El precio de los carburantes ha proseguido esta semana con su espiral alcista y ha subido hasta un 0,57% respecto a la semana pasada, escalando así a nuevos máximos anuales y marcando niveles hasta un 21% más caros que hace un año.

En concreto, el precio medio del litro de gasolina ha registrado su octava alza consecutiva (+0,57%) para alcanzar los 1,408 euros, situándose en máximos desde finales de septiembre de 2014, según datos del Boletín Petrolero de la Unión Europea recogidos por Europa Press.

Por su parte, el precio del gasóleo también sigue la misma tendencia alcista y encadena esta semana su duodécimo repunte (+0,39%), para tocar los 1,267 euros el litro, en niveles que no se veían desde noviembre de 2018.

Antes de Semana Santa, ambos carburantes ya recuperaron los niveles preCovid y ahora los han superado con creces. En lo que va de año, el precio medio del litro de gasolina acumula ya un encarecimiento del 17,4%, mientras que el del gasóleo remonta un 16,7%.

Hasta un 21% más caro

Con respecto a los precios de hace un año, cuando ya se había iniciado el proceso de desescalada por el confinamiento del Covid-19, el precio del litro de gasolina es ahora casi un 21% más caro, mientras que el de gasóleo cuesta un 19,5% más.

Este incremento en los precios de los carburantes en los últimos meses ha venido de la mano de la recuperación en el precio del petróleo. Así, el precio del barril de petróleo de calidad Brent, referencia para el Viejo Continente, se situaba este jueves en los 72,59 dólares, mientras que el Texas rondaba los 70,72 dólares, con un descenso de unos dos dólares con respecto a hace una semana.

Pese a este incremento, el precio de la gasolina sin plomo de 95 está en España por debajo de la media de la UE, situada en 1,540 euros el litro, y de la zona euro, con un precio medio de 1,594 euros. En el caso del diésel ocurre otro tanto, ya que el precio en la UE es de 1,370 y de 1,396 en la zona euro.

El menor nivel de precios finales con respecto a los países del entorno se debe a que España, pese a las subidas del IVA, a los mayores impuestos y a los gravámenes al biodiésel, sigue contando con una menor presión fiscal, en general, que la media comunitaria.