Luis Tudanca (Burgos, 1978) vuelve a ser la apuesta del PSOE para impulsar el cambio en Castilla y León. En 2019, el dirigente socialista ganó las elecciones autonómicas, pero el pacto entre el Partido Popular y Ciudadanos le apartó del Gobierno. Esta vez aspira a repetir triunfo y a cuadrar los números para desalojar a la derecha del poder 35 años después.

El candidato socialista, durante la charla. | Emilio Fraile

–Zamora ha perdido un 19% de su población en los últimos 25 años, es la provincia más envejecida del país, su zona oeste se sitúa en densidades de población de seis habitantes por kilómetro cuadrado, hay decenas de pueblos sin una sola empresa y más de cien núcleos por debajo de los 30 habitantes. ¿Es un escenario reversible?

–El diagnóstico es demoledor, y los zamoranos y zamoranas ya lo saben bien, no hace falta que nadie les venga a decir una y otra vez lo mal que están. Lo que tenemos que tratar de decirles es cómo vamos a resolverlo. Hay una parte en la que el daño está hecho. Son 35 años de gobierno del Partido Popular en la Junta, que han hecho que Zamora tenga esa situación, pero si yo pensara que es inevitable no me presentaría como candidato a la Junta de Castilla y León. Claro que creo que se pueden hacer cosas, que la situación es reversible, que la despoblación no es una plaga bíblica ni un destino inevitable. Es verdad que en Castilla y León la despoblación es un problema gravísimo, que en el oeste y en provincias como Zamora es un drama, pero no es cierto que en todos los sitios haya sido esta la evolución. Mientras Castilla y León perdía 200.000 habitantes desde que comenzó a gobernar el Partido Popular, Aragón crecía un 10%; Castilla-La Mancha, un 23%; y España ganaba ocho millones de habitantes.

–Decía hace poco que el Partido Popular podría presentar el mismo programa que en 1987. ¿Considera que las medidas contra la despoblación también están ancladas en esa época?

–Siempre he defendido que el fracaso de esta tierra ha sido en lo que ha basado el Partido Popular su éxito. No es que no haya podido, es que tampoco ha querido poner en marcha ni una sola medida para revertir esa sangría demográfica. En algunas ocasiones van haciendo las mismas promesas legislatura tras legislatura, pero pasan los años, pasan las décadas y Zamora está como está. Por eso, me parece que hay que darle una oportunidad al cambio, a un modelo diferente, porque este camino ya sabemos dónde lleva a Zamora.

El PP ha basado su éxito en el fracaso de esta tierra, siempre lo he dicho

–El Gobierno central ha anunciado el proyecto de Monte la Reina como ejemplo de descentralización. Ana Sánchez sugirió el traslado del Itacyl a Zamora. ¿Tiene trazada ya una hoja de ruta concreta de ese proceso por si alcanzan el Gobierno?

–Primero, podemos hablar de descentralización y podemos hablar de apostar por Zamora porque tenemos hechos que nos avalan. Monte la Reina es un proyecto que sin gente como Ana Sánchez no habría salido adelante. Lo ha peleado con uñas y dientes contra todo y contra todos. También, la reflexión es si ha habido algún otro proyecto comparable para hacer frente a la despoblación en Zamora. No lo ha habido por parte de nadie. En todo caso, sí es verdad que queremos que haya descentralización a nivel autonómico. No solo de las instituciones o de las empresas públicas, que también, sino económica e industrial, una apuesta por el reequilibrio de esta comunidad. No se trata de quitarle nada a nadie, pero sí de darle más a quien más lo necesita, y Zamora necesita más. Nosotros apostamos por un cambio en la arquitectura institucional de esta comunidad, con consenso, con lealtad y con participación. Ya sabemos que es complejo, pero la alternativa es no hacer nada.

–La despoblación también complica la prestación de los servicios. Ustedes se mostraron en claro desacuerdo con el plan Aliste y colaboraron para frenarlo, pero hace falta una solución para los pueblos, donde hay personas que protestan y que se sienten mal atendidas. ¿Cuál es el proyecto que tienen?

