El Ayuntamiento de Zamora se prepara para cambiar de color tras veinte años como bastión del Partido Popular. Todo apunta a que en la jornada de hoy, pasadas las doce del mediodía, Francisco Guarido se convertirá en alcalde de la ciudad, la única capital de provincia que puede ser gobernada por Izquierda Unida. No obstante, las dudas están en el aire y en la cabeza del futurible regidor. Los episodios de disidencia acaecidos en el seno del PSOE abren suspicacias en la formación de Guarido, donde prefieren no dar nada por resuelto hasta que finalice el Pleno constitutivo. De hecho, el líder de IU ha declarado ya que está preparado ante cualquier acontecimiento. "Para gobernar o para liderar la oposición", ha asegurado.

El 24-M fue una cita para la historia en la ciudad. Los zamoranos eliminaron de un plumazo la mayoría absoluta del Partido Popular y otorgaron su confianza a Izquierda Unida. Los primeros, perdieron cuatro concejales hasta quedarse en diez; los segundos, ganaron esos cuatro ediles para contar con ocho. Unos resultados que abrieron el panorama político municipal como nunca antes se recuerda en la capital. Los cinco concejales conseguidos por el PSOE y los dos cosechados por Ciudadanos parecían dar la cuenta de lo que iba a ocurrir. PP y Ciudadanos sumaban doce; IU y PSOE, trece. Los números, por lo tanto, parecían indicar un cambio hacia la izquierda en la Casa de las Panaderas.

La noche electoral

Puño en alto y cantando la Internacional. Así transcurrió la noche electoral en la sede de Izquierda Unida, donde se celebraron los resultados como una gran victoria, a pesar de no haber sido la lista más votada. La jarana se alargó lo suficiente como para recibir a un invitado inesperado. Antonio Plaza, secretario provincial del PSOE, recorrió los apenas 300 metros que separan su sede de la de IU para felicitar a Francisco Guarido por el resultado electoral. "Condenados a entenderse", pensaron los zamoranos.

La jornada siguiente a las elecciones municipales, la mitad de Zamora desayunaba con aires de cambio y la otra mitad con la resignación de la victoria insuficiente. Pero en un hogar de la capital, a alguien se le atragantó el café. Fue a José Luis Gómez, el candidato socialista a la Alcaldía, que había conseguido cinco escaños, al comprobar con perplejidad y a través de los medios de comunicación que Plaza visitó a Guarido sin informarle previamente. Ese fue el principio del fin.

La palabra "pacto" se convirtió en protagonista durante los días posteriores. Guarido y Gómez iniciaron conversaciones en un hotel a la vera del río Duero. Pero la situación giró radicalmente cuando Antonio Plaza informó a José Luis Gómez de que él llevaría el peso de la negociación. Aquello no gustó al candidato. Y las diferencias con el partido comenzaron a ser irreconciliables.

La crisis socialista

La cuerda estaba tensa, a punto de romperse. Y el esperado final del culebrón se desarrolló el pasado 5 de junio en la terraza del restaurante Sancho II. José Luis Gómez y Cruz Lucas anunciaban su inminente salida del PSOE, pero sin entregar su acta de concejales. Serían, así, ediles no adscritos en la Corporación Municipal. La guerra estaba desatada.

La enésima crisis socialista convulsionó el panorama político de la capital. En Izquierda Unida caminaban con pies de plomo mientras el PSOE iniciaba una batalla contra Gómez y Cruz. Guarido, al margen, mantuvo reuniones con todas las partes. José Carlos de la Calzada y Antidio Fagúndez, números tres y cinco del PSOE, pasaron por la sede de IU. También Francisco José Requejo, líder de Ciudadanos. Y los no adscritos, por supuesto. "Hablamos con todos menos con el PP", dijo el candidato de IU

El pacto parecía peligrar, pero Gómez y Cruz aclararon todas las dudas: "Guarido tiene garantizado nuestro apoyo los próximos cuatro años". Entre IU y PSOE, las negociaciones siguieron adelante. Los tres ediles socialistas acordarían con los ocho de Guarido un programa marco para desarrollar en el gobierno municipal. Retirada de impuestos, municipalización de servicios, modificación del PGOU y revisión del Plan del Casco Histórico.

Las cuentas

Con todas las cartas sobre la mesa, los contendientes participarán hoy en el Pleno constitutivo. Presumiblemente, y si todo el mundo ha dicho la verdad, Francisco Guarido sumaría los ocho votos de Izquierda Unida, los tres del PSOE y los dos de los no adscritos para alcanzar los trece necesarios para formar gobierno. Clara San Damián contará con los diez votos de sus concejales. Y Ciudadanos se abstendrá. Estas cuentas dan la Alcaldía a Izquierda Unida por primera vez en la historia democrática de Zamora. Tan seguros están de ello en IU que ni si quiera Cayo Lara quiere perdérselo.