La Opinión de Zamora

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Industria

Defensa: una industria de casi 7.000 millones

Genera más de 200.000 empleos y una recaudación fiscal de 2.500 millones de euros | Más de 80 de cada 100 euros de producción van destinados a la exportación

Panter

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se comprometió recientemente a aumentar hasta el 2% del Producto Interior Bruto (PIB) el gasto en defensa a raíz de la guerra en Ucrania y con las demandas de la OTAN, la organización de la que el país forma parte. Polémicas políticas aparte, este incremento con respecto a un nivel que en la actualidad apenas llega al 1%, supondrá un porcentaje de inversión más elevado.

En todo caso, España no es la mayor potencia de la industria militar o de defensa, como por ejemplo EEUU, pero es el séptimo exportador de armamento del mundo y sus principales clientes son países de la OTAN. Hay compañías que se dedican a este negocio solo en una pequeña parte y otras de forma completa. En total, el volumen de ingresos de esta actividad se acerca a los 7.000 millones. En concreto, 6.654 millones de euros en 2019, los últimos datos disponibles del sector. Las actividades van desde la tecnología y el armamento a los hospitales e instalaciones de campaña o uniformes, calzado especial, vehículos, buques...   

En total, el Ministerio de Defensa tiene en el registro de la Dirección General de Armamento y Material 509 empresas inscritas, según los datos a 31 de diciembre de 2020, los últimos publicados. De esa cifra, 354 suministraron productos o servicios en el ámbito de defensa a lo largo de 2019, último año del que se dispone de datos agregados en el Catálogo de Industria Española de Defensa, que publica este organismo ministerial. Un rasgo distintivo de la actividad es la discreción, al moverse en el ámbito de la seguridad.

El volumen total de ventas civiles y de defensa realizado por las empresas registradas ascendió en ese año a un total de 52.438 millones, lo cual significa que dedicaron al negocio de defensa y militar apenas el 15,4% del total. Y la ventas internacionales, incluyendo los programas cooperativos, ascienden a un 84% del negocio. Esta actividad internacional se consolida y aumenta: hemos pasado de 2.349 millones de euros exportados en 2011 a 5.033 millones en 2018 y a 5.575 millones en 2019.

La auditora KPMG y la Asociación Española de Empresas Tecnológicas de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio (TEDAE) presentaron recientemente un estudio en el que reivindican su papel. Aseguran que su aportación al PIB fue de 20.630 millones en 2019 y que generan más de 200.000 empleos y una recaudación fiscal de 2.500 millones de euros.

Además de grandes firmas como Indra, Navantia, Airbus (consorcio del que forma parte España) o Santa Bárbara (de General Dynamics), hay otras muchas menos conocidas pero con peso en el sector. Es el caso de la aragonesa Instalaza, fundada en los años 40 del siglo pasado. Y cumple una de las características del sector: el gran peso del negocio exterior. El 75% de su producción se dedica a la exportación. Fue de las primeras en entregar un lote de sus lanzagranadas C90 para enviar a las tropas de Ucrania para defenderse de la invasión rusa.

Entre lo que más exporta España relacionado con la defensa destacan los aviones militares, un 70% de las ventas totales al extranjero, por el gran peso de Airbus. El segundo son los barcos militares (Navantia) y el tercero, los vehículos terrestres (Santa Bárbara o Iveco). La Comunidad de Madrid es la que mayor volumen de construcción y exportación de material bélico concentra, con un más del 60% de las ventas totales. La siguen Andalucía, Castilla-La Mancha, Galicia y el País Vasco.

Durante el periodo analizado en la publicación del ministerio de Defensa, el sector industrial relacionado con la actividad militar ha generado más de 23.500 empleos directos y otros 57.000 empleos indirectos e inducidos. Además de proveedor de sistemas y servicios para las Fuerzas Armadas, contribuye al cumplimiento de los compromisos de España en el marco de la Unión Europea y de la OTAN. "En la actualidad y a nivel europeo, nos encontramos ante un momento crucial en el que se está definiendo el mapa europeo del sector a nivel industrial", recuerda el Ministerio.

