El modelo de negocio de Riu es particular y cada vez más alejado de la tendencia en que se han instalado sus rivales. La mayoría de grandes grupos hoteleros nacionales e internacionales llevan años vendiendo los inmuebles de sus hoteles para centrarse sólo en gestionarlos. Las grandes cadenas se han lanzado en concentrar toda su expansión en la firma de contratos de gestión y de franquicia, y en menor medida de alquiler, de los hoteles propiedad de fondos de inversión inmobiliaria.

Riu, en cambio, mantiene su estrategia a contracorriente. El grupo es propietario de 90 de los 100 establecimientos de su red en 20 países y sus planes de expansión pasan por reforzar su apuesta patrimonialista, sumando nuevos hoteles en propiedad tanto en el segmento vacacional como en el urbano. Este año el grupo de la familia Riu abrirá cinco hoteles (dos en México, en Senegal, Jamaica y en Estados Unidos) y todos serán inmuebles en propiedad de la compañía.

Tener la propiedad y la gestión de los hoteles permite que la toma de decisiones es mucho más rápida, más ágil. Y durante las pandemia para la compañía esta capacidad de hacer y deshacer rápidamente ha sido fundamental para adaptarse a los escenarios que iban cambiando”, explica Ricardo Luque, el director del negocio urbano de Riu. “Tener la propiedad siempre es la primera opción para crecer. El grupo valora en casos especiales algunas propuestas de contratos de gestión de los hoteles, pero no los buscamos proactivamente. La compra del terreno y la construcción sigue siendo la prioridad total”.

El grupo está volcado en el negocio de los hoteles vacacionales (un segmento que concentra 92 del centenar de hoteles de la compañía), pero pretende acelerar el crecimiento en el negocio urbano en el que se estrenó hace ya una década y que comercializa a través de la marca Riu Plaza. La compañía cuenta con ocho hoteles urbanos, entre ellos su buque insignia en la Plaza de España de Madrid, y ya tiene proyectos en marcha para sumar cuatro mas.

De manera inminente, en febrero o marzo, inaugurará su segundo hotel en Nueva York; tiene obras en marcha para levantar dos hoteles en Londres y en Toronto con 2023 como fecha prevista para su apertura; y próximamente iniciará los trabajos para construir otro establecimiento en Chicago que se abrirá previsiblemente en 2024. Riu busca activamente oportunidades para entrar también en París y en Ciudad de México como sus grandes bazas de expansión futura.

Aunque no está entre sus prioridades, también monitoriza con calma la aparición de proyectos interesantes para entrar en Barcelona, un viejo objeto de deseo. “Barcelona siempre estuvo en nuestro foco, incluso por delante de Madrid. Pero se cruzó en nuestro camino una oportunidad como de edificio de la Plaza de España de Madrid y cambiaron los planes por el potencial de ese activo tan particular”, explica Luque.

Riu cerró el año pasado con una facturación de 1.375 millones de euros, un 66% más que el año anterior, pero aún casi un 40% por debajo de los 2.240 millones de ingresos de 2019, justo antes de la epidemia de Covid. Las estimaciones que hasta ahora manejaba la dirección del grupo se marcaban como objetivo superar este mismo año los niveles de ventas prepandemia, pero el parón provocado por la sexta ola ha hecho que el grupo ahora considere más realista recuperar la facturación precovid en 2023.

El grupo no hace públicos más detalles de sus resultados financieros, pero asegura que el año pasado sus operadores volvieron a ser rentables y obtuvo un resultado bruto de explotación (ebitda) positivo, tras las pérdidas de un 2020 negro para el turismo por la pandemia.