Francisco Igea (Valladolid, 1964) amaneció el 20 de diciembre siendo vicepresidente de la Junta de Castilla y León y llegó a la hora del almuerzo ya cesado. Cabeza de lista por Valladolid en las elecciones regionales del año 2019, Igea fue desde el verano de ese año la “mano derecha” de Alfonso Fernández Mañueco. Lo fue hasta que el presidente decidió disolver las Cortes y convocar elecciones. El exvicepresidente, que se confiesa el “principal sorprendido” por la convocatoria electoral, repite como candidato a la presidencia con diferentes aspiraciones que en 2019. Imposibles parecen los doce procuradores que Ciudadanos tuvo en las Cortes ya disueltas. Con todo, asegura, “salimos a ganar, queremos gobernar”.

–¿Cuándo se entera Francisco Igea de la convocatoria de elecciones?

–Cuando todos los españoles. Yo estaba en una entrevista en Onda Cero, cuelgo y nada más colgar me llama el presidente, me cuenta que tanto yo como el resto de consejeros de Ciudadanos estamos cesados y que va a convocar elecciones.

–Un poco antes que el ya famoso tuit del presidente.

–Casi a la par. Está esperando a que acabe la entrevista para que no pueda decir nada en antena. Ellos saben que yo iba a estar en la radio y esperan a que acabe la entrevista para anunciar que convocan elecciones.

–Ese fin de semana hay declaraciones de García Egea que, vistas ahora, pueden tener otra lectura. También Mañueco dice en Zamora que “hay que hacer del PP una fuerza imbatible”. ¿No se lo veían venir?

–Visto ahora, se puede pensar eso… Sí habíamos visto cierta actividad, cierta tensión, sobre todo desde las discrepancias con la Atención Primaria. Pero estábamos trabajando para aprobar los presupuestos y pensábamos que, por mucho que quisieran elecciones, era más sensato aprobar las cuentas que no aprobarlas. La verdad es que no estábamos pendientes de eso. Siempre hemos trabajado para agotar la legislatura.

–¿Qué se le pasa por la cabeza cuando el presidente habla de traición?

–Indignación. Hemos mostrado la más absoluta lealtad no ya al presidente, sino al propio Gobierno y a los ciudadanos. Hemos pasado los dos peores años de la historia política de este país desde después de la guerra. Que nadie dude de nuestra lealtad. Nadie puede decir que en el Parlamento, en una rueda de prensa, no nos hayamos comportado con lealtad. El que había era nuestro gobierno. Hemos defendido a nuestro gobierno, estábamos contentos con como iban las cosas. Nadie nos puede decir que hemos sido ni medio desleales. Dicho esto, me tomo las palabras de Mañueco con sorpresa e indignación. Estábamos a lo que teníamos que estar y mientras este tipo estaba, con perdón, pendiente de las putas encuestas. Nosotros estábamos a que la pandemia nos costara la menor cantidad de vidas posible.

Igea, en un momento de la entrevista. EMILIO FRAILE

–Parece casi imposible que Ciudadanos alcance los resultados de 2019. ¿Con qué perspectivas van a las urnas?

–Es una campaña difícil, cierto, pero está abierta. No sabemos de quién va a depender el Gobierno. Salimos a mostrarnos orgullosos de lo que hemos hecho, a presumir del trabajo hecho durante estos años. Por primera vez en muchos años afronto la campaña con la libertad de decirle a la gente que valore lo que hemos hecho. Esta comunidad ya ha visto el cambio, lo que es ser transparente. Ahora hay que explicar eso en estas semanas. Hay que explicar las cosas y pensar que lo que nos jugamos aquí no es el futuro de Pablo Casado, ni el sanchismo, ni toda esa basura de la que se habla. Nos jugamos la despoblación, la economía, la política industrial, la cultural, el futuro del turismo rural.

–No hay que hilar muy fino para saber lo que opina usted de la dimensión nacional que ha tomado la campaña…

–Me parece un insulto a los ciudadanos de la comunidad, a su inteligencia. Es inadmisible. Hay que preguntar qué hay de lo nuestro, pero no de una forma egoísta. ¿Es que no nos va a tocar hablar de lo nuestro ni cuando votamos solo nosotros? ¿Vamos a hablar aquí también de los problemas de los demás? A esta comunidad ya le toca un debate sobre la sanidad. ¿No lo vamos a hacer ni en esta campaña? ¿Vamos a hablar solo del sanchismo?

