Zamora ante el 28M: El particular caso del casco antiguo

Los vecinos y comerciantes de la zona echan en falta mayor atención por parte del Ayuntamiento mientras que los residentes de La Lana piden más vigilancia policial

Vista general de la rúa.

Vista general de la rúa. / Jose Luis Fernández

"Están todos locos por la música". Son las once de la mañana del jueves y Agustín Sánchez observa los carteles electorales que llevan días pegados en las marquesinas de la plaza de Viriato. "Están todos a buscar el dinero", asegura el jubilado. Vecino del casco antiguo, Agustín dice que el barrio "está abandonado" por parte del Ayuntamiento, que esto "no es nuevo", que pasa "desde hace muchos años" y que "en verano parece que la cosa mejora, pero en invierno da miedo salir a la calle porque no ves a nadie".

El particular caso del casco antiguo

El particular caso del casco antiguo / Diego G. Tabaco

Este es el sentir general de los vecinos del casco antiguo. Ven que el barrio se muere. Las estadísticas acompañan a este sentimiento. Menos de 4.000 personas viven en el casco antiguo de Zamora, un "fondo de saco" que comienza en la Plaza Mayor y que se alarga hasta el río Duero. A medida que avanza el viandante se encuentra con menos negocios, con menos movimiento, con más casas vacías y con más fachadas con el futuro en entredicho. Unos apuntan al Ayuntamiento y otros culpan a la despoblación, el gran problema de Zamora. No hay negocios porque no hay gente. No hay actividad porque no hay gente, más allá de los pocos negocios turísticos, de hostelería y las poquísimas tiendas. No hay gente, y de ahí viene lo demás.

El particular caso del casco antiguo

El particular caso del casco antiguo / José Luis Fernández

Silvia González ha abierto una tienda de alimentación en la plaza de los Ciento en los últimos meses y analiza el barrio con los ojos del que acaba de llegar. Abrió en marzo y menos de tres meses le han bastado para ver lo que pasa en la zona. "Solo se acuerdan de esto cuando llega la Semana Santa y un poco en San Pedro. El resto del año parece que aquí no vive nadie", zanja. Pone varios ejemplos. "Los baños que se ponen en la Catedral están rotos la mayoría del tiempo y la gente pregunta si puede entrar a mi tienda. Que no suelo tener problema, pero es que esto no es un baño público. Aquí tenemos un poco de agua para los perros porque pasa igual, la fuente del Castillo no funciona y los animales vienen muertos de sed. Desde aquí ya no hay otra hasta la del kiosko de Felipe, que hace lo mismo que yo. Los barrenderos pasan poco... ¿Qué más te voy a contar?", pregunta la mujer. ¿Y qué hace falta? "Pues gente, lo principal, pero eso es complicado. Estaría bien empezar por ayudar a los emprendedores que se quieren poner aquí. A mí no me ha ayudado nadie, por ejemplo". "¿Pasan los barrenderos menos por aquí que por otros sitios? Sí, pero es que también hay menos gente y no hay negocios", comenta pragmática una observadora de la conversación.

El particular caso del casco antiguo

El particular caso del casco antiguo / Diego G. Tabaco

Frente a San Ildefonso, mientras unos turistas se hacen fotos con la estatua de Herminio Ramos, una pareja de visitantes observa un mapa. Preguntan, desorientados, si están frente a la Catedral. Él se llama Tomás. "Nosotros lo vemos bonito. Limpio está. Pero algo apagado. Uno espera encontrar más movimiento en el centro de las ciudades. Más bares, más comercios y más gente. Esto parece un poco abandonado", aseguran antes de enfilar el paso hacia la zona del Castillo.

El particular caso del casco antiguo

El particular caso del casco antiguo / Diego G. Tabaco

Los problemas del casco se extienden más allá de Plaza Mayor. "El casco antiguo se está convirtiendo en un desierto. Empezó en la Catedral y en las calles más cercanas, que se fueron vaciando. Después avanzó hasta Viriato, luego hasta la Plaza Mayor y ahora ya ha superado esa zona y se adentra en La Lana". Así se expresa Miguel, que regenta una cuchillería en la calle de San Vicente. "Lo fundamental es que no hay gente. En invierno hay tardes que por aquí no pasa nadie". ¿Y el comercio? "Poco futuro. El comercio como lo hemos conocido tiene los días contados. La gente consume de otra manera, por Internet. Los que quedamos lo hacemos ya porque ha sido nuestra vida, pero cuando nos jubilemos estos locales se van a quedar vacíos".

El particular caso del casco antiguo

El particular caso del casco antiguo / Diego G. Tabaco

Y algo similar sucede en la calle de Sancho IV, ya cerca del centro cultural La Alhóndiga. La mujer que regenta una panadería en la zona echa en falta, sobre todo, más vigilancia policial. El barrio, dice, está "desatendido. Y fíjate que estamos en el centro, pero por aquí no pasan las patrullas. Deberían pasar más", asegura. Eso y las pintadas. "Ahora las han tapado, pero aquí estaban manchadas todas las paredes de la calle. Las han pintado hace poco. Bien está, a ver si cuando pasen las elecciones lo mantienen igual", razona.

El particular caso del casco antiguo

El particular caso del casco antiguo / Diego G. Tabaco

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