Como otros sectores, esta industria ha sufrido los efectos de la pandemia, pero al basar su liquidez en proyectos públicos plurianuales (como grandes programas de armamento), las consecuencias más duras de la crisis no se dejarán sentir hasta el medio y largo plazo y de forma variable según el subsector, el tamaño de las empresas, etc, según indican en Defensa.

Proporcionar equipamientos para situaciones de crisis, emergencia o conflicto. Es la misión de la empresa aragonesa Arpa EMC (Equipos Móviles de Campaña), que nació en Zaragoza hace más de medio siglo y se ha convertido en líder en el diseño, fabricación, instalación y mantenimiento de soluciones habitacionales y logísticas tanto para fines militares como civiles.


"Ayudamos a los que ayudan", resume Clara Arpa, consejera delegada y segunda generación de esta empresa familiar, que tiene su sede y centro de producción en el polígono Centrovía de La Muela (Zaragoza). Desde allí parten para todos los rincones del mundo los hospitales, cocinas o viviendas móviles que produce para su utilización en las condiciones más extremas y en los lugares más remotos, ya sean misiones de paz, zonas en conflicto o situaciones de catástrofe.


Fundada en 1968, Arpa ha tenido una clara vocación exportadora y es hoy una de las cinco mayores compañías de su sector en el mundo. Sus soluciones logísticas están presentes en más de 50 países. Uno de los hitos más relevantes para la empresa fue el suministro de siete hospitales móviles para Arabia Saudí (2017-2018). También ha suministrado equipos para los Marines de Estados Unidos, pero trabaja para todo tipo de organizaciones, desde el Ejército español y de otros países a organismos internacionales como la OTAN o la ONU. Oenegés o empresas de emergencias y sanitarias también están entre sus clientes.


No tiene constancia de que sus equipos estén hoy desplegados en Ucrania o los puntos fronterizos que acogen a quienes huyen de la guerra, aunque no lo descarta. Clara Arpa sí cree que la "incertidumbre" generada por el estallido bélico ha puesto de relieve «vulnerabilidades» de Europa y marcará un antes y un después para el sector de la Defensa. En este sentido, aboga abiertamente por incrementar el gasto militar. "No hablamos de atacar, pero Europa tiene que consciente de que se debe defender por sí misma en caso de conflicto", sostiene. “Como decía un general romano, si quieres la paz, prepárate para la guerra”.


La confección de sus equipos tiene un gran complejidad ya que se requieren hasta 1.100 proveedores. Aún así, Arpa apuesta por barrer para casa hasta el punto de que sus productos son aragoneses en un 56%, españoles en más de un 80% y europeos en más de un 90% europeos.


Aunque el contexto actual no favorece su negocio por la escasez y el encarecimiento de materias primas, la Arpa está inmersa en ambiciosos proyectos de sostenibilidad e innovación, tanto en el campo energético como en el de telecomunicaciones. Entre ellos, destaca la puesta en marcha de una hidrogenera alimentada por los excedentes de energía que generan las placas fotovoltaicas del tejado de su fábrica. Y ha creado una casa modular energéticamente eficiente (Passivhaus) que a principios de 2023 que instalará en una base española de la Antártida. | INFORMA: Jorge Heras

Jomipsa, con sede en el municipio alicantino de Mutxamel, es una empresa especializada en la producción y distribución de raciones de campaña y kits de ayuda humanitaria. Según explican fuentes de la compañía, su fundación de remonta a 1982, si bien fue tres años después cuando comenzó ya a desarrollar raciones de combate para el Ministerio de Defensa de España, con el que sigue trabajando. Entre sus clientes actuales se encuentran diferentes organismos de defensa, seguridad y emergencia, así como agencias de cooperación internacional y ONGs repartidas por 35 países de los cinco continentes.


Las raciones se elaboran de forma personalizada, adaptándose a los consumidores en cuestiones como el idioma, las necesidades a suplir, las preferencias culturales y las culinarias. Además, detrás hay un equipo multidisciplinar que se encarga de la evaluación de necesidades, diseño, desarrollo y entrega a cualquier punto del planeta. Su capacidad de producción en las instalaciones de Mutxamel es de hasta 10.000 kits o raciones diarias, y cuenta con capacidad para almacenar 4.000 palés para el suministro de estos productos en cualquier momento. Jomipsa divide su actividad en dos grandes áreas, como son Military, para raciones de campaña, y Relief, para las emergencias y la ayuda humanitaria. | INFORMA: Miguel Vilaplana

Francisco Orero SLU es una empresa basada en la Pobla de Vallbona (València) con más de 30 años de experiencia como proveedora del Ejército y otros cuerpos de seguridad. Se dedica a la fabricación de accesorios no textiles como chalecos, brazaletes, fundas de pistola y sobre todo medallas y condecoraciones. De sus instalaciones salen esos distintivos que se otorgan a los militares, policías o guardias civiles para reconocer su labor durante el ejercicio de su actividad. 


