La clave de las elecciones generales, esta vez, tiene acento rural. Que el líder de Podemos, Pablo Iglesias, inicie la campaña en Villaralbo no es solo demostrar apego a la tierra de acogida paterna. El pretendido homenaje al mundo rural podría haberlo realizado en cualquier otra provincia o en otra comunidad. Pero lo hace en Tierra del Vino, una comarca donde la izquierda ha tenido un peso sustancial y trágico durante la Guerra Civil y la posguerra. También es la comarca en la que obtuvo buena parte de los apoyos en las pasadas elecciones autonómicas.

Tampoco es casualidad que este martes el presidente de Gobierno, Mariano Rajoy, acuda a Benavente, el segundo ayuntamiento de Zamora, perdido por el PP en las municipales por un pacto entre PSOE e IU. Ni mucho menos lo es la presencia intensificada del número 3 de los populares, Fernando Martínez Maíllo, en las distintas comarcas zamoranas ni los guiños realizados a ediles de formaciones como Adeiza. Todo suma y el resultado global puede cambiar el mapa del reparto de escaños zamoranos en el Congreso.

La batalla por ese tercer diputado se desarrolla en los pueblos, feudo tradicional del Partido Popular, que aún conserva el gobierno de tres cuartas partes de los municipios zamoranos, a pesar de la debacle que supuso perder los principales ayuntamientos en los comicios del pasado mayo. En esa fidelidad confían los populares para remontar ese suelo electoral del 40% obtenido en las autonómicas y no dar opción a que otra fuerza pueda arrancarles el segundo diputado por el sistema de reparto de la Ley D´Hondt. Quien más cerca lo tiene, a priori, extrapolando los resultados regionales, es Podemos, que fuera de las ciudades y de los pueblos con mayor presencia de conciencia ideológica, se enfrenta a territorio inexplorado con el objetivo de sumar votos hasta pasar del 12 al 18% para mantener sus opciones. Los descontentos con el PSOE y el voto útil de aquellos que pensaran en Izquierda Unida como alternativa constituyen la bolsa donde tendrá que buscar los seis puntos necesarios, siempre y cuando el PP no remonte al ritmo que le marcan las encuestas nacionales. La división de la izquierda y la hostilidad que haya generado el fracaso de ese gran frente común que pretendía capitalizar el líder de IU, Alberto Garzón es otro de los obstáculos en el camino hacia el 20-D de la formación de Iglesias en Zamora. Fuentes internas reconocen que esos 2.000 votos que podría sumar la candidatura de IU dejarían en la cuneta el sueño de repetir la hazaña de las autonómicas, cuando consiguieron su primer procurador a costa, precisamente, del PP.

En esta semana que se inicia se dará a conocer otra encuesta del CIS con 17.000 entrevistas que incluirá resultados provincializados. Los populares confían en que plasme su recuperación y Podemos que demuestre que sus opciones están claramente por encima de las de Ciudadanos.