La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha afirmado este jueves que su organismo podría crear nuevas herramientas para combatir un aumento desigual de las primas de riesgo de los países de la zona euro si este se produce como consecuencia de la invasión de Ucrania y el incipiente endurecimiento de la política monetaria. "Si es necesario, podemos diseñar y desplegar nuevos instrumentos para asegurar la transmisión de la política monetaria a medida que avanzamos en el camino de la normalización de la política, como hemos demostrado en muchas ocasiones en el pasado", ha afirmado.

Ante la brutal escalada de la inflación y pese a la guerra, la autoridad monetaria de la zona euro anunció la semana pasada un adelanto en el calendario previsto para la reducción de sus compras de deuda pública y privada, al tiempo que dejó la puerta abierta a poner fin a dichas adquisiciones y a aprobar "algún tiempo después" la primera subida de tipos desde 2011. Dicha estrategia podría provocar que las primas de riesgo (posibilidad de impago a ojos del mercado de la deuda pública de un país respecto a la de Alemania, considerada la más segura) creciesen más en los socios del euro con unas finanzas públicas más frágiles, como España. Es algo que ya sucedió en la crisis de la deuda de 2012 y, en menor medida, al principio de la pandemia en 2020.  

En unas jornadas celebradas en Frankfurt, la alta funcionaria francesa ha reiterado que la "flexibilidad" es fundamental para garantizar que la política monetaria del BCE se transmita "de manera uniforme" a toda la zona euro. "Con condiciones iniciales divergentes, los shocks exógenos (como el covid o la invasión de Ucrania) pueden afectar a las economías de manera asimétrica. Si esto conduce a la fragmentación financiera, la transmisión de la política monetaria puede verse interrumpida", ha reconocido. 

Por ello, ha continuado, el consejo de gobierno del BCE está "preparado para utilizar una amplia gama de instrumentos para hacer frente a la fragmentación, incluida la reinversión de nuestra cartera en el marco del programa de compras de emergencia por la pandemia (PEPP)". Al contrario que programas de adquisición de deuda anteriores, así, el PEPP permitía al BCE centrar durante un tiempo las compras en los países donde más subieran las primas de riesgo, algo que también va a poder hacer con la reinversión de los bonos que vayan venciendo. Y si con ello no es suficiente, ha añadido, se podrían crear nuevas herramientas. 

Máxima incertidumbre

Lagarde, asimismo, ha reiterado los mensajes que lanzó el pasado jueves: la inflación se situará este año en el 5,1% de media en el escenario central del BCE, pero podría superar el 7% en el escenario adverso. Ante esta situación, el banco central del euro ha decidido acelerar la reducción de compras de deuda, les pondrá fin en el tercer trimestre si se cumplen sus previsiones de inflación y "algún tiempo después" todavía indeterminado comenzaría una subida "gradual" de los tipos. Sin embargo, también podría cambiar totalmente de planes si la guerra trastoca la evolución esperada de los precios. 

"La política monetaria enfrenta hoy un nuevo desafío. Estamos cada vez más seguros de que la dinámica de la inflación en el medio plazo no volverá al patrón que veíamos antes de la pandemia. Pero necesitamos manejar un shock que, en el corto plazo, empuja la inflación por encima de nuestra meta y reduce el crecimiento", ha justificado.