–El plan Aliste era un problema. Por cierto, era un plan al alimón del Partido Popular y Ciudadanos, aunque ahora intenten convencernos de lo contrario. Pero es verdad que su retirada, contra la que peleamos mucho los socialistas y la gente en Zamora, no resuelve unos problemas que venían también de antes, de esos 35 años de gobierno del Partido Popular. Nosotros proponemos una reforma de la atención primaria que incremente el presupuesto hasta el 25% del gasto total en sanidad; un plan para la ocupación de plazas de difícil cobertura; o la puesta en marcha de una iniciativa para reducir las listas de espera. Pero, desde luego, todo tiene que empezar por la reapertura de la atención primaria y de los consultorios médicos en el medio rural. No puede ser que haya muchos pueblos de Zamora que lleven un año y medio sin ver un solo profesional médico. Eso debe acabar.

–Vuelvo a uno de los datos de la primera cuestión. Zamora tiene más de cien núcleos con menos de 30 habitantes. ¿Cómo se puede garantizar la atención sanitaria con esa dispersión?

–Me niego a que la labor de un Gobierno autonómico o de una Consejería de Sanidad sea gestionar la miseria. Esto es la pescadilla que se muerde la cola. Como hay mucha dispersión y poca población, pues recortamos los servicios, y como recortamos los servicios cada vez hay menos población y más dispersión. ¿Le damos la vuelta? Quizá, así, revirtamos esa tendencia demográfica que tiene Zamora. En términos de recursos, 1.600 millones de euros en fondos extraordinarios recibidos para atender a la población en la peor crisis sanitaria de nuestra historia. De ellos, 650 no los han gastado, no han sido capaces de gestionarlos. No ha sido un problema de fondos, sino de incapacidad.

Es cierto que hay que corregir el sistema de financiación autonómica

–¿Cree que Castilla y León necesita más fondos procedentes del Estado para hacer frente a su contexto particular y poder prestar los servicios?

–Es cierto que algo que hay que corregir. Por ejemplo, el sistema de financiación autonómica, para atender la dificultad y el coste de la prestación de los servicios en territorios como el nuestro. Ahora hay una propuesta de reforma que habla de nosotros, de cómo somos y de qué necesitamos. Yo me pelearé siempre por una mejor financiación. También diré que me parece cínico e hipócrita que quienes piden más dinero a la vez estén bajándoles los impuestos a los que más tienen. No se puede engañar a la gente. La única manera de tener una buena sanidad pública, una buena educación pública, unos buenos servicios sociales, igualdad de oportunidades, fondos para industrializar o capacidad para dar incentivos es tener un sistema fiscal justo que le pida un esfuerzo mayor a quien más tiene.

–¿Para que vaya el médico a Monumenta hay que pagar el impuesto de sucesiones y donaciones?

–Entre otros, claro. ¿Es que, si no, quién lo paga? El otro modelo es que, quien tiene y se lo puede permitir, se lo pague con un seguro médico privado. El cierre de los consultorios, el deterioro de la sanidad, la falta de profesionales o que se disparen las listas de espera a quien perjudica es a quien necesita la sanidad pública.

–En materia de reindustrialización y desarrollo, Castilla y León tiene muchas necesidades; también Zamora. ¿Contempla planes específicos para cada territorio, como el caso de Soria, o estima más oportuno un plan genérico para toda la comunidad?

–Una de las primeras medidas que planteamos es acordar con los agentes del diálogo social y con el territorio un plan de reindustrialización y un plan estratégico que aproveche los fondos europeos. Pero también, en la pasada legislatura, yo propuse un pacto industrial con el que llegamos a un acuerdo de comunidad, y una de las propuestas era que hubiera programas de fomento territorial específicos. Mi primer acto fue en Benavente para pedir eso. No queremos café para todos, porque no todos los sitios tienen las mismas necesidades, y no todos los lugares tienen las mismas posibilidades o sectores de desarrollo. Hay que hacer cosas diferentes. Por eso queremos que haya una inversión específica para el Puerta del Noroeste, que es un nudo de desarrollo logístico de primer orden nacional.

La regeneración es una de las razones más poderosas para votar

–¿Qué opina de la biorrefinería? ¿Verdaderamente cree que ha habido injerencias o que hay algo más detrás?

