La repercusión del plan de choque del Gobierno para evitar el alza del precio de la luz en la factura de los consumidores ha levantado ampollas entre las empresas y avivado el debate en el Congreso de los Diputados, pero ningún efecto ha tenido en el mercado que sigue desbocado. Este jueves el precio de la electricidad en el mercado mayorista ascenderá hasta los 188,18 euros el megavatio-hora, casi 16 euros más que el precio de este miércoles y 35 euros más que el día anterior. El precio máximo horario de la jornada se registrará entre las 21.00 y las 22.00 horas y alcanzará los 198,85 euros el megavatio-hora, mientras que el más bajo será de 180 euros (de 03.00 a 06.00 y de 16.00 a 18.00 horas).

De esta forma, el precio de la electricidad se acerca sin ningún sigilo a los 200 euros el megavatio-hora que podría pulverizar en unos días si el precio del gas en los mercados internacionales sigue el ritmo actual. El Gobierno considera que el precio de la cotización seguirá subiendo, al menos, hasta marzo del año que viene, aunque el incremento no deberían afectar ya al precio que pagan los consumidores en la factura, pues para ello el Ejecutivo ha desarrollado toda una serie de medidas que pretenden asimilar el precio final del recibo de este año al del 2018 y que tiene como principales medidas un recorte de unos 2.600 millones de euros en los "beneficios extraordinarios" que reciben las nucleares, grandes hidroeléctricas y renovables y la reducción del Impuesto Especial de la Electricidad del 5,11% al 0,5%.

La evolución de los derechos de emisión (con un incremento del 120% respecto a hace un año) y el incremento de la cotización alcista del gas natural en los distintos hubs nacional e internacionales (en el mercado ibérico del gas, gestionado por MIBGAS, el precio de cotización de gas spot se ha incrementado un 300% en un año) son los culpables de que el precio de la luz en el mercado mayorista se haya disparado. El mercado español es marginalista, es decir, todas la instalaciones de producción perciben el mismo precio correspondiente al ofertado por la última instalación que ha casado oferta y demanda para esa hora. Por eso, las tecnologías más caras y más contaminantes son las que determinan el precio que se replica en el resto de tecnologías que entran en ese paquete de generación. Así, como indica el Gobierno, "en tanto no se produzca el desplazamiento definitivo de las centrales de generación que dependan de variables como la cotización del gas natural, la señal de precio seguirá siendo marcada por tecnologías emisoras (directamente o, de manera indirecta, por coste de oportunidad de otras tecnologías)". 

En este sentido, el Alto Representante para la Política Exterior de la Unión Europea y vicepresidente de la Comisión, Josep Borrell, ha abogado este miércoles por reformar el sistema europeo de fijación de precios de la electricidad debido a sus "demasiadas disfunciones", algo que también pidió hace unos meses la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, a la Comisión Europea sin demasiado éxito. "Tarde o temprano, Europa tendrá que decir algo. El sistema tiene que ser revisado porque tiene demasiadas disfunciones. La traslación del coste del gas a otras energías cuyo coste de producción no tiene nada que ver con el precio de gas es algo que no tiene una justificación económica clara", ha subrayado Borrell, en declaraciones a RNE recogidas por Europa Press.

Borrell cree que finalmente este debate se abrirá en el seno de la Comisión Europea porque la subida de los precios de la electricidad acabará por afectar a todos los países, no sólo a España. "En España tenemos un sistema donde se factura al precio de cada día y los incrementos de precios los notamos inmediatamente. En la mayoría de los países europeos, los contratos son a precio fijo anual y por tanto no lo notarán hasta finales de año, pero lo notarán, porque el precio del gas sube para todos", ha explicado.