Las ayudas directas que reclama el sector fabricante de baldosas cerámicas no dependen de Bruselas sino del Gobierno de España. Así lo afirma la asociación de fabricantes de estos productos, Ascer, que apunta de esta manera a la administración que debe encargarse de velar por la continuidad de una industria de la que depende buena parte de la actividad económica de Castellón.

Según señalan desde esta patronal "la Comisión Europea definió en marzo el marco temporal de ayudas de estado que establece los niveles de ayuda que cada país de la unión puede destinar a sus empresas. En él se establecen distintos niveles de ayuda en función de la situación de cada sector y se incluyen ayudas de hasta 2 millones de euros por empresa para aquellas intensivas en energía, de hasta 25 millones si están en pérdidas, y de hasta 50 millones para aquellos sectores especialmente afectados por la situación, entre los que se encuentra el sector de baldosas cerámicas". En cambio, el Gobierno español solo aportó una cifra tope de 400.000 euros, que ya desde el primer momento se calificó como insuficiente.

Comparaciones

Los principales competidores europeos del azulejo español, los fabricantes italianos, ya están recibiendo ayudas contundentes y decididas de su gobierno, "bonificando hasta el 40% de la diferencia del precio del gas de sus facturas respecto a 2019 lo que les está dotando de una notable ventaja competitiva respecto al azulejo español", apuntan. En una reciente reunión de la industria azulejera europea se puso de manifiesto que la mayoría de los fabricantes de azulejos están recibiendo ayudas muy superiores a las que se recibieron en España. Así, además de la industria italiana, "las de Portugal, Polonia o República Checa están siendo apoyados por sus gobiernos con mucha más determinación de lo que está haciendo el gobierno español", añaden.

La falta de ayudas contundentes a la industria española está conduciendo a una pérdida de competitividad notable frente a nuestros vecinos europeos y está generando una situación de distorsión del mercado comunitario. Mientras países como Alemania destinan hasta 200.000 millones de euros para apoyar a su economía e Italia o Austria más de 50.000 millones, España limita su ayuda a la industria en varios paquetes que suman alrededor de 1.000 millones de euros.

Sector rentable

Ascer defiende que el sector azulejero español es "potente y rentable. Es el tercer exportador mundial, el primer fabricante europeo y gracias a su propensión exportadora es responsable de haber reducido en 2021 hasta un 13% el déficit comercial de España, sin embargo, es al mismo tiempo muy dependiente de la energía, consumiendo el 8% del gas industrial de España por lo que mientras dure esta situación va a estar claramente afectado. Por ello es necesario que se apliquen medidas de apoyo para garantizar la supervivencia de un sector líder en Europa y en el mundo".

El clúster cerámico, liderado por el sector azulejero, da empleo a 24.000 personas de forma directa y a más de 73.000 de forma indirecta e inducida según un reciente estudio de la consultora PwC. Supone el 2,7% del empleo industrial de toda España lo que implica que por cada empleo directo se producen 3,3 en la economía española. Debido a la complicada coyuntura causada por el incremento de la energía, la pasada semana se anunciaron los primeros tres ERE en el sector con más de 400 puestos de trabajo afectados.

"No vemos ninguna medida"

El secretario general de Ascer, Alberto Echavarría es tajante en el análisis: “ya se han destruido más de 400 empleos, tenemos más de 7.000 trabajadores en ERTE que pueden seguir el mismo camino y no vemos ninguna medida por parte del gobierno. Mientras nuestros vecinos europeos sí protegen a sus empresas, nuestro gobierno sigue parado. Necesitamos medidas urgentes ya”.

Por otro lado, Ascer valora positivamente la acción política del president Ximo Puig en Bruselas de esta semana. La Comisión Europea debe actuar con rapidez para eliminar las ineficiencias que se están produciendo en el mercado energético, especialmente en el precio del gas que están obligando a muchas industrias dependientes de esta energía a reducir o detener su producción con la consiguiente destrucción de puestos de trabajo.