–Fue precisamente la sanidad la primera gran brecha de la coalición.

–No hubo brecha al principio. Ustedes estaban ahí cuando el PP defendía la necesidad de la reforma de la Atención Primaria, desde la delegada territorial hasta el presidente lo hacían.

–¿Y qué pasó en septiembre?

–Pues que el PP empieza a preocuparse porque hay costes electorales. Como la pandemia ha retrasado las decisiones, esto ya se puede juntar con las municipales y, amigo, eso son las diputaciones. Si ya nos queda poco poder y encima perdemos las diputaciones, nos metemos en un lío. Francisco Vázquez, Alejandro Vázquez, el actual consejero de Sanidad que ahora no tiene rubor ninguno, nos dicen que tenemos razón. Pero que eso les va a costar muchos votos y pueden perder las elecciones. Y por ahí no pasan. Les decimos vale, nos lo echas a nosotros encima pero lo dejamos hecho. Y nos dicen que de ninguna manera, porque eso afecta a las elecciones y por encima de las elecciones no hay nada.

–¿Qué le parecen los cambios en la Consejería de Sanidad?

–El nuevo consejero… La mano derecha de Mañueco en estos dos años, al que no hemos visto el pelo en las reuniones sobre la pandemia. Ahora se entera de que faltan 300 médicos. ¿Pero dónde has estado? ¿Cómo tienes el cuajo de salir ahora y decir que faltan 300 médicos? Pero vamos a garantizar la sanidad porque vamos a hacer una ley… ¿Pero qué patochada es esta? ¿Cuándo hagas una ley van a aparecer los médicos? ¿O qué estás ofreciendo a los ciudadanos? Pues consultorios infradotados, que no sirven… Nosotros proponemos telemedicina, servicios de enfermería, urgencias dignas… Todo estaba en nuestro plan.

Me parece un insulto a los votantes que la campaña tome dimensión nacional, es el momento de hablar de lo nuestro

–Decía Verónica Casado que el problema del llamado “Plan Aliste” es que no se había sabido explicar.

–Se desistió de hacerlo porque el PP tomó la decisión de votar, en septiembre, con el partido más conservador de la comunidad, que es el PSOE.

–¿No se esperaba lo que pasó en aquella votación?

–Hombre, veía resistencias. Estábamos negociando una posición común cuando habla el presidente y dice lo que dice. Lo hacen para provocar.

–Por entonces es cuando Javier Maroto carga, en nombre del PP, contra Verónica Casado.

–Menudo personaje. Yo tengo para mí que este tipo es más de Sanitas que de Sacyl. Es un personaje. Otro desagradecido al que se hizo senador en cumplimiento de nuestros acuerdos pero que ha dado la talla de su hombría. Un hombre esencialmente deshonesto.

–Hablaba de provocación.

–Ellos buscaban que rompiéramos el Gobierno, pero decidimos que no lo haríamos aunque ellos querían una reacción airada. Entendimos que lo mejor para los ciudadanos era una actividad del Gobierno continua. Esto les descoloca. Nosotros pusimos los intereses de la comunidad por encima de los electorales. Sobre Sanidad, hemos ejercido la competencia en el peor momento posible. Con todos los respetos. ¿A quién se le ocurre que la política sanitaria la lleven los alcaldes de los pueblos? Que tengan voz, vale, pero para ejercer esa responsabilidad nos han elegido los ciudadanos.

–¿Quién lleva la política sanitaria en el Gobierno actual?

–El mismo que la industrial, el mismo que es responsable del diálogo social… Las encuestas.

–¿Y esto usted no lo sabía hasta diciembre?

–Del interés del presidente por las encuestas me entero hace tiempo. Cuando nosotros mirábamos los artículos médicos, la opinión de los expertos… él estaba mirando las encuestas para tomar decisiones.

–La última disputa fue a cuenta del Pasaporte COVID.

