El Banco de España mantiene en su activo del balance 9,054 millones de onzas troy de oro fino, unas tenencias que han permanecido constantes en los últimos cuatro años, pero cuyo valor se ha ido revalorizando de forma constante, hasta contar con una tasación de mercado a cierre de 2020 de 13.978 millones de euros.

Desde que estalló la crisis del coronavirus, el oro ha experimentado una revalorización de en torno al 7%, hasta situarse en 1.473 euros por onza, si bien el pasado verano llegaba a alcanzar los 1.700 euros, lo que implicó un alza superior al 23% con respecto al inicio del estado de alarma en España. Desde 2016, ha elevado su valor en más de un 50%.

El Banco de España dejó de vender oro en el verano de 2007, hasta dejar las reservas en 9,1 millones de onzas troy (283 toneladas). Este metal precioso es un valor refugio en épocas de crisis, especialmente en momentos en los que la incertidumbre se cierne sobre los mercados internacionales y las dudas afectan a la valoración de la deuda soberana de los países.

Parte de estas reservas se custodian a día de hoy en las galerías de la Cámara del Oro, en la que también se ubica la Colección Numismática del Banco de España. Esta caja subterránea se encuentra a 35 metros de profundidad, está compuesta por seis galerías y tiene una superficie total de 2.500 metros cuadrados, de los que 1.000 corresponden a muros de hormigón.

Las obras de construcción de la Cámara finalizaron en marzo de 1936 y allí se trasladaron las cerca de 700 toneladas de oro que en aquel momento componían las reservas del Banco de España. Esta caja cuenta con un pozo de entrada que podría inundarse con agua en caso de necesidad, impidiendo completamente el acceso a ella. El pozo de entrada actuaría como una efectiva medida disuasoria, al impedir la entrada al recinto, si bien no se ha utilizado nunca desde su construcción, aunque algunas series televisivas han llegado a imaginar la Cámara del Oro totalmente sumergida en agua.