Desde primera hora de la mañana, en la ciudad se respiraba tranquilidad ante una nueva cita electoral que transcurrió sin incidentes y que mermó la afluencia de visitantes y excursiones a la exposición Aqva de Las Edades del Hombre, tras varios fines de semana de intensa actividad turística. Los cinco colegios electorales, cuatro en Toro y uno en Tagarabuena, en los que los toresanos pudieron ejercer su derecho a voto abrieron con puntualidad y no se registraron problemas a la hora de constituir las mesas. Interventores y apoderados de los partidos políticos también acudieron puntuales a la cita para supervisar el desarrollo del proceso electoral. Uno de los colegios que más actividad registró durante la jornada fue el habilitado en el edificio que alberga el centro de adultos en el que el "goteo" de votantes fue continuo e incluso, en determinados momentos, interventores y apoderados tuvieron que solicitar a los vecinos que esperaban su turno que guardaran silencio para poder realizar las oportunas comprobaciones de identidad en el censo.

En el resto de colegios, la normalidad fue la tónica general. No obstante, durante la jornada se sucedieron diversas anécdotas, protagonizadas especialmente por niños que, en brazos de sus padres, fueron los encargados de depositar los sobres en las urnas, e incluso una pequeña, tras ayudar a su progenitor, reveló el secreto mejor guardado: "Papá ya hemos votado a Podemos". Durante la jornada, las religiosas que habitan los conventos toresanos abandonaron durante un corto espacio de tiempo su clausura para emitir sus sufragios. Entre los votantes, también se encontraban algunos jóvenes que, por primera vez, acudían a la cita electoral. Este es el caso de Anwar Aros que, el pasado 3 de marzo cumplió 18 años. Para decidir su voto, Aros procuró informarse sobre las propuestas de cada uno de los partidos y, aunque como reconoció, "tenía dudas", finalmente se decantó por una de las opciones con la esperanza de que, en los próximos días, se pueda formar un Gobierno que ofrezca más oportunidades a los jóvenes. El hecho de que los ciudadanos no pudieran consultar el censo en los colegios, también provocó momentos de confusión porque, varios vecinos, tuvieron que ir de una mesa a otra para comprobar dónde podían depositar sus votos. Una de las quejas más repetidas durante la jornada fue la necesidad de eliminar las barreras arquitectónicas en algunos colegios que dificultaron el acceso de vecinos con limitaciones físicas.