Toro es un pueblo unido al vino y la Fiesta de la Vendimia es uno de sus festejos más emblemáticos y que más público congrega en sus calles.

El final de la vendimia ha sido desde antiguo motivo de celebración en la zona vitivinícola por la importancia y el protagonismo que ha tenido el sector del vino, pero fue en el año 1972 cuando la fiesta, declarada de Interés Turístico Regional desde el año 2003, comenzó a celebrarse con una serie de actividades organizadas.

Entonces, el desfile de carros tradicionales, el acto principal de la Fiesta de la Vendimia, empezó a realizarse como un desfile improvisado con tres o cuatro carros antiguos. Partía, como en la actualidad, de la plaza de San Francisco, y en la Plaza Mayor se pisaba la uva, se probaba el primer mosto del año, se ensalzaba la gastronomía tradicional y había bailes, trajes típicos y folklore.

Ya antes de que naciera esta celebración más organizada, la vendimia era en Toro “un tiempo feliz esperado con emoción a lo largo de muchos meses”. Así lo explica el profesor toresano Juan Carlos González Ferrero en el capítulo que dedica a la vendimia en su libro “La cultura de la vid y el vino en Toro”.

El autor destaca que aunque la recolección de la uva era una más de las múltiples y arduas tareas de la vida agrícola, “con jornadas extenuantes en las que apenas se dormía ni descansaba”, la vendimia se vivía en un ambiente de fiesta y con un espíritu de celebración “propio de quienes reciben jubilosos la generosa recompensa con que Dios y la naturaleza premian año tras año su dedicación”.

El fin de la campaña siempre ha sido motivo de celebración y la fiesta organizada comenzó en 1972

Lo que en los años 70 comenzó como una celebración a pequeña escala y de forma espontánea se ha convertido en una de las fiestas más importantes de Toro y posiblemente en la más exitosa. De hecho, el desfile cuenta con la participación de medio centenar de carros tradicionales y la fiesta es capaz de cuadruplicar la población del municipio, según los datos facilitados desde la Oficina de Turismo.

El Ayuntamiento de la ciudad de Doña Elvira ha ido incorporando nuevas actividades y ampliando la programación de actos de una fiesta que se celebra cada año en el mes de octubre, en torno a la festividad de la Virgen del Pilar. Este 2020, cuando se alcanzaría la vigesimoquinta edición de la fiesta de la vendimia por excelencia en la provincia de Zamora, la pandemia de coronavirus impide su organización.

El desfile de carros tradicionales, que retrotrae al público a cien años atrás, es el momento más esperado por toresanos y visitantes. Se celebra siempre en la mañana del domingo, con el gran protagonismo y la vistosidad que ofrecen los carros engalanados a la antigua usanza.

La comitiva recorre las calles más céntricas en una jornada que se tiñe de ambiente festivo y de homenaje a las tradiciones.

Grupos de música y baile forman parte de la comitiva y la Plaza Mayor y las calles aledañas congregan a miles de personas que esperan el paso del desfile y disfrutan de la gastronomía y del vino de la Denominación de Origen Toro en los establecimientos hosteleros.

Los toresanos van ataviados con trajes típicos de la vendimia y llevan carros tirados por animales, con grandes cestas llenas de uvas y los alimentos típicos del almuerzo para reponer fuerzas durante las labores en el campo.

Viandas tradicionales del almuerzo típico de vendimia. Foto cedida a L. O. Z.

Actualmente, también se mantiene la tradicional pisada de la uva para extraer el primer mosto de la cosecha y se celebran diversas actividades como el Mercado Medieval, certámenes de pintura, literario y de dibujo, concursos, catas dirigidas y espectáculos musicales, además del pregón oficial que se celebra como acto inaugural.

La Fiesta de la Vendimia rinde homenaje en Toro a unas labores que se han venido haciendo en la zona desde épocas remotas. Recoge la publicación del autor toresano Juan Carlos González Ferrero que en la zona de Toro se ha cultivado la vid y se ha elaborado vino desde al menos 1.000 años atrás.

El tradicional festejo que este año no llenará de colorido y animación las calles del municipio sigue manteniendo presente el espíritu festivo y de alegría con el que se vivía la vendimia a pesar del esfuerzo y del duro trabajo.

“Bromas, juegos, canciones y bailes constituían la viva expresión de la alegría de estos días en que prevalecían la amistad y los afectos”. Así, se gastaban bromas como el lagarejo, se cantaban canciones y coplas, y se trabajaba mano a mano en los viñedos junto a familiares, vecinos y amigos.