Gente que se equivoca de urna, falta de papeletas subsanada enseguida o falta de los miembros de mesa titulares que obligan a los suplentes a vivir en primera persona la "fiesta de la democracia" han sido las principales anécdotas de una jornada electoral absolutamente cívica en la provincia de Zamora.

Gonzalo de Berceo. Jornada tranquila en el Gonzalo de Berceo, el colegio que recoge los votos de los vecinos del casco antiguo. Cabe destacar algún "conflicto" menor con los apoderados de Vox, que denunciaban que los interventores de otros partidos condicionaban el voto con su presencia en las mesas electorales. La participación, según los miembros de las mesas, fue algo más baja que en el mes de abril.

San José de Calasanz. Dos parejas de jubilados que no se veían desde las elecciones de mayo aprovechaban su encuentro por los pasillos del centro para ponerse al día sobre los últimos asuntos de actualidad. Algún problema también a la hora de constituir las mesas, de las que tuvieron que formar parte varios suplentes ante la ausencia de los titulares.

Ángel Nieto. Gélida mañana en el pabellón Ángel Nieto, un recinto muy grande y con escasa actividad hasta el mediodía. Con todo, las mesas se constituyeron con normalidad. Muy escrupulosos, de nuevo, los apoderados de Vox, que vigilaban la presencia de símbolos de otros partidos y la colocación de las papeletas electorales en las mesas y las cabinas.

Río Duero. La tranquilidad era la tónica predominante en este centro electoral, con la gente acudiendo a cuentagotas a ejercer su derecho al voto. Los apoderados tuvieron que asistir a más de una persona que todavía no tenía claro cómo se votaba al Senado y alguna incluso se quejó de que no había papeletas para esa opción. Un error del que salió cuando se percató de que solo hay una papeleta en la que hay que poner las "equis" en los nombres de los elegidos.

Jacinto Benavente. La tranquilidad en este colegio se vio un poco alterada cuando finalizó la eucaristía del domingo en la cercana iglesia de la Horta, puesto que la mayor parte de los feligreses aprovechó para acudir a votar en esos momentos. Hasta esa hora, los integrantes de las mesas electorales tuvieron tiempo hasta para desayunar unos ricos churros.

La Candelaria. En este colegio hubo de todo, desde votantes de avanzada edad que tenían muy claro su voto, hasta alguna persona que salió con sus sobres ya cumplimentados a la calle para decidir finalmente tirarlos a una papelera cercana. A una mujer de 94 años no le tembló el pulso ni para ejercer su derecho al voto ni para preparar los sobres de algunas de sus amigas. Alguna, más despistada, se dejó el carné de identidad en casa y tuvo que volver por él.

Juan XXIII. Desde primera hora de la mañana, el colegio del barrio de San José Obrero recibió un goteo constante de ciudadanos dispuestos a ejercer su derecho al voto. Los más madrugadores, que llegaron antes de las nueve de la mañana, se resguardaron en la entrada para evitar el frío antes de poder acudir a sus mesas. Dentro, pocas incidencias y normalidad más allá del exceso de celo de los representantes de Vox a la hora de fiscalizar el desarrollo de la jornada, una actitud que lamentaron los interventores y apoderados de otros partidos.

Obispo Nieto. Los vecinos de San Lázaro también votaron sin sobresaltos durante la jornada electoral. Lo más destacable, la baja temperatura dentro del recinto que obligó a los miembros de las mesas a abrigarse para ejercer su labor.

San Frontis. En la margen izquierda del Duero, uno de los colegios más pequeños de la ciudad vivió una jornada electoral sin incidencias. La votación de Fernando Martínez-Maíllo a media mañana provocó un cierto revuelo, pero poco más. El jaleo se encontraba a unos cien metros, con la representación de la batalla de Stalingrado.

Maestro Haedo. Dos de las mesas situadas en un mismo aula registraban idéntica incidencia: un elector de cada sección introdujo los dos sobres, el del Congreso y el del Senado, en la urna sepia. En principio los responsables de las mesas creían que se debía considerar nulo, si bien la llamada de una de las presidentas a la Junta Electoral aclaró la situación. El voto se contabilizará como si se hubiera metido en la urna correcta, haciendo constar la incidencia en el acta.

Claudio Moyano. El mayor colegio electoral de la capital, con diez mesas, abrió sus puertas con puntualidad, aunque una vez más se registraron algunas ausencias de presidentes o vocales titulares que fueron suplidas por los reservas.

Arias Gonzalo. La mesa con más electores de la capital, 951, registró enormes colas a partir de mediodía, mientras el resto de las mesas del centro mantenían un fluido ritmo de votación. Una votante invidente ejerció su derecho en el Colegio Arias Gonzalo.

La Hispanidad. El colegio que da cobertura a los vecinos de Los Bloques estuvo paralizado a primera hora de la mañana debido a una reclamación de Unión del Pueblo Leonés, que alegaba falta de papeletas de su formación. Una vez subsanado el problema, los ciudadanos se hicieron de rogar hasta pasado el mediodía, cuando las mesas comenzaron a registrar una mayor afluencia de público.

Alejandro Casona. Este centro de votación que sirve a los vecinos de Pinilla y Cabañales apenas encontró ritmo de censados durante las primeras horas de la mañana. Las mesas se constituyeron sin problemas y el ritmo de votación fue de menos a más hasta las horas centrales de la mañana, cuando comenzó a llegar el grueso de los participantes en esta fiesta de la democracia.

Pinilla. El local de la asociación de vecinos de Pinilla sirvió para que votara el grueso de los vecinos de la margen izquierda. No obstante, como fue la tónica general en Zamora, apenas los más madrugadores habían votado al filo de las doce de la mañana. Interventores de las principales formaciones ayudaron a los ciudadanos con sus sufragios, especialmente en lo que tiene que ver con las papeletas del Senado.