Foro Mediterráneo
David Abulafia: "Hay sitios que empiezan a parecer Disneylandia. Hay que proteger la herencia cultural"
Catedrático de Historia del Mediterráneo en la Universidad de Cambridge. El autor de ‘El Gran Mar’ y de ‘Un mar sin límites’ será uno de los ponentes estrella de la segunda edición del Foro Económico y Social del Mediterráneo, que se celebrará en Málaga el 17 y 18 de junio

David Abulafia, profesor la Universitea Cambridge
El Mediterráneo incluye un crisol de países, hasta 22, a los que podríamos agregar casos anómalos como Chipre del Norte y Gibraltar. Desde las olas migratorias procedentes de la orilla sur hasta la guerra en Gaza. ¿En qué momento se encuentra este gran mar hoy en día?
Es una realidad que el Mediterráneo está dividido en distintos poderes. Si miramos hacia atrás en la historia, en los siglos XVI y XVII había una clara frontera que partía el Mediterráneo en dos: cristianos y musulmanes, mejor dicho, otomanos. Ahora, por ejemplo, solo con mirar hacia los países del Mediterráneo sur y del este ya hay una gran fragmentación. Libia, por ejemplo, dividido en dos partes por la guerra civil tras la caída del régimen de Muamar el Gadafi. O la situación en Siria, por no hablar de Gaza. ¡Comparemos esta situación con el poder único que llegó a tener el Imperio romano! La situación refleja el peso del desarrollo de los nacionalismos de diferente índole surgidos a finales del siglo XIX y que incluye desde los efectos de la ruptura del Imperio otomano tras la Primera Guerra Mundial hasta el nacimiento del estado de Israel y el poderío alcanzado por Egipto de Gamal Abdel Nasser En el pasado, también hay que recordar que España tuvo el control de distintas zonas de la península de Italia, Cerdeña y Sicilia.
¿Cómo puede ayudar la Unión Europea a lograr un Mediterráneo más unido, intentando equilibrar las diferencias?
Es cierto que, hasta la fecha, todos los intentos que se han realizado -pienso en la creación de la Unión por el Mediterráneo- no han tenido los efectos deseados. Hay temas medioambientales que afectan a todos: basta con ver la pérdida de cantidad y calidad del pescado, una fuente de comida esencial para los ciudadanos mediterráneos. Ha habido mucha dificultad en encontrar consensos entre todos los países y, sí, la UE está llegando tarde y tiene mucho trabajo por delante. Esto ha generado que otros poderes hayan ido asumiendo más presencia en el Mediterráneo. China es un ejemplo con su adquisición del puerto griego de El Pireo. Luego está el efecto que tendrá el peso de Rusia tras haberse hecho con los territorios ucranianos del mar Negro que, para ellos, es la puerta de entrada al Mediterráneo al que no pudieron acceder históricamente al estar controlado por el Imperio otomano y su capital, Constantinopla.
¿Cómo analiza el papel de Turquía en estos momentos, uno de los grandes poderes mediterráneos, miembro de la OTAN al mismo tiempo que mantiene una relación más que correcta con la Rusia de Vladimir Putin?
Con Turquía nunca se llega a saber bien cuáles son sus pretensiones. La extraordinaria buena relación que tenía con Israel en los últimos 25 años se ha roto; también es un país que se ha hartado en su relación con la UE, a la que no ha podido acceder. Mira con mucha intención a Oriente Próximo y su área de influencia, manteniendo la rivalidad histórica con Irán, aunque pueda cooperar en algunos temas con ellos. Será interesante ver qué ocurre en Siria, que está dentro de su área de influencia. Es demasiado pronto para saber cómo evolucionará su relación con Rusia.
De este a oeste. ¿Cuál considera que debería ser el papel de España?
España ha tenido históricamente un papel claro como puente entre Europa y África con relaciones especiales con Marruecos, además de tener el control del estrecho de Gibraltar. España está en la línea de frente de la inmigración, juntamente con Italia y Malta. Puede liderar cómo hacer frente a esta masivas migraciones, que también afecta al Atlántico español a través de las islas Canarias. ¿Cómo se tiene que gestionar este fenómeno? No tengo la solución, pero la migración no controlada es un gran problema para toda Europa.
Del Mediterráneo al mar de la China Meridional y el estrecho de Malaca como centro del mundo.
Aunque históricamente en esa región siempre ha sido esencial, ha sido el nuevo peso de China como productor industrial del mundo, por la relevancia que ha tenido en el comercio de mercancías, lo que ha aupado a esta parte del mundo. A China hay que sumarle, además, el desarrollo de los países de su entorno. El peso del Mediterráneo ha sido comercial y del control de la seguridad de estas grandes rutas, empezando por el canal de Suez. El Mediterráneo seguirá siendo un gran centro de rutas aunque está el interrogante de las rutas alternativas por el Ártico procedentes de Asia. Un riesgo serio para las las rutas mediterráneas son los ataques que ha habido a los navíos en la entrada del mar Rojo. Y no perdamos de vista que el Mediterráneo solo representa el 1,8% del territorio marítimo del planeta. Es un porcentaje ínfimo.
¿Sigue siendo un gran mar?
Sí, sigue siendo un lugar muy atractivo en todos los sentidos. Pensemos en lo que representa solo desde el punto de vista turístico y el debate que esto genera. Hay una sobreabundancia de turismo que debe gestionarse. Desde los cruceros hasta la destrucción inmobiliaria de mucho litoral. Debemos gestionarlo. Hay lugares que empiezan a parecerse a una especie de Disneylandia. Hay que cuidar la herencia cultural extraordinaria. Dubrovnik, en Croacia, es un ejemplo perfecto de esto. Y Venecia, donde es imposible cruzar la plaza San Marco en temporada alta. Puede ser muy desagradable. Hay que reeducar a la gente, no es necesario ir siempre a los mismos sitios. El turismo tiene, además, una relación directa con la degradación del medio ambiente. Tampoco olvidemos la degradación visual creada por cierta construcción, siendo España uno de los peores ejemplos . Habrá que ver el impacto que tendrá el cambio climático porque ya se dice que dentro de 50 años el gran lugar para estar en el verano será el Reino Unido porque el ambiente en el litoral mediterráneo será cada vez más hostil.
Una primera pregunta personal: ¿en qué momento de la historia del Mediterráneo le habría gustado vivir y en qué lugares?
El Imperio romano no habría estado mal en caso de ser una persona libre antes de su colapso. El siglo XVIII durante la época de la Ilustración. También el periodo del grand tour [finales del XIX y principios del XX)] para descubrir sitios como Pompeya. Pero el mejor periodo han sido los últimos 56 años.
¿Y dónde recomienda ir ahora, lugares aún semidesconocidos?
Kotor, en Montenegro; Acre, en Israel. ¿En España? Hay que irse al interior, por ejemplo, a Cuenca.
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