–Me parece algo terrible, sobre todo porque se repite la denuncia sobre un determinado modus operandi. Se lo hemos escuchado y leído en sede judicial a empresarios con la trama eólica, pero ya ha pasado muchas veces desde el Caso Zamora. Por eso, una de las razones más poderosas para el cambio es la regeneración, es la decencia en esta comunidad. Tiene que ver con la ética, por supuesto, pero también con que la corrupción de estos 35 años del PP lastra el desarrollo. En el caso de Barcial del Barco, alguien debería dar alguna explicación. Ya son muchos años citando esa biorrefinería y podríamos estar hablando de muchos empleos allí, pero estamos hablando otra vez de corrupción.

–Deduzco que usted apoyaría ese proyecto si alcanza la presidencia de la Junta.

–Por supuesto, pero es que además encaja en esos objetivos de transformación del modelo económico y productivo, además de fijación de población en el territorio.

–Los colectivos rurales también están implicados en la guerra de las macrogranjas. Usted ha hablado de cortina de humo, pero hay pueblos que sufren este problema de manera evidente. ¿Cree que Castilla y León se está enfrentando a una crisis importante con esto?

–Es una cortina de humo del Partido Popular, claramente. En esta campaña quieren hacer todo lo posible para que no se hable de Castilla y León y para que no se hable de su balance de 35 años y su proyecto para el futuro, porque no lo tienen. Aquí sabemos muy bien cuál es nuestro modelo, y nuestro modelo es el social agrario, el que fija población, el de las pequeñas y medianas explotaciones, el que hace que el desarrollo del campo y la ganadería sea compatible con otros usos. Claro que hay que dimensionar el tamaño de las explotaciones ganaderas, y no me sorprende ver protestas como la del otro día en Tábara. La realidad del sector en nuestra tierra es que, en los últimos cinco años, han cerrado 10.000 explotaciones agrarias y hemos perdido 18.000 cotizantes en el régimen agrario. También eso se ha hecho más pequeño. ¿Y ahora viene el Partido Popular a decir que el problema del campo son unas declaraciones de no sé quién hace quince días? Hombre, por favor, no nos tome por tontos.

–Mañueco pide que lo que señalan algunas encuestas se traslade a las urnas. ¿Espera que haya una mayor movilización de la izquierda para evitar que el PP continúe en el Gobierno?

–Yo espero que la gente se movilice para darle una esperanza a esta tierra. Con respecto a lo otro, le digo que el señor Mañueco me ha ganado todas las encuestas desde que fue elegido candidato, pero de momento no ha ganado ningunas elecciones. Todo lo contrario, tuvo el peor resultado de la historia del PP en Castilla y León. Firmo porque siga siendo así.

Mañueco me ha ganado todas las encuestas, pero ningunas elecciones

–En materia política, usted ganó las elecciones de 2019, pero un pacto a su derecha le impidió gobernar. ¿Le molesta la actitud actual de Francisco Igea, cuando fue él quien facilitó que el PP siguiera al frente de la Junta?

–Me alegro de que diga que fue un pacto a la derecha, porque estos de centro liberal han demostrado que siempre cojean del mismo sitio. A ellos me dirijo: hubo mucha gente que no votó al partido socialista en 2019, pero que también votó cambio, porque se lo prometieron. Esto que le estoy oyendo decir al señor Igea y al señor Mañueco ya lo viví en 2019. También decían que no iban juntos, que no iban a pactar, y luego han estado dos años y medio viviendo un romance en el que han sido corresponsables del plan Aliste y de la despoblación. En este periodo se han aprobado solo ocho leyes en Castilla y León, no ha habido iniciativas sobre absolutamente nada. Pero yo ahora no me creo esta escenificación en la que el señor Igea y el señor Mañueco se han caído del caballo a la vez, han visto la luz y se han descubierto el uno al otro. No, no, que estabais ahí juntos y que habéis estado abrazados. Son dos náufragos intentando agarrarse a los restos de un Gobierno que ellos mismos han hundido haciendo mucho daño a Castilla y León.

