La tranquilidad que se respira en las calles de Toro, tras casi siete meses plagadas de turistas que han visitado la XXI exposición de Las Edades del Hombre, contrasta con la frenética actividad que se respira en el interior de las sedes de la muestra, en las que el pasado martes comenzaron los trabajos de desmontaje y devolución de las 139 piezas que se han exhibido en Aqva. No solo el personal de la Fundación se afana estos días por devolver a la Colegiata y a la iglesia del Santo Sepulcro a su estado original, sino que también cobran un protagonismo especial los denominados "correos" que actúan como fedatarios para certificar que las piezas expuestas en la muestra no han sufrido ningún daño, que el proceso de desmontaje se realiza con plenas garantías de seguridad, que su embalaje es el que precisan obras de tanta importancia histórica y artística y que llegan a sus lugares de origen en perfecto estado.

Ruth Domínguez Viñas, conservadora del Museo Etnográfico de Castilla y León con sede en Zamora, ha regresado esta semana a la Colegiata para supervisar los trabajos de desmontaje y embalaje de las ocho piezas cedidas por la entidad para la exposición Aqva, función de "correo" que ya desempeñó, pero a la inversa, antes de la inauguración oficial de la muestra. En concreto, las piezas cedidas por el Museo Etnográfico de Castilla y León eran tres cántaros de Toro y otras cinco obras procedentes de Moveros: dos tinajas, un cántaro, una cantarilla y una barrila. En el interior de la Colegiata, Domínguez siguió con atención el proceso de desmontaje de las obras que, en la exposición, se exhibieron protegidas por una vitrina de cristal y que fue retirada por dos operarios para proceder a su extracción con seguridad. Una vez retirada la vitrina, operarios encargados del desmontaje depositaron, una por una, las piezas cedidas por el Museo Etnográfico de Castilla y León sobre una mesa para que la conservadora pudiera comprobar, de cerca, si había sufrido algún daño durante su exhibición en Aqva. Tras verificar que su estado se ajustaba al momento en el que las obras fueron trasladadas a la Colegiata para ser expuestas, fueron embaladas en cajas diseñadas, de forma específica, para cada una de ellas, ya que se ajustan a sus medidas y están revestidas de material específico para que, en este caso, la cerámica o el barro de los cántaros o las tinajas, no sufran daños. El siguiente paso es depositar las cajas, perfectamente embaladas, en un camión para su transporte a su lugar de origen, vehículos en los que, como apuntó Domínguez, "no hay vibraciones" y las piezas viajan "estáticas" para evitar que puedan sufrir desperfectos. En el día de ayer, las obras recalaron en las instalaciones del Museo Etnográfico de Castilla y León en el que, de nuevo, fueron sometidas a un complejo proceso de verificación de su estado, tras un cuidadoso desembalaje. Ya en su lugar habitual, los cántaros, las tinajas, la cantarilla y barrila de Toro y Moveros que se han exhibido en la ciudad, por ser recipientes específicos para contener agua, fueron devueltos a uno de los almacenes a la espera de formar parte, en un futuro, de otras exposiciones. En los próximos días otros "correos" recalarán en Toro hasta completar la devolución de todas las obras expuestas en Aqva.