La Denominación de Origen Toro ha sido la más madrugadora este año en la provincia. La campaña de vendimia ha venido adelantada e incluso es una de las más tempranas que se recuerdan en la zona vitivinícola.

Algunas bodegas comenzaron las labores de recogida de la uva a finales de agosto, aunque ha sido a mediados de septiembre cuando se ha generalizado y ya hay más de 25 bodegas abiertas, incluso un par de ellas han comunicado al Consejo Regulador su finalización de campaña.

Aun así, las cifras todavía indican que falta mucha uva por recoger en los viñedos de la Denominación, que cuenta con 5.800 hectáreas de superficie, el 70% en vaso, en doce municipios de Zamora y tres de la provincia de Valladolid.

Calcula el presidente del Consejo Regulador, Felipe Nalda, que si la climatología y el factor limitante de la mano de obra necesaria para la recolección de la uva lo permiten, la vendimia se podría prolongar hasta mediados de octubre.

Hasta entonces, vendimiadores, viticultores y bodegueros estarán manos a la obra tanto en el viñedo como en las bodegas, dedicados a una campaña que se prevé que será mayor que la anterior y que puede alcanzar en torno a los 20 o 22 millones de kilos de uva.

Las estimaciones apuntan que la cosecha superará la de 2019 e incluso la media de la década

Es la estimación que han hecho los servicios técnicos del Consejo Regulador de la DO, tras un año agrícola en el que las precipitaciones han sido claramente superiores a las de otros anteriores debido a las abundantes lluvias caídas durante el invierno y la primavera.

De alcanzar estas cifras, supondría un importante incremento frente a la cosecha de 2019, que fue una de las más cortas en la Denominación de Origen Toro al no llegar a los 17 millones de kilos, según recuerda el presidente.

Además, hay que destacar que la vendimia media de los últimos cinco y diez años se sitúa en los 19 millones de kilos, por lo que la presente campaña sería ligeramente superior a la media de las últimas anualidades en la zona de producción.

Todos los datos apuntan a que la uva es de buena calidad en una Denominación de Origen que lleva cuatro años consecutivos logrando un “excelente” en la calificación de sus vinos.

Son muchos los aspectos que afectan a la calidad de la uva, según explica Felipe Nalda. “Partimos de un buen comienzo, como es la selección del material genético, con nuestra Tinta de Toro autóctona y perfectamente adaptada a nuestro “terroir”, en el que influyen otros dos factores clave: el suelo y el clima”, destaca el experto.

No menos importante en la DO Toro es el factor humano, que intenta controlar los otros aspectos tan variables y cambiantes en cada campaña. Por eso en este 2020, que ha sido más húmedo y que puede provocar un mayor equilibrio natural entre la acidez y los contenidos azucarados de la uva en el momento de su madurez y vendimia, son tan importantes las labores en el viñedo, los trabajos agrícolas, los tratamientos contra las enfermedades fúngicas, la poda en verde y la elección de la fecha de vendimia para lograr la madurez óptima de las uvas.

Una de las novedades en esta vendimia es el incremento del 10% en los rendimientos máximos permitidos por hectárea. Si la vendimia finaliza en las cifras estimadas, esta decisión del Consejo Regulador de la Denominación de Origen, previo informe técnico, habrá supuesto un incremento en la cantidad potencial de uvas para el viticultor y al mismo tiempo, significa poder garantizar uva suficiente y de calidad para que las bodegas puedan seguir abasteciendo sus mercados y ventas sin tener que sacrificar el volumen de vino que se envejece en madera por falta de vinos del año.