La energía alternativa es toda aquella fuente de energía que proviene de recursos naturales o renovables. Siempre que se menciona este término, nos vienen a la cabeza la energía eólica y la hidráulica, asociadas a imágenes como grandes parques eólicos o presas y embalses. Pero ¿sabía que existen muchas otras fuentes de energía, procedentes de los elementos más insospechados? El metano, el aceite de colza o la orina pueden ser combustibles aptos para múltiples usos industriales y cotidianos tras ser sometidos a los procesos adecuados para ello.

La alternativa de la biomasa

La biomasa es una de las opciones que más terreno ha ganado en los últimos años. Se trata de una energía alternativa económica y ecológica que se produce en las centrales térmicas a base de la combustión de residuos orgánicos de origen vegetal y animal. El residuo se convierte en recurso y el propio residuo que se produce de este uso (las cenizas) puede emplearse como abono. Un ciclo de vida útil, que no queda exento de la presencia de detractores que alegan problemas ambientales asociados.

Su evolución ha pasado por sustituir a las centrales de carbón, como ha ocurrido en diversos países de la Unión Europea, como Reino Unido, Bélgica o Dinamarca. Y España pretende seguir esos pasos, convirtiendo las antiguas cuencas mineras, ahora sin actividad, en lugares de producción de biomasa. Por lo menos, así lo señalaba el pasado mes de febrero la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera.

La oportunidad del biogás

Otro de los combustibles alternativos que más potencial tienen en nuestro país y en Europa es el biogás. Esta energía se obtiene también a partir de materia orgánica, que se biodegrada mediante la aportación de microorganismos en ausencia de oxígeno. De nuevo, los residuos procedentes de la industria y del ámbito doméstico se convierten en recursos, utilizables como carburante para vehículos adaptados o como generador de electricidad.

La forma más ecológica de biogás pasa por eliminar el dióxido de carbono presente y convertirlo en biometano, el llamado 'gas verde'. De este modo, la presencia de metano es del 96 % y su pureza permite utilizarlo en la misma red de gas natural doméstico.

A nivel europeo, Suecia y Alemania se sitúan a la cabeza en producción de biogás. En el país nórdico, su uso como combustible ha superado al del gas natural. Así lo afirma la European Biogas Association, que estima que en 2020 el volumen de producción se incrementará en los países europeos. En España todavía no despega esta energía alternativa, debido en gran parte a la falta de una legislación potente que la ampare.

Aceites y orina para producir electricidad

Los tan denostados aceites de colza y palma han encontrado también su hueco en la industria eléctrica. En algunos países, como Italia, ambos son utilizados ampliamente como biocombustibles líquidos para producir electricidad. La Agencia Internacional de las Energías Renovables así lo dejaba claro en su último informe, en el que citaba que el aceite de palma se usa para producir el 70 % de la electricidad que proviene de biocombustibles. En segundo puesto, el aceite de colza, con un 8 % de cuota de mercado.

Y por si las opciones de fuentes de energía alternativa se quedan cortas, hay que mencionar la orina como biocombustible eficaz. En 2011, unos investigadores de la Universidad de Ohio encontraron en este residuo de los seres vivos una fuente de energía. Aplicada a un vehículo, calcularon que con un litro de orina se puede circular unos 40 kilómetros. Todo ello es posible al separar dos de sus compuestos, el hidrógeno y el amoniaco. Una forma más de encontrar una salida a un residuo y aprovecharlo para contribuir al respeto al medio ambiente.