El expresidente de Sacyr Luis del Rivero ha asegurado este miércoles ante el juez que investiga la contratación por parte del BBVA del comisario José Manuel Villarejo que desistió de comprar el banco tras el incendio del edificio Windsor. En el edificio incendiado, Deloitte tenía los documentos de auditoría de FG Valores, investigada por la Fiscalía Anticorrupción y fundada por el que fuera presidente del banco Francisco González.

No obstante, según han informado a EFE fuentes jurídicas, el exministro de Industria Miguel Sebastián, entonces en la Oficina Económica del Gobierno, ha indicado que si la operación no salió adelante fue porque el Banco de España se opuso, como así leyó en la prensa.

En líneas similares se ha expresado el exvicepresidente del BBVA José Domingo de Ampuero, que ha afirmado que en torno a un mes antes del incendio del Windsor recibió la llamada de Del Rivero para informarle de que Sacyr "tiraba la toalla".

Este miércoles ha intervenido además de Sebastián, el exvicepresidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) Carlos Arenillas, ambos como afectados.

En el caso de Sebastián, ha defendido ante el juez que se siente perjudicado por un triple motivo: de un lado, por su linchamiento mediático, por otro, por razones profesionales, y finalmente, por un tema personal ya que se han aireado ciertas cuestiones de su vida consideradas como derechos fundamentales.

Todo ello no por política sino por intereses espurios (dinero).

Arenillas, por su parte, ha dicho que le espiaron su vivienda y su coche, y que se sintió "absolutamente seguido" como así se lo certificó un equipo de contraespionaje formado por policías, que fueron a la sede de la CNMV a confirmárselo.

Le pidieron que no se preocupara, que eran unos "donnadie", y que se habían ido de Madrid; finalmente, aunque se lo comunicó al entonces presidente del organismo, Manuel Conthe, éste no prestó atención al tema.

Presión mediática

Con todo, el interrogatorio más extenso ha sido el del expresidente de Sacyr, que ha señalado que se asustó a raíz de lo ocurrido en el Windsor el 12 de febrero de 2005, y comprendió que no iba a ir a una "guerra a muerte", si bien ha reiterado que su intención no es la de acusar a nadie.

Su versión se sitúa en el marco de la 'operación Trampa', la cual trata de aclarar si el BBVA encargó a Villarejo labores de espionaje cuando Sacyr inició en 2004 un movimiento para tratar de tomar el control de la entidad, que finalmente no tuvo éxito.

Antes de ser interrumpido a media mañana por el magistrado, Del Rivero ha celebrado que la operación con BBVA no se llevara a cabo, ya que todo lo que ha rodeado al intento de compra fue un calvario, y ha añadido que si no llega a abandonarla no habría conocido a sus nietos.

Siempre a tenor de las fuentes, ha alegado daños morales, y se ha referido al contenido de uno de los informes realizados por el excomisario en el que Villarejo se vanagloriaría de haberle provocado dos infartos a costa de la presión.

Del Rivero ha llegado a afirmar que, a partir de diciembre de 2004, esto es, cuando ya era notoria la intención de hacerse con el BBVA, se sintió sometido a un ataque periodístico brutal, ya que, entre otras cosas, le acusaron de envenenar las mandarinas que solía enviar como obsequio en Navidad.

A preguntas de la Fiscalía, ha relatado que las sospechas de que estaba siendo espiando se confirmaron al ver que en los informes figuraban sus números de teléfono de casa, el viaje que realizó a Sicilia (Italia) con su mujer, y una comida con otros empresarios a la que también acudió Juan Abelló en Aranjuez (Madrid).

Sobre cómo se gestó el intento de compra del BBVA, Del Rivero ha aseverado que la idea partió de él, y que fue muy bien recibida por todo el Consejo de Administración de Sacyr.

También se ha referido a las reuniones que mantuvo con responsables políticos como el entonces ministro de Economía y vicepresidente del Gobierno Pedro Solbes, con el propio Miguel Sebastián, y con el gobernador y el subgobernador del Banco de España, Jaime Caruana y Gonzalo Gil García, así como con el expresidente del Gobierno José María Aznar.

Ninguno de ellos puso ningún reparo a la operación, como tampoco lo hizo nadie del propio BBVA, ha subrayado.

Sin embargo, la campaña de desprestigio personal y el incendio de la torre Windsor dieron al traste con la compra, por lo que tras exponer los motivos al Consejo de la constructora acordaron abandonar y comunicarlo a la opinión pública

En este punto, el fiscal le ha preguntado qué relación hay entre el incidente y la operación, a lo que Del Rivero ha respondido que veía claro que detrás había lo que había.

No es la primera vez que el suceso del Windsor sale a la luz en este caso.

El juez instructor solicitó al digital Moncloa.com, en 2019, los documentos publicados sobre el incendio, tras unas publicaciones que lo vinculaban a un encargo de Villarejo para destruir pruebas comprometedoras para Francisco González sobre FG Valores.

En enero de 2005, la Fiscalía abrió diligencias informativas sobre posibles irregularidades en la venta de su sociedad, FG Inversiones Bursátiles, a Merril Lynch en 1996; no obstante, tanto la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) como Anticorrupción archivaron el caso.

A estos hechos se ha remitido Arenillas, que ha recordado que el organismo supervisor cerró la investigación al apreciar que no había delitos, ya que estarían prescritos.