–Nosotros dijimos que no iba a funcionar. No porque seamos adivinos, porque veíamos lo que pasaba en los países que ya lo tenían. Teníamos ya la evidencia de que los vacunados transmiten la enfermedad. Ahí se decide hacer una apuesta arriesgada, que es no aprobar grandes restricciones a la espera de que las UCI no colapsaran y esperando una subida no grave de la mortalidad. Había discrepancias, cierto, y convocamos al comité de expertos. Nosotros le mandamos el acta y él decide convocar elecciones.

El exvicepresidente Igea. EMILIO FRAILE

–La cara de la pandemia en Castilla y León han sido Verónica Casado y usted. ¿Se arrepiente ahora de haber asumido esa responsabilidad?

–No. Es más, estamos orgullosos. Tenemos la satisfacción de decir que no mentimos, que tomamos las decisiones correctas. Me importan poco los votos, el desgaste. El mío y el de Verónica. Hemos preservado la vida de los ciudadanos.

–Pero sí es consciente de que eso ha tenido un coste.

–Sí, sí. Nos lo hemos comido como unos campeones. Pero es que hemos hecho lo que teníamos que hacer. El presidente ha estado escondido, no ha sufrido desgaste, cierto también. Hemos demostrado a los ciudadanos que se puede ser honesto y estar en política. Ahora hay que explicar esto a los ciudadanos. Hemos hecho las cosas bien, el PIB ha caído menos que en Madrid, igual que el paro.

–Ya que habla de Madrid, ¿Qué le parece la nueva relación del presidente con Ayuso?

–El ayusismo es un fenómeno como el de Los Pecos. Incomprensible. Esto lo hablaba yo con el presidente y él se reía. Ahora es el mayor ayusista. Pero las cifras son mejores que las de Ayuso. No sé si vamos a poder con el ayusismo, lo vamos a intentar.

–Vamos a dejar de lado la sanidad. Hace unos días usted aseguró estar dispuesto a pactar tanto con el PP como con el PSOE.

–Sí, estoy dispuesto.

–Después de la enorme tensión vivida en dos años y medio, ¿puede usted pactar algo con Luis Tudanca?

–Sí, porque no hacemos política desde el rencor. Una vez pasan las elecciones, estoy dispuesto a hablar con todo el mundo que quiera hacer política. No se hace política desde el rencor, lo que nosotros queremos es que nuestras propuestas avancen y nuestras políticas se hagan y para eso tenemos que gobernar. Nuestra intención es gobernar.

–¿Y para aprobar sus políticas sirven los dos, PP y PSOE?

–Pactaremos con quién más nos deje gobernar, con quién más sea capaz de adaptarse a nuestros programas. El problema de Tudanca no es si nos llevamos bien o mal. Es su política fiscal, es que en política sanitaria es un conservador, como en ordenación del territorio o transparencia. No es un problema personal, es pensar si es capaz de llevar a cabo las políticas que nosotros queremos. Mi intención es hacer lo que he hecho desde 2019: gobernar. Quién más margen nos deje, ese será, porque entendemos que nuestras políticas son buenas y dan resultados. Dicho esto hay una persona, un personaje, en el que es difícil confiar. Nadie entendería que yo volviera a hacer presidente otra vez al señor Mañueco.

–Con el PP sí, pero sin Mañueco, ¿correcto?

–Ahí está Jesús Julio Carnero, con el que tengo buena relación. Isabel Blanco, a la que he defendido públicamente y no tengo problema en hacerlo.

–O sea que, en cierta medida, sí es un tema personal con el presidente.

–No, es un tema de honestidad personal. Los ciudadanos no pueden admitir la deshonestidad. Hemos tenido de presidente a un pirómano, a un tipo que aprieta el botón nuclear en contra de los intereses de sus ciudadanos. Nadie entendería que yo le volviera a dar la confianza. No es personal, en política no hay nada personal. Pero a un hombre que con crecimiento, con buenos resultados, se carga los presupuestos y pone en riesgo la recepción de fondos europeos, no le puedo volver a dar el apoyo. Esto no es personal.

–¿Me dice que no se lleva, ni un poco, al plano personal la relación con una persona que le ha llamado traidor?

