Orange sigue sufriendo en sus cuentas las consecuencias de la durísima competencia en que se ha embarcado el sector de las telecos en España en los últimos años. La pujanza de las compañías de bajo coste y la continua de guerra de precios golpea los márgenes de las compañías y la filial española lo ha notado en sus resultados de 2021. Así lo recoge El Periódico de España.

Orange España perdió ventas y rentabilidad en un duro 2021. La operadora registró una facturación de 4.720 millones de euros el año pasado, lo que supone un 4,7% menos que en el anterior ejercicio, y recortó su beneficio bruto de explotación ajustado (ebitda) hasta los 1.251 millones de euros, un 12,7% menos, por el reposicionamiento de sus ofertas para adaptarlas a la guerra del low cost. La hipercompetitividad llevó a la filial española de Orange a reconocer un deterioro de 3.702 millones de su fondo de comercio el pasado julio, lo que también es un lastre para su rentabilidad.  

El golpe en las cuentas de la extrema rivalidad en el mercado español continua a las puertas del baile de fusiones que se anticipa en el sector de las telecomunicaciones nacional, con conversaciones en paralelo en la que grandes grupos buscan integraciones y alianzas. Orange es uno de los candidatos a una fusión con MásMóvil, que también mantiene contactos con Vodafone en el mismo sentido.

Los ingresos comerciales sufren un fuerte descenso del 8% por la guerra de precios, para aportar 3.180 millones. El negocio mayorista (alquiler de redes y grandes contratos con clientes institucionales, fundamentalmente) sufrió una caída del 1,8%, hasta 900 millones facturados, mientras que la venta de dispositivos se ha disparado un 13,6%, hasta los 621 millones.

 Orange subraya, en cualquier caso, que en la renta final de 2021 registró una estabilización de los resultados y un menor deterioro de sus cuentas que en la primera mitad del ejercicio. La caída de la rentabilidad, en efecto, fue mucho más pronunciada en el primer semestre (-16,2%) que en la segunda mitad del año (-9%), y la compañía aspira a volver a crecer en ebitda en 2023.  

 La caída de los ingresos en el último trimestre fue del 4%, hasta los 1.176 millones, mejor que en los meses anteriores gracias a una recuperación comercial, pero que ha sido lastrada por peores comportamientos en las ventas de dispositivos y en los ingresos mayoristas por el alquiler de redes, un negocio fundamental para la compañía en España. 

Las inversiones en España han sido de 1.598 millones de euros, un 52% más que el año anterior, con 980 millones de euros destinados a capex (inversión en infraestructura), que han servido para aumentar la huella de fibra en alrededor de 800.000 unidades inmobiliarias, hasta alcanzaron los 16,1 millones.