiar, formamos el dúo y él fue el artífice de que nos adentráramos en la aventura de La Galanía. Cuando ahora tenemos proyectos grandes con quince personas con el grupo, venir a Zamora a ofrecer un concierto de este tipo es como un regalo. Aunque estás más desnudo en el escenario, me produce un placer infinito jugar con la intimidad de la música a dúo.

-Participa en la tercera edición de un ciclo, Domo Musical, impulsado por el Cabildo para difundir el conocimiento de la Catedral, ¿qué expectativas tiene?

-Había oído hablar ya de Domo Musical y me han asegurado que el ambiente es mágico, muy especial, íntimo? De ahí que eligieran nuestro trabajo más personal y a la vez intenso: "In Paradiso". Este repertorio, que es sacro y moral, parece venirle a la Catedral como anillo al dedo.

-Supongo que será un orgullo para usted poder cantar en el símbolo universal de la ciudad?

-He visitado la Catedral como turista en un par de ocasiones. Imagino que tocar allí será una velada muy especial.

-Grabaron "In Paradiso" en 2012, un disco de música italiana. ¿Qué tiene de especial?

-Se trata de música italiana del siglo XVII, un programa que hemos interpretado muchas veces en Europa, pero solo dos en España. Zamora será la tercera. Comprende grandes obras que se entrelazan con pequeñas canciones morales que hablan de la virtud o el infierno con un pequeño toque de humor para evitar el tenebrismo.

-¿Cuál es el gran proyecto que tiene en la cabeza y que aún no ha podido llevar a cabo por su complejidad?

-Me encantaría hacer una ópera de Claudio Monteverdi con La Galanía, llegar a interpretar "El Orfeo" o "La coronación de Popea". Ahora mismo, tenemos previsto sacar a la luz la segunda parte de "Yo soy la locura" dado el éxito que obtuvo el primer disco. Y también publicaremos un trabajo de arias de óperas de Francesco Cavalli junto con un magnífico contratenor catalán que se llama Xavier Sabata.

-Reflexione. En medio de una dura crisis económica, social y de valores, ¿qué sitio debe ocupar la música y, por ende, la cultura?

-En el futuro, el presente y el pasado, un pueblo sin cultura es un pueblo pobre. Sin educación, seremos incapaces de avanzar porque nunca tendremos cerebros inquietos, nos volveremos más manipulables. Siempre pongo de ejemplo los países nórdicos y veo el valor que se le da a la educación. Por ahí debemos enfocar la política para dar a luz nuevas generaciones que hagan una nueva España. Tenemos un país maravilloso, pero si arrinconamos la cultura y pensamos que es un artículo de lujo, estaremos cometiendo un error garrafal. La cultura es un refugio, un paraíso.