El candidato del Partido Popular a presidir la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, comprometió este sábado un plan especial para La Raya “con una inversión mínima de 40 millones y una planificación a cinco años”. Esta iniciativa implicará a las comarcas del oeste de Zamora y de Salamanca y está pensada para “fomentar la creación de empleos, el asentamiento de población y la dinamización económica”. El dirigente del PP citó el peso del emprendimiento y la digitalización dentro de este proyecto y destacó la necesidad de “dinamizar" todo el espacio de frontera.

Este anuncio de Mañueco se convirtió en la propuesta más destacada del acto central de campaña del Partido Popular en Zamora, un mitin que contó con la participación de los líderes autonómicos y locales, y también con el respaldo de uno de los referentes de las siglas en España, el presidente gallego Alberto Núñez Feijóo, que aprovechó la ocasión para impulsar a su compañero en la carrera que concluye el 13 de febrero.

Una mayoría para gobernar sin Vox

El PP está echando el resto para lograr una mayoría suficiente que le permita gobernar sin Vox en Castilla y León, y en busca de ese objetivo se lanzó el mensaje a los más de 600 afiliados y simpatizantes que se dieron cita en la tarde-noche de ayer en Ifeza. Los dirigentes implicados en la campaña son conscientes de que la movilización de los suyos resulta clave en un escenario con novedades que generan incertidumbre, por lo que apelaron al empuje de sus bases para rascar hasta el último voto.

Más allá de esos llamamientos, Mañueco subió al escenario dispuesto a vender su imagen de “estabilidad, certidumbre y solvencia”, al estilo de lo que, a su juicio, transmite Feijóo desde Galicia: “Lo que hace Alberto allí es lo que yo quiero hacer en Castilla y León”, aseguró el presidente de la Junta, que tildó a su compañero de “referente de éxito” a la hora de poner en marcha “políticas capaces de sumar mayorías”.

“Yo quiero eficacia y eficiencia sin trabas”, advirtió el dirigente popular.

En esa línea, el presidente de la Junta durante los últimos dos años y medio defendió su apuesta “por la modernidad, el crecimiento y el futuro” frente a quienes “miran al pasado” para hacer oposición a sus propuestas. Mañueco volvió a referirse a la estabilidad como un valor decisivo en el proceso de gobernanza y utilizó al Gobierno de España como antítesis de lo que busca para Castilla y León: “Yo quiero eficacia y eficiencia sin trabas”, advirtió el dirigente popular.

Mañueco citó en varias ocasiones al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante un discurso en el que le acusó de promover mociones de censura apoyado en tránsfugas: “Yo repudio esa forma de hacer política, tenemos que desterrar los juegos sucios de Castilla y León”, resaltó el mandatario del PP, convencido de su capacidad de gestión para favorecer “el descenso del paro” y de la idoneidad de su modelo para reforzar a las empresas y proteger a los autónomos del territorio: “No estáis solos”, aseguró el mandatario salmantino, en referencia a los trabajadores por cuenta propia de la comunidad.

En ese tramo del discurso, Fernández Mañueco se creció para referirse a su política de “moderada bajada de impuestos”y prometió “la fiscalidad más baja de la historia de Castilla y León”. Además, una de las mayores ovaciones de los suyos llegó cuando reivindicó la eliminación del impuesto de sucesiones y donaciones, una medida que el PP saca a relucir constantemente como declaración de intenciones: “Mientras, la subida de la luz de Sánchez, los combustibles cada día cuestan más y el IPC está desbocado”, repasó el candidato del Partido Popular.

Blindaje de la sanidad

Ya en materia sanitaria, y con el elefante en la habitación del plan piloto de Aliste, Mañueco aseguró que esa comarca y toda la provincia “tendrán más profesionales”. “Quiero una sanidad de primera”, constató el responsable autonómico, que afirmó que “se han acabado las ocurrencias” en esta parcela gracias al “blindaje por ley” que pretende acometer: “También queremos que los mayores estén bien cuidados y bien atendidos”, aclaró el mandatario autonómico del PP, que colocó a Zamora como referente de la “silver economy”.

Para terminar, Mañueco aseguró que pondrá “alfombra roja” a las empresas que se quieran instalar en Zamora, propuso un refuerzo a la industria agroalimentaria, enumeró las infraestructuras que financiará en la capital y confirmó su compromiso con Monte la Reina: “Con dinero, con gestiones administrativas o con lo que haga falta”, recalcó el candidato del PP antes de lanzar un último mensaje de estímulo a los suyos: “La mejor manera de perder unas elecciones es creer que ya están ganadas”.

La intervención de Mañueco fue el plato principal del mitin, pero Feijóo habló a continuación para ponerle la guinda al acto de movilización de los populares. El dirigente gallego se expresó con la soltura que le permite su mayoría en la Xunta y desde la calma que le proporciona no ser candidato en esta ocasión: “Este es el partido del bienestar, de la estabilidad y de la unidad de España”, aseveró el presidente autonómico, que incidió en la pertinencia de que su región y Castilla y León “sigan alineadas” en pos de un futuro próspero.

“O un Gobierno con mayorías o un Gobierno Frankenstein”

Feijóo hizo una defensa del valor de la experiencia para la gobernanza y dividió la batalla electoral en dos luchas: “O un Gobierno con mayorías o un Gobierno Frankenstein”, subrayó el presidente gallego, que divirtió a su público con su metáfora acerca de las ventajas que ofrece “un mecánico que ha arreglado muchos motores” ante quien “no sabe si está en la parte trasera o en la delantera”.

El líder gallego siguió por esa línea y alertó acerca de la llegada de la opción alternativa, liderada por “el peor socialismo de los últimos cuarenta años, que es el sanchismo, mezclado con populismo y partidos separatistas”. “Esa alternativa sin proyecto ni equipo no le interesa a Castilla y León”, añadió.

El presidente de la Xunta cargó también contra los localismos, que luego “siempre están con el PSOE”, atizó a Ciudadanos por ser “la oposición más furibunda” del Gobierno al que perteneció y situó de nuevo al Partido Popular como garante de la buena gestión, en base a “la cultura del esfuerzo y de la exigencia”.

Feijóo se despidió con referencias a la casa grande que, a su juicio, debe ser el PP, con “conservadores, reformistas o liberales”, y también con desencantados del socialismo, y avisó sobre el peligro de “unos señores que vienen aquí a dar lecciones de amar a España”. Ante todo eso, el líder gallego clamó por un apoyo masivo al PP.