Una Smart City es una ciudad que emplea las Tecnologías de la Información y la Comunicación para mejorar las infraestructuras ciudadanas. Este principio se aplica en diferentes aspectos de la vida diaria, como el transporte público o el consumo de la energía. Se trata de ciudades que se basan en la eficiencia energética, motivo por el que también reciben el nombre de ciudades eficientes

El desarrollo urbano de las ciudades inteligentes se basa en la sostenibilidad ante las necesidades de habitantes y empresas. Se promueve una mejora en la calidad de vida unida al respeto al medio ambiente. Los recursos naturales se gestionan de forma prudente y la forma en la que la energía se consume es eficiente.

Existe una relación directa entre eficiencia energética y ciudades inteligentes. Las redes eléctricas eficientes dan lugar a mejoras en cuestiones como el alumbrado público. Las farolas también pueden ser inteligentes; a través del Internet de las Cosas se puede conseguir que la red de suministro de electricidad pública sea eficiente. En todo ello juegan un papel fundamental los sensores y las cámaras, que reducen los costes del alumbrado público y contribuyen a una reducción de la luz artificial en las ciudades.

Pero uno de los pilares de este tipo de urbes son los edificios eficientes, que optimizan la gestión de cualquier tipo de suministro que requiera de la energía en las Smartcities, desde calefacción o aire acondicionado. Esto es posible gracias a tecnologías como el control remoto o la automatización inteligente. La otra pata en la que se apoya es un sistema de movilidad sostenible, basado en medios de transporte público eléctricos y puntos de recarga suficientes para vehículos particulares.

Los ayuntamientos españoles que ya son smart

La Red Española de Ciudades Inteligentes (RECI) contabiliza un total de 81 ayuntamientos adscritos. Se trata, por tanto, del 40 % del total de la población española. Son localidades que apuestan por planes y proyectos en materia de energía, innovación social, medio ambiente, movilidad urbana o infraestructura; todos ellos bajo la premisa de la sostenibilidad y eficiencia.

Por comunidades, Andalucía y Madrid acogen el mayor número de smart cities, con 15 y 14 municipios inteligentes, respectivamente. Al norte de España le falta un empujón en la materia, ya que muchas comunidades de la franja cantábrica se quedan por debajo de los 4 municipios con esta categoría. Es el caso de Galicia con 4; País Vasco, Asturias y Aragón con 2; y Cantabria, La Rioja y Navarra con 1.

A nivel europeo y mundial, son 7 las ciudades españolas que aparecen en el ranking realizado por la IESE Business School de la Universidad de Navarra en 2016. Se trata de Barcelona, Madrid, Valencia, Málaga, A Coruña, Sevilla y Bilbao.

La capital catalana aspira a llegar a las cero emisiones, un objetivo todavía lejano. Sin embargo, ya es referente en soluciones de conectividad y ha sido reconocida por su desarrollo urbano sostenible. Por su parte, Madrid es pionera en la creación del primer Espacio Integrado Inteligente de España y Valencia fue la primera ciudad española en poner en marcha una plataforma tecnológica de Smart City.

Málaga trabaja en la reducción de las emisiones de CO2 y apostó por la iluminación LED en el alumbrado público. A Coruña destaca por la aplicación de las nuevas tecnologías para ofrecer a los ciudadanos información en tiempo real, como la posición de los autobuses o el volumen de los embalses. Sevilla ahorra energía en sus edificios públicos y Bilbao apuesta por la gestión administrativa eficiente a través del Big Data.

Todos ellos son pequeños pasos para transformar a las ciudades en espacios más habitables y amigables, en los que el ciudadano y su bienestar son los protagonistas.