Imaginarium ha presentado finalmente este jueves, en el Juzgado de lo Social número dos de Zaragoza, la solicitud voluntaria para ser declarada en concurso de acreedores, según informaron a este diario fuentes de la compañía. La juguetera aragonesa, con una deuda acumulada de 23,5 millones de euros al cierre del ejercicio fiscal 2020-2021, llevaba casi dos años demorando este paso, que se ha visto forzada a dar ante los problemas económicos que arrastra. Lo ha hecho el último día en el que estaba vigente la moratoria que eximía a las empresas con dificultades de la obligación de iniciar este tipo de procesos, una medida que fue aplicada por el Gobierno para paliar los efectos de la pandemia.

Desde Imaginarium reiteraron que la entrada en el concurso se hace con el objetivo de dar "continuidad" a la empresa, no para el cierre. A pesar de esta difícil situación, los gestores de la firma aseguran que están tratando de reactivar su mermada red comercial con la apertura de ocho nuevas tiendas propias en España hasta final de año. Todo ello, con el anhelo de resurgir de las cenizas. Las estadísticas de estos procesos no juegan a favor de que este deseo, ya que el 90% de los casos acaban en liquidación.

La cadena de juguetes, que justo este año cumple su 30 aniversario, ha quedado reducida a la mínima expresión en los últimos tiempos. En el 2013 sumaba 426 tiendas repartidas en más de 20 países y más de 800 trabajadores. De aquello solo quedan ya las migajas. Tras cerrar la mayor parte de sus establecimiento y recortar más del 90% de la plantilla, apenas cuenta con una veintena de empleados y nueve establecimientos (dos propios y siete de franquicia). 

La compañía lleva cerca de dos años en situación de preconcurso --desde el 3 de septiembre de 2020--. Si no fuera por la moratoria, habría tenido un plazo de cuatro meses para lograr sacar adelante un plan de saneamiento o, de lo contrario, presentar el concurso obligatorio. La demora ha sido perjudicial para los 200 trabajadores que fueron despedidos en 2020 y 2021 sin que les pagara las indemnizaciones, el finiquito y salario del último mes. Al no entrar en suspensión de pagos, no podían recuperar parte de las cantidades adeudadas a través del Fondo de Garantía Social (Fogasa).

Por este motivo, algunos de los afectados --asesorados por la Federación de Servicio de CCOO Aragón-- optaron por ir a los tribunales para poder tramitar sus solicitudes con este aval judicial. En lo que va de año, dos juzgados de lo Social de Zaragoza –el cinco y el siete– y uno de Vitoria han decretado la situación de "insolvencia con carácter provisional" de la empresa hasta en 15 autos. A días de hoy sigue habiendo 40 trabajadores que no han podido cobrar del Fogasa.

"Lamentamos que la empresa haya esperado al último momento para presentar el concurso. La actual dirección se ha limitado en este tiempo a hacer lo fácil, a liquidar los puesto de trabajo y sin asumir los costes de ello", lamentó Marta Laiglesia, secretario de la Federación de Servicio de CCOO Aragón, "Esperamos que la designación del administración concursal sea una nueva oportunidad para la marca vuelva a ser un referencia del sector del juguete y se pueda sacar adelante la empresa sin una liquidación", apuntó.

La cadena, que llegó a ser un referente a nivel mundial con su pionero concepto de juguete educativo, ya estuvo a punto de entrar en disolución hace cinco años, pero se evitó al ser comprada por parte de un grupo de inversores internacionales liderados por Federico Carrillo Zurcher. Este abogado costarricense está ahora solo en la aventura empresarial. Desde principios de año se ha hecho con la práctica totalidad del accionariado (el 99,94%).

En busca de la supervivencia

La compañía ha trasladado de ubicación los dos únicos establecimientos de su propiedad que le quedan en el territorio nacional, situados en Zaragoza y La Coruña. En el caso de la capital aragonesa, cerró a finales de mayo el local que tenía en el centro comercial Aragonia para abrir en el número 23 de la calle León XIII,

En la empresa están convencidos de que sí es posible la supervivencia. La clave para lograrlo, dicen, pasa por volver a incrementar la presencia en el comercio físico, además de por la "búsqueda activa de inversores" que está realizando Federico Carrillo. En esta estrategia se enmarca la apertura de nueve puntos de venta en Grecia de la mano de la distribuidora de moda infantil Lapin House, uno de ellos en el aeropuerto de Atenas. También está reactivando su presencia en Turquía a través de una master franquicia que ha abierto una tienda y prevé impulsar otra antes de que acabe el año.

Desde la firma de juguetes aseguran que la «prioridad» es también volver a crecer en Zaragoza, donde confían en la apertura a corto plazo de una o dos tiendas, además de la que se acaba de cambiar de ubicación. El objetivo de la empresa es cerrar el año con diez establecimientos propios en España.