-¿Hay una Rosa Valdeón más "libre de lastre" como candidata autonómica?

-Hay mucha ilusión por esta nueva etapa, aunque, a pesar de la experiencia previa que tuve como consejera de Familia, y de las ganas de trabajar, también admito que hay algo de "miedo" por lo nuevo. Pero esa experiencia, porque conozco el terreno en el que voy a trabajar, hace que, al mismo tiempo, me sienta tranquila. Es verdad que la Alcaldía genera tensiones, aunque yo nunca he tenido enfrentamientos personales con los concejales de la oposición, pero hay gente que no lo ve, de manera que la visceralidad del adversario se siente de una manera particular sobre el alcalde o alcaldesa de turno. Yo mantengo que la rivalidad puede estar en los programas, nunca en las personas.

-Esta es, sin duda, la campaña más abierta y de mayor incertidumbre ¿Cómo lo percibe desde su perspectiva tanto de candidata como de coordinadora de la campaña regional del PP?

-Tengo la sensación de que hay dos mundos: uno, el que se habla, el que se ve, el que aparece en los medios de comunicación, en el que se manifiesta abiertamente el enfado de los ciudadanos. Pero lo que yo vivo realmente es el de una gente de la calle cariñosa, comprensiva, cercana. En ese momento, cuando sientes el cariño de la gente piensas, "esta es una campaña normal", pero es verdad que el otro debate existe, que hay partidos o movimientos que han surgido en los últimos años. Esta es la campaña no es solo la más abierta, es la más inesperada. Cuando decimos que las encuestas nos dan uno u otro resultado?Creo que nadie sabe lo que habrá al final hasta el mismo día de las elecciones.

-Hay encuestas que pronostican la caída del PP, incluso la pérdida de la mayoría absoluta. En el caso de Zamora, el quinto procurador obtenido hace cuatro años ¿es hoy una utopía?

-Confiamos en mantener la mayoría absoluta, pero es cierto que no tenemos la misma seguridad que en otras ocasiones. Hay que ser realistas y lo último que debemos es engañarnos nosotros mismos. Hay un descontento ciudadano, concentrado en partidos minoritarios, que puede distorsionar el resultado en total. En Castilla y León partimos con ventaja, porque las políticas se han hecho de una forma razonable, se han mantenido los servicios, ninguno de los esenciales se ha cerrado y eso puede ayudar.

-¿Acusa el desgaste que señalan las encuestas?

-Es lógico el desgaste. Hablamos de tiempos malos para las administraciones, pero sobre todo, para las familias. Se han tenido que paralizar proyectos, y es comprensible el enfado en un primer momento, pero posteriormente yo creo que la ciudadanía lo entiende. Lo cierto es que en Zamora se han hecho muchos más proyectos de los que pensábamos: tres centros infantiles, las escuelas de música y enfermería, el arreglo de las márgenes?Pese a las necesidades y las limitaciones. Pero lo innegable es el enfado ciudadano, no con la política, sino con algunos políticos. Debemos desvincular la política de quienes la han pervertido y eso exigirá tiempo, que el ciudadano también aprenda a discernir y el político a comprometerse más. Los ciudadanos nos están exigiendo, además, que haya una participación más activa, no solo a través del voto cada cuatro años, para que se sientan representados en las grandes decisiones. Hay que dar un paso más, y en esa línea va el "diálogo civil" que plantea el presidente Herrera, la vinculación de todos los colectivos implicados en esas decisiones. Sí, repito, hay enfado en la calle y la aparición de nuevas fuerzas es un síntoma, pero ojo, hay que preguntarse si estas formaciones tienen capacidad para gobernar, porque la experiencia también cuenta. Así que el deber de los partidos que sí tenemos esa experiencia es limpiarlos de cualquier práctica poco transparente. Evidentemente, los corruptos fuera y abramos fórmulas de participación. A los políticos nos toca reinventarnos porque el ciudadano lo quiere así.

-Su vuelta a la política regional ha desatado todo tipo de especulaciones sobre su futuro político. ¿Entrará en la "carrera" por la sucesión de Herrera?

-No me veo en eso. Yo estoy aquí para trabajar junto a Herrera, pero no tanto como lo que me plantea. Me da infinito respeto, no me veo en ninguna carrera por la sucesión, ni me lo planteo.

-¿Se ha sentido como un verso suelto del PP en polémicas como la que protagonizó con la polémica sobre la ley del aborto?

-Es que son cuestiones de conciencia personal y me siento en la obligación de decirlo. Y en temas como este me encontré no solo el apoyo de mucha gente del partido, sino de muchos ciudadanos sin ideología concreta. No es una situación cómoda, porque puede haber posturas de determinadas personas que te duelen, pero no queda más remedio que encajar esas críticas, me compensa toda esa gente que cree, como yo, que hay que hablar claro.

-¿Es partidaria de la reforma electoral que propone su partido?

-Es una cuestión a pensar detenidamente, que exige acuerdos con los mayoritarios y minoritarios, pero sí, algo hay que hacer. El ciudadano vota para que alguien gobierne y asume que esa persona puede ser otro candidato al que no haya votado, y que debe gobernar para todos. Pero situaciones como la de Andalucía son muy preocupantes.

-¿Le queda algún resquemor de sus espinosas relaciones con compañeros de partido?

-Creo que ambas partes hemos pasado página.