Un grifo abierto, una gotera que crea una humedad en la pared del vecino, discusiones, malos entendidos y una disputa que amenaza con terminar en los juzgados alargándose hasta límites insospechados. Situaciones como esta son las que quiere evitar Peacebuilder, una aplicación que se basa en el uso de algoritmos e Inteligencia Artificial para facilitar la resolución de conflictos entre las distintas personas sin necesidad de llegar a los tribunales.

"Lo tradicional es acudir a la policía o un abogado y el proceso se lleva a tribunales, pero hay otras formas de resolverlos sin necesidad de judicializar el asunto", cuenta Óscar Daniel Franco Conforti, el fundador de esta startup impulsada por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Franco Conforti asegura que cuando los conflictos se arreglan a través del diálogo, ambas partes suelen alcanzar entre el 85% y 90% de satisfacción. "En la mayoría de los casos, con las herramientas adecuadas se pueden encajar los puntos de vista de cada uno", explica Franco Conforti para después añadir que:"Muchas veces se trata de pequeños cambios, como empezar a hablar de necesidades y no de intereses".

A través del diálogo los conflictos se suelen resolver con hasta un 90% de satisfacción para ambas partes

Pero, ¿qué papel juegan los algoritmos en la resolución de conflictos que plantea Peacebuilder? Franco Conforti cuenta que el primer paso es que la persona interesada rellene un formulario detallando al máximo posible la disputa, después a través de la Inteligencia Artificial se identifica el tipo de conflicto y sus principales características. "A partir de ahí recomendamos una metodología para su resolución", explica para después añadir que "todo el proceso se realiza a través de un protocolo que busca con la Inteligencia Artificial casos similares para establecer un patrón de metodología que se ha empleado anteriormente en su solución. Un vez hecho esto, nosotros pasamos a recomendar la mejor vía de resolución del conflicto".

En este sentido, cabe destacar que Peacebuiler no se posiciona a favor y/o en contra de ninguna de las partes, sino que plantea la metodología para que ellas mismas lleguen a una solución con la asistencia de un profesional adecuado al tipo de disputa. "Lo que hacemos es trabajar desde la neutralidad y la imparcialidad sin asumir ninguna posición ni a favor ni en contra de las partes", comenta.

"Lo que hacemos es trabajar desde la neutralidad y la imparcialidad sin asumir ninguna posición ni a favor ni en contra de las partes"

Las disputas más habituales que resuelve este plataforma son de convivencia, relaciones entre personas, divorcios, etc.

Tres tipos de ahorro: emocional, económico y de tiempo

Como principal beneficio de la startup, su fundador destaca el ahorro emocional que le supone a las partes. "Cuando se va a un juicio, incluso la gente que gana corre el riesgo de no quedar totalmente satisfecha, en cambio aquí como la resolución depende de las partes y del trabajo que ellas hagan, el grado de satisfacción es mucho más alto", subraya. Además, también pone en relieve el ahorro de tiempo que supone, ya que estima que de medio un proceso judicial dura entre 6 y 10 años, mientras que con Peacebuilder “dependiendo de la buena voluntad de ambas partes se puede resolver en un par de meses", especifica.

Y aunque para Franco Conforti no es el motivo más remarcable, también recuerda que Peacebuilder implica un ahorro económico. Solo en conflictos de ámbito social, el ahorro podría llegar 1,5 millones de euros anuales", remarca.

Sin embargo, Franco Conforti se queja de que el sistema legal español no está preparado para un cambio tan innovador como supone Peacebuilder. "La adopción está siendo más lenta de lo que esperamos y se produce de esa forma por ignorancia, por no entender que esta tecnología viene a resolver la gobernabilidad, el acceso a justicia y facilitar a la ciudadanía el hecho de poder vivir en una sociedad más sostenible", comenta.

En esta línea, lanza un mensaje a las Administraciones Públicas para que adopten este tipo de herramientas, ya que agilizaría la burocracia que hay alrededor de los habituales conflictos vecinales. "Las administraciones centrales y ayuntamientos tienen que ver en esta herramienta una oportunidad de descarga de trabajo que tienen de quejas por parte de los vecinos. Podría facilitar el reducir ese tipo de trabajo y aspiramos a que pongan el ojo en esta herramienta", anhela.