Su CEO es Francisco Orero, que explica a 'activos' que la firma está muy especializada en concurrir a los contratos que anualmente publica el Ministerio de Defensa. De hecho, su plantilla fija es de 17 trabajadores, pero salta a 30 cuando tienen que entregar algún pedido. Al año producen unas 130.000 condecoraciones, fabricadas en cobre y posteriormente bañadas en oro y esmaltadas a fuego.


Orero destaca que el covid les ha provocado un pico de trabajo porque «se dieron muchas medallas». Por ejemplo, solo con la ‘Operación Balmis’ (en la que el Ejército colaboró en la lucha contra la pandemia), les encargaron fabricar 30.000. Gracias al Ejército ingresan 2 millones de los 2,7 millones que factura la empresa al año. El propietario destaca que no han sentido la guerra de Ucrania porque "no fabricamos material bélico", pero no descarta un repunte de encargos si España participa en alguna operación. | INFORMA: Mateo L. Belarte

La empresa familiar Autobuses Mundobus, ubicada en la localidad valenciana de Catarroja, lleva seis años trabajando para la base que la OTAN tiene en la también valenciana Bétera. Su denominación lo dice todo: realiza traslados de soldados y mandos del Ejército a diferentes destinos de la Península para reuniones, maniobras o actos de distinto tipo, según explica la responsable de administración de la firma, Sandra Hernández. Ella es la encargada de realizar todos los trámites y presentar ofertas en cuanto recibe notificación desde la base militar de que se ha abierto una licitación para un servicio. "A veces ganamos el concurso y otras, no", afirma.


Con una plantilla de 17 trabajadores y una flota de 19 vehículos de diferentes tamaños (de 19 a 60 plazas), la empresa fundada por Juan Rogles cubre, junto a otras compañías, la carencia de una flota de vehículos propios de la base de Bétera. En dos ocasiones, ha desplazado a personal de ese centro militar al aeropuerto para una misión a la Antártida. La firma, que padeció los efectos de la guerra en Ucrania en las primeras semanas del conflicto -se cancelaron contratos para desplazar a viajeros a los aeropuertos por el temor generalizado en la población a los desplazamientos-, advierte ahora un repunte. Uno de sus servicios ha sido traer para una ONG a refugiados ucranianos a València. | INFORMA: Jordi Cuenca

Panter, firma de calzado ubicada en la localidad alicantina de Callosa de Segura, lleva más de un cuarto de siglo siendo proveedora del Ministerio de Defensa. Empezó fabricando zapatillas para militares del Ejército de Tierra, y en la actualidad trabaja también para la Marina y el Ejército del Aire. Según explica su gerente, Rocío Pajares, elaboran todo tipo de calzado, desde botas a deportivos, con un elevado componente tecnológico. Así, la filosofía de la empresa es la de proteger la salud de las personas, y para ello desarrollan desde calzado impermeable adaptado a los climas tropicales para repeler el calor y las humedades, a otros capacitados para soportar bajas temperaturas.


El militar supone un 10% del negocio de Panter, toda vez que la compañía está especializada en la fabricación de calzado de seguridad para sectores tan diferenciados como la sanidad, los trabajos forestales, la alimentación, la industria, la mecánica, el metal, la extinción de incendios, la hostelería, la electricidad, la agricultura o la construcción, entre muchos otros. La responsable de la compañía asegura que el conflicto bélico de Ucrania no ha propiciado que el Ministerio de Defensa incremente los pedidos de calzado, aunque destaca que la empresa cuenta con suficiente ‘stock’ para cubrir una eventual demanda imprevista que se pudiese producir. | INFORMA: Miguel Vilaplana

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