El presidente del Gobierno, Pedro Sánchezse revuelve contra las críticas de las grandes energéticas y la gran banca contra el nuevo impuesto con el que el Ejecutivo quiere recortar los beneficios extra que ambos sectores estarían obteniendo en mitad de la crisis. Y lo ha hecho con una dura respuesta y personificando en la presidenta de Santander, Ana Botíny el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, para replicar a las protestas de sus respectivos sectores.

“He escuchado a algunos dirigentes, a la señora Botín, al señor Galán. En fin. Si protestan es que vamos en la buena dirección”, ha sentenciado Sánchez aprovechando el acto público de balance semestral de cumplimiento de los compromisos contraídos por él y por su Ejecutivo para defender atacando la futura aplicación del nuevo tributo a energéticas y gran banca con el que se pretende recaudar 7.000 millones de euros en dos años.

“Si se fijan, hasta incluso son los mismos que protestaban y que dijeron que subiendo el salario mínimo profesional y con esta reforma laboral se iba a caer España, se iba a crear desempleo, que íbamos a expulsar a muchos trabajadores del mercado laboral. Ha sucedido todo lo contrario. Creo que vamos en la buena dirección”, ha subrayado. El jefe del Ejecutivo ha apuntado que grandes energéticas y entidades financieras "deben ayudar al país a salir de esta situación, al igual que España ayudó a los bancos a salir de la crisis financiera (...) Arrimar el hombre no es un eslogan, es una obligación".

Sánchez ha vuelto a destacar que su gabinete gobierna para “la clase media trabajadora”, aunque en ocasiones sus medidas molesten a "algunos poderes”. “Este Gobierno antepondrá siempre el beneficio de la mayoría social a los intereses de una minoría por muy privilegiada que ésta sea”, ha zanjado el presidente del Gobierno. "Este Gobierno no olvida para quién gobierna. Servimos a la clase media trabajadora. Y cuando sea preciso elegir, estaremos ahí para ellos, aunque seamos incómodos para algunos poderes".

Las grandes energéticas y la gran banca han cargado contra el Gobierno por el nuevo impuesto temporal que les cargará 7.000 millones de euros en dos años. El plan del Ejecutivo es gravar con un 4,8% las comisiones netas y los intereses de las entidades financieras con ingresos de más de 800 millones al año y con un 1,2% las ventas de las energéticas con una facturación de más de 1.000 millones.

Un nuevo tributo que arranca su tramitación parlamentaria tras la presentación de una proposición de ley de PSOE y Unidas Podemos, y que busca que las grandes empresas financien parte de las medidas adoptadas para paliar el impacto de la espiral inflacionista sobre hogares y empresas en plena crisis energética. Las grandes energéticas del sector eléctrico y del petrolero niegan tener beneficios extraordinarias y alertan de que el nuevo gravamen supone un freno a las inversiones del sector, mientras que la gran banca ha advertido de que supondrá un encarecimiento del crédito o una reducción del mismo.