El barómetro del CIS no ha debido gustar en los cuarteles de todos los partidos que aspiran a llegar a la Moncloa en las elecciones del 20D, las más reñidas de la democracia y con la política cada vez más parecida a un espectáculo, pero con los candidatos entregados a la causa mitinera.

Tras un larguísimo preámbulo, esta medianoche se ha dado oficialmente el pistoletazo de salida para la contienda electoral con los mítines de apertura y la pegada de carteles,con los mítines de apertura y la pegada de carteles y unas horas antes el CIS ha puesto sobre la mesa su encuesta, que tiene su intríngulis, sobre todo por su efecto psicológico, al margen del acierto o no en los resultados.

Gana el PP de Mariano Rajoy con entre 120 y 128 diputados, el PSOE rompe su suelo y tendría entre 77 y 89 escaños y Ciudadanos está pisándole los talones (entre 63 y 66), en una línea similar a otros sondeos. Así, PP y Ciudadanos sumarían mayoría absoluta.

No obstante, un 41,6 por ciento de los españoles que tiene intención de votar reconoce que aún no ha decidido su papeleta. Y ese es el clavo ardiendo al que se agarran todos: el PP para intentar ensanchar su previsible mayoría, el PSOE para ver si da el sorpasso, Ciudadanos tratando de consolidarse y Podemos en pos de su remontada.

Con ese panorama demoscópico, en el PP se han apresurado a instar al resto de partidos a que aclaren ya si dejarán que gobierne la lista más votada, mientras que desde el PSOE se ha recurrido a un clásico de las campañas: el voto útil.

"Hay motivos para la esperanza", dijo Rajoy desde Málaga esta noche, antes de viajar a Madrid para la pegada de carteles, mientras que Pedro Sánchez, desde Tomelloso, en Ciudad Real, acusó al PP de manipular todo, "desde la justicia a la Agencia Tributaria y hoy las encuestas del CIS".

No pareció importarle al líder de Podemos, Pablo Iglesias, que este sondeo le dé como mucho 49 diputados, y eso sumando todas las marcas con las que confluye, porque él ya se siente presidente y por ello se sentó "simbólicamente" en la bancada azul se sentó "simbólicamente" en la bancada azulreservada a los miembros del Gobierno en el Congreso, que visitó aprovechando las jornadas de puertas abiertas por el aniversario de la Constitución.

Si su presencia era prólogo de lo que nos espera en la próxima legislatura, prepárense. Casi nada más llegar se enzarzó en una áspera discusión con la vicepresidenta primera de la Cámara, Celia Villalobos, a cuenta de la corrupción en el PP.

Otro que se estrenó en el Palacio de la Carrera de San Jerónimo fue Albert Rivera, en su caso con menos bronca y más emotividad, hasta el punto de que un hombre mayor no pudo contener las lágrimas al cruzarse con él.

Quienes no tendrán ocasión de pisar el hemiciclo, si se cumplen los pronósticos del CIS, son algunos de los fichajes más sonados, como la comandante Zaida Cantera (seis de la lista del PSOE por Madrid) o el ex jefe del Estado Mayor de la Defensa Julio Rodríguez (dos de Podemos por Zaragoza). Tampoco Eduardo Madina o el ex alcalde de Vitoria Javier Maroto.

Garzón, convencido de que dará la sorpresa

La encuesta del CIS no pinta bien para IU (3 ó 4 escaños), pero su candidato, Alberto Garzón, está convencido de que darán "la sorpresa" y de que su voto será "determinante".

Peor le pintan las cosas a UPyD, al que el sondeo deja fuera del Congreso, lo mismo que a la UDC de Josep Antonio Duran Lleida.

El CIS apunta tendencias, pero la dinámica electoral es la dinámica electoral. Y los candidatos ya están en ruta.

Un día después de pasar por el programa de Bertín Osborne en TVE -récord de audiencia, por cierto-, Rajoy dijo que al Gobierno "se llega aprendido, bregado y habiendo visto muchas cosas", porque a veces hay que tomar decisiones difíciles y "para eso se necesita algo más que ir a un plató de televisión".

Rajoy -este jueves estuvo en Melilla, en Málaga y en Madrid- deslizó uno de los mensajes fuerza del PP desde hace varias semanas: que la situación en España ha mejorado mucho, pero que todavía "hay algunas nubes en el horizonte" y que no estamos para hacer "experimentos".

Tampoco quiere experimentos Pedro Sánchez, que ve a los nuevos partidos como "viejos conocidos", en alusión directa a Ciudadanos, al que equipara con el PP. "El único partido que puede ganar a las derechas de Mariano Rajoy y de Rivera es el PSOE", advirtió.

Pablo Iglesias se fue hasta un pueblo zamorano para cenar con su padre -cena de trabajo, eso sí- y pegar carteles. Allí, al filo de la medianoche, reivindicó a Podemos como el "instrumento de la gente".

Mientras tanto, en Madrid, Albert Rivera pedía juego limpio a los suyos. "Nosotros no sabemos jugar en el barro", aseguró.

Este jueves se conoció que se investiga si la magistrada en excedencia Victoria Rosell, candidata de Podemos por Las Palmas, favoreció a un empresario, algo que ella negó rotundamente antes de acusar al ministro de Industria, el canario José Manuel Soria, de "estar detrás" del caso. Poco después, Soria anunciaba que había puesto en manos de sus abogados esas acusaciones.

Sea como sea, los candidatos sacaron sus mejores sonrisas haciendo suya una de las frases del primer ministro británico Winston Churchill: "Soy optimista. No parece muy útil ser otra cosa". Y es que faltan 17 días para que se baje el telón.