Quien suscribe observó hace días que la identidad de mi admirado Baltasar Lobo aparecía impresa en el programa de la candidata Clara San Damián? hasta en dos ocasiones. Habla la popular -lo digo por su pertenencia al PP, pero también por la creciente "popularidad" de su "chester"- de "adecuar" el interior del Castillo de Zamora para ubicar la obra del escultor. Quise pestañear ante la noticia y fracasé en el intento: ¿No debíamos aplaudir el "traslado" de Lobo de su sede junto al Castillo para buscar al de Cerecinos de Campos un alquiler más baratillo en el Ayuntamiento Viejo?

¡Ay, dónde acabará la obra errante de mi amigo! Por fortuna, Baltasar, tu descanso en el parisino cementerio de Montparnasse rodeado de quietud y de personajes de fama mundial te impide conocer los avatares de tus esculturas. ¡Estas sí que no descansan en paz!

Tras estos acalorados pensamientos, hallé al fin la ansiada calma y, entonces, encontré un momento para reflexionar. Quizá, al fin y al cabo, todo consista en que Lobo pueda regresar a su verdadera casa, aunque ni el mismísimo Moneo se atreviera con las reformas pertinentes para que las geniales obras del escultor contemporáneo encontraran acomodo en entre los muros del Castillo. ¿Y si en el fondo San Damián intenta evitar un injusto "desahucio" como si fuera una integrante más de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca?

Sí, ahora lo veo claro. Lobo en el Castillo y habitaciones para Claudio y León Felipe en el Ayuntamiento Viejo. Así reza en el programa de los populares. Que todos merecen un techo que los cobije. No me resulta difícil, pues, imaginar a San Damián con un cartel de la PAH y a voz en grito: "¡Baltasar, sí se puede!".