1 de marzo de 1476. En la vega de Toro se enfrentan las tropas de los Reyes Católicos con las de Alfonso V de Portugal. Nadie gana, pero Isabel de Castilla y Fernando II de Aragón se alzan con el trono del reino más importante de la península. El nombre de Toro pasa a la historia. Y en estos quinientos años, la ciudad del vino agranda su leyenda acumulando un singular patrimonio arquitectónico que se une al legado románico y gótico. Por supuesto, el mudéjar, en boga por aquellos siglos, todavía de influencia musulmana. Pero la Historia es caprichosa y la época moderna dejará Toro a la sombra, en un segundo plano. Pura ironía que tantos años más tarde, la ciudad del vino se cite con su pasado, no a través de una afrenta de monarcas, sino del arte y la cultura, el lenguaje que mejor habla la localidad, su casco histórico.

Foto aérea de la ciudad de Toro / L. O. Z.

“Lo primero que tiene que hacer el visitante de Las Edades Las Edadeses pasear por la ciudad, el casco histórico, sus edificios… fijarse en los muchos referentes de los siglos XVI y XVII”. Es el consejo de Luis Vasallo Toranzo, historiador de la tierra que se encargó de redactar la memoria para que la exposición Aqva, que abrirá las puertas a finales de abril, no se escapara de Zamora. Quien acepte la aventura que ofrece la localidad penetrará en “recorridos fantásticos gobernados por la traza renacentista que aún pervive” con ejemplos constructivos singulares como el monasterio de Santa Sofía o la iglesia de las Mercedarias.

Que Toro está ante un “punto de inflexión” lo saben sus vecinos los toresanos. Pero ha costado. La ciudad ha insistido durante casi una década para que la Fundación Las Edades y la Junta de Castilla y León concedieran una recompensa justa. “Estamos ante la oportunidad de recobrar el esplendor de tiempos pasados después de unos años especialmente duros”, reconoce su alcalde Tomás del Bien. La crisis se cobró el cierre de algunas de las principales empresas de la ciudad. Pero ahora, como en el verdadero círculo que es la vida, los toresanos son optimistas y la comarca vuelve a florecer.

Uno de los edificios restaurados en la localidad / L. O. Z.

De ello es consciente la principal industria de la ciudad, el vino. Fiel a su papel de promoción, el consejo regulador de la Denominación de Origen Toro tratará de dar a conocer la personalidad de los vinos de la tierra —no ya entre los profesionales, donde la etiqueta es un emblema— sino ante el consumidor final. Los caldos del territorio toresano “rascan menos”, dicen, han madurado y se enfrentan a una ocasión importante. Las bodegas estarán ahí, no solo para vender suvenires, sino para que el sello quede en el tiempo. El resultado de la publicitación comenzará en noviembre, cuando Aqva cierre sus puertas.

El perfil del visitante de Las Edades coindice con el de quien sabe valorar la calidad, lo profundo, lo esmerado. En este sentido, la exposición puede permitir que “vayamos dando pasos en el la actividad del enoturismo para lograr la deseada ruta del vino, un proyecto que depende tanto de los bodegueros, como de la implicación del resto de sectores e instituciones”, razona José Amancio Moyano, presidente de la DO Toro. Catas y distintos actos públicos llevaran la Tinta de Toro a todos los rincones.

Bodega visitable del Ayuntamiento de Toro / L. O. Z.

A nadie se le escapa que la apuesta por los 500.000 visitantes estimados debe tener una traducción económica. De coordinar el sector privado se encargan los empresarios zamoranos, en constante intercambio con los ayuntamientos implicados y la Diputación. “RemembranZa marcó un hito para Zamora en 2001, la capital incorporó nuevos servicios y hoteles de calidad que están ahí. Este año debe pasar lo mismo en Toro”, explica Óscar Somoza, presidente de Azehos. Somoza hace un cálculo sencillo: esos 500.000 turistas llegarán, a través del boca a boca, a cinco millones de personas, una cifra inalcanzable por cualquier campaña, sea la que sea.

Pero los empresarios advierten: “Debemos hacerlo bien”. Es decir, aprovechar los recursos de la tierra, que todos los menús incluyan alimentos autóctonos y vino de Toro, hacerle llegar al visitante que Zamora tiene posadas reales, casas rurales y una flamante estrella Michelín en Benavente. Y es que Toro “será el auténtico protagonista”, sostienen en Azehos, pero a nadie se le escapa que los viajeros de Galicia, Asturias, Madrid o del Sur “pasarán” por otros rincones de la provincia. Y ahí también está la oportunidad.

Pórtico de la Majestad de la Colegiata Santa María la Mayor / L. O. Z.

Subyace la necesidad de que Toro abra sus puertas y conquiste, definitivamente, al visitante a través de su patrimonio. “La Historia del Arte se escribió desde Valladolid y los muchos nombres relevantes de la tierra quedaron silenciados por la escuela de Gregorio Fernández”. Luis Vasallo habla de los maestros artistas Sebastián Ducete y Esteban de Rueda o del pintor Lorenzo de Ávila. “Como muchas de las piezas que se exhibirán son de Toro, Las Edades contribuirán a mostrar el nuestro arte”, remata. Desde la última semana de abril, Aqva será la protagonista de una muestra que empieza y acaba en su símbolo universal: la Colegiata de Santa María la Mayor.