¡Ay, las rabietas! Hay rabietas de niños pequeños o rabietas adolescentes…y el origen es que nuestros hijos no toleran la frustración. A cualquier edad, estos ataques de ira por frustración nos ponen a prueba, nos sacan de nuestras casillas, nos hacen pasar un mal rato en público y nos llevan a preguntarnos: “¿Lo estaré haciendo bien?”, “¿Por qué mi hijo se enfada tanto cuando las cosas no salen como quiere?”, “¿Estaré educando a un tirano?”.

Vamos a empezar a tranquilizarnos. Las rabietas son una fase normal en el desarrollo de nuestros hijos y una señal de que están madurando. Es complicado verlo así cuando se tira al suelo porque no le compras una chocolatina en el super y todo el mundo te mira, pero imagina un niño que no quiera conseguir lo que quiere, que acepte de buen grado todo, que no deje bien claro que tus intereses y los suyos no concuerdan. Quizás eso te parecería extraño ¿verdad?

Claro que decir que las rabietas son una fase normal del desarrollo de nuestros hijos no debe llevarnos a pensar que no hay que enseñarles a llevarse mejor con la frustración. Si lo hacemos, les haremos un gran regalo para toda su vida. 

La importancia de gestionar la frustración de nuestros hijos

Begoña Ibarrola, psicóloga y autora de cuentos infantiles, nos dice que la tolerancia a la frustración es como un músculo, que tiene que ejercitarse, y que la tolerancia a la frustración “es uno de los aspectos más importantes en la construcción de una personalidad sana”, porque en la vida nuestros hijos se van a encontrar con muchas adversidades.

Begoña Ibarrola nos propone en este vídeo algunas ideas para enseñar a nuestros hijos a tolerar la frustración en el día a día.

Muchas veces los padres intentamos ahorrar a nuestros hijos las frustraciones. Sin embargo, si queremos tener hijos felices en lugar de hacer que el viento siempre sople a su favor hay que enseñarles también a navegar en tempestades. Cuando hablas con tu hijo, le ayudas a poner palabras a esas emociones, le ayudarás a procesarlas y encontrar la calma que tanto necesita.

Si conocemos el cerebro veremos que hay tres niveles de procesamiento. De modo que cuando un niño está enrabietado no va a servir que hablemos desde la lógica, porque es su cerebro emocional el que le está dando las órdenes, así que podemos utilizar la empatía o esperar a que su cerebro emocional se calme.

Consejos para enseñar a tu hijo a tolerar la frustración

Como todos queremos que nuestros hijos (y nosotros mismos) convivamos mejor con nuestra frustración, te proponemos como resumen estas ideas:

  1. Como nos dice Begoña Ibarrola, es necesario legitimar su enfado o su ira. No parece buena idea negar esas emociones, sino tratar de acompañarlas desde la calma.
  2. En plena rabieta, no podemos ponernos a razonar, porque nuestro hijo, presa de un estallido emocional, no lo va a entender. Hablémosle con empatía o esperemos a que se calme.
  3. Ayuda a llevarse mejor con la frustración el valorar su esfuerzo y el que se plantee metas. No te centres solo en el resultado y desdramatiza los errores.
  4. Para mejorar su tolerancia a la frustración, Begoña Ibarrola te propone enseñarles a esperar y a perder.
  5. También puede ayudar el preguntarles por alternativas, por posibles soluciones ante la frustración: “¿Cómo podemos resolver este problema que nos causa tanta ira?”.
  6. Muy importante es que padres y madres seamos ejemplos de autocontrol ante las frustraciones: aunque las cosas nos salgan mal no nos rendimos y seguimos teniendo una actitud positiva, buscando soluciones y no dejándonos atrapar por lo que Begoña llama pensamientos rumiantes.