–Es que Alfonso no es mi familia. No es mi hermano, ni mi mujer, ni mi hijo, ni mi amigo. Desde el punto de vista personal, es un tipo indiferente para mí. No me genera nada. Ha presidido la comunidad y es un responsable político irresponsable. Ha puesto en riesgo el futuro de las empresas, que no podrán aprovechar los fondos europeos, las vidas y las haciendas de los ciudadanos de la comunidad. No estás capacitado para ejercer esta responsabilidad. No es ya que te hayas escondido, que hayas sido incapaz de ser un líder, es que has puesto muy por delante tu interés personal al de los ciudadanos. Que me haya llamado traidor es secundario.

–¿No hay contraprestación posible que el PP pudiera ofrecerle para volver a hacer presidente a Mañueco?

–No lo veo. Porque es el presidente el que tiene la prerrogativa de convocar elecciones y no le voy a volver a dar esa capacidad.

–¿Y el PSOE, que le puede ofrecer para que usted hiciera presidente a Tudanca?

–Que cambie. Que deje atrás sus propuestas de subida fiscal, conservadurismo en las políticas de regeneración, ordenación del territorio. Veremos. Pero no es personal. Se trata de llevar a cabo nuestras políticas. Mi tarea es llevar tan lejos como pueda las propuestas que hace mi partido. Pactaría si me dejan responsabilidad para llevarlas a cabo. Si me dejan gobernar.

–¿Cree que íbamos hacia otra primavera con moción de censura?

–Creo que es muy poco probable. Tudanca hizo lo posible porque quedase claro, y eso lo sabía yo, el presidente y todos los ciudadanos. Cuando presentas dos mociones de censura en la misma legislatura y las pierdes entras en el Olimpo de la inutilidad política, y no creo que Tudanca estuviera dispuesto.

Tudanca no habría presentado otra moción de censura en primavera; presentar dos en una legislatura y perderlas le situaría en el Olimpo de la inutilidad política

–¿Está en condiciones de asegurar que todos los procuradores de Ciudadanos volverían a votar como el año pasado?

–Claro. Es que votamos a favor de defender a nuestro Gobierno. El que había era nuestro Gobierno.

–También lo era cuando María Montero, procuradora por Salamanca, anuncia que vota a favor de la moción de censura el año pasado.

–Oiga, si por cada error personal cuestionamos a todo el partido, no tendríamos partidos.

–Estoy de acuerdo con eso, pero es que lo que pasó con Montero no es una anécdota aislada en Ciudadanos.

–Ni en ningún partido. En el PP hay unos señores que ahora encabezan otro partido en Ávila, el que fuera presidente de la Diputación para más datos. ¿Por qué lo que no se le pide a otros se nos pide a nosotros? Nosotros ya lo hemos demostrado. ¿Por qué no va a comprar el PSOE a un procurador del PP? ¿Por qué tiene que ser de Ciudadanos? En asunto de compras y ventas ellos tienen más experiencia que nosotros.

El fenómeno del ayusismo es como el de Los Pecos: incomprensible. Esto lo hablábamos el presidente y yo, y él se reía, pero ahora es el mayor ayusista

–¿Cómo afectó al partido la moción de censura de Murcia?

–Gravemente, pero hemos pagado sobradamente nuestros errores. Ya me gustaría a mí que el resto de partidos pagaran el mismo precio. A nosotros los errores nos salen mucho más caros. La gente puede robar y le sale gratis y nosotros cometemos un error y vamos a la extinción. Todos cometemos errores.

–¿Cómo valora el liderazgo nacional de Ciudadanos en el último año?

–Está en mano de alguien que legítimamente ganó un congreso contra mí. Es mi presidenta y estoy con ella. Estamos reconduciendo errores importantes, que se han reconocido. Esto no lo hace nadie y me parece un gesto de honestidad.

–¿Habla con Juan Marín?

–A menudo.

–¿Y qué le dice?

–Pues que ojalá tengamos buen resultado. Vendrá en campaña. Él ha tenido la suerte de encontrar un socio honesto. Aquí hay mucha gente honesta, muchos consejeros del PP con los que hemos trabajado bien, pero nosotros hemos tenido la mala suerte de encontrar una persona deshonesta al frente.

–Parece que el futuro de Marín y el suyo es el mismo: elecciones.

–En Andalucía serán en junio o en septiembre. Lo más posible es que antes de verano, no tiene sentido retrasarlo mucho más.

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