–¿Habría merecido la pena pactar con Igea?

–Habría merecido la pena darle a esta tierra una oportunidad de cambio, pero bueno, la única parte buena de esta convocatoria electoral, que es profundamente irresponsable en mitad de la sexta ola, es que tenemos una magnífica oportunidad de lograr ese cambio.

–Sé que usted no valora las encuestas como una foto real de lo que ocurre, pero todas auguran una entrada fuerte de la ultraderecha en las Cortes. Además, Vox busca el voto en el medio rural apelando al sentimentalismo de la gente del campo. ¿Le preocupa esta deriva?

–Bueno, buf. A veces cuando les veo y les escucho me parece que saben muy poco de cómo es el campo en Castilla y León. Me parece que son como una parodia. Pero sí me preocupa, a cualquier demócrata le preocuparía que la extrema derecha esté creciendo y que vaya a las instituciones, y le preocuparía que el señor Mañueco esté dispuesto a cualquier cosa, una vez más, para continuar en el poder. Incluso, hacer vicepresidente al candidato de Vox y que pueda llevar al boletín oficial lo que escribe en Twitter contra las mujeres, contra determinados colectivos, contra las minorías, contra cualquiera que no piense como ellos. ¡Claro que me preocupa! Pero me preocupa también que, a diferencia de lo que sucede en el resto de Europa, aquí tengamos una derecha que esté aceptando con normalidad que su única posibilidad de seguir en el Gobierno sea pactar con la extrema derecha.

–Usted no va a pactar con el PP o con Vox. ¿Está dispuesto a hacerlo con cualquiera de las otras fuerzas bajo la premisa de que lo importante es el cambio?

–Sin ninguna duda. Necesitamos un Gobierno de cambio, y hablaré con todos los que quieran sumar y charlar de decencia, de regeneración, de sanidad pública, de mejora de los servicios y de afrontar el reto demográfico. Mi único límite es que no negociaré con la extrema derecha. Nunca. En la pasada legislatura sí firmé cuatro grandes acuerdos de comunidad con el Partido Popular, porque para mí lo primero es Castilla y León, antes que cualquier interés partidista. El criterio no puede ser a quién beneficia electoralmente un acuerdo; hay que pensar en la gente. Pero 35 años son demasiados. Si los resultados hubieran sido buenos, a por más, ¿pero seguimos por el mismo camino y que desaparezca lo poco que queda?

Nunca negociaré con la extrema derecha

–Usted señalaba en una entrevista reciente que se negaba a creer que la corrupción no pasara factura. ¿Cree que el PP está logrando desviar la atención de este foco?

–Me parece que la premisa básica de la actitud de un servidor público es la honradez. Sin eso, todo lo demás... Además, aquí no estamos hablando de un caso. Estamos hablando de las primarias del señor Mañueco o de la trama eólica, ¿Cuánto se habrá ido por el desagüe? También hablamos de la Perla Negra y de tantos otros casos de corrupción. No puede ser que eso no tenga un castigo. Tengo la convicción de que nadie se ha creído que estas elecciones fueran por otro motivo que no sea la guerra interna del PP y tratar de tapas sus casos de corrupción.

–Hay informaciones que señalan que Pedro Sánchez está un poco apartado de la campaña de Castilla y León. Hoy va a estar en Zamora. ¿La previsión del partido es que se vaya a implicar de un modo más intenso en estas dos próximas semanas?

–Yo soy muy crítico con el “Madridcentrismo” de este país, que le está haciendo mucho daño a buena parte de España. Creo que no nos ven o debemos estar tan lejos que no saben lo que pasa. Pedro Sánchez estuvo en Palencia, estuvo en Burgos, hoy está en Zamora y viene en otras tres ocasiones en campaña. Aquí hemos puesto en marcha Monte la Reina, muchos proyectos más en otras provincias y acabamos de impulsar también la revalorización de las pensiones. ¿De verdad piensan que tenemos algo por lo que sentirnos cohibidos a la hora de defender la gestión? En absoluto. Pero es cierto que, en Castilla y León, queremos que se hable de Castilla y León. Ya está bien de que también en esto el PP nos considere una sucursal.