El año ha comenzado con incertidumbres por el incremento de los contagios en todo el país y la aparición de nuevas cepas del virus. Una campaña de vacunación efectiva, rápida y masiva será crítica para reducir la incertidumbre sanitaria flexibilizando las restricciones a la movilidad y la apertura de los comercios.

Adicionalmente, las medidas de protección del tejido empresarial y la renta de las personas, como los avales ICO y la reciente extensión de los ERTEs, junto con unas políticas económicas, fiscales y monetarias expansivas, permitirán recuperar la senda del crecimiento y del bienestar en 2021 y, especialmente, en 2022.

El papel de las empresas es crítico para impulsar la recuperación. La inversión privada es un factor clave para el crecimiento económico a largo plazo, en cualquier economía, y en la coyuntura actual es especialmente necesaria. Por eso creo que los poderes públicos han de enfocar su labor en generar el entorno de confianza necesario para atraer esta inversión: estabilidad institucional, predictibilidad regulatoria, un sistema fiscal eficiente, reformas estructurales e incentivos adecuados.

En estos meses estamos viendo cómo muchas empresas y negocios se han visto afectados por las restricciones de movilidad y actividad, especialmente en sectores como el turismo, la hostelería o el transporte. Un entorno de confianza e incentivos adecuados para la entrada de inversión y capital privado permitirá recapitalizar aquellas empresas que son viables en el largo plazo pero que se ven afectadas por dificultades financieras temporales.

En parte, los incentivos pueden provenir de los fondos del Plan de Recuperación europeo, beneficiándose a su vez del efecto multiplicador de la inversión privada. Estos fondos suponen una oportunidad histórica para modernizar nuestra economía y nuestra sociedad con un enfoque en la digitalización, en la inclusión, y en la sostenibilidad. Aunque el foco del uso de los fondos se ha puesto inicialmente en grandes proyectos de infraestructuras públicas o de iniciativa privada, estos deben ayudar a la transformación de todos: no solamente al sector público y a las grandes empresas, sino también, y muy especialmente, a pymes, autónomos y particulares. Para llegar a ellos será necesario contar con programas de amplio espectro y esquemas de asignación de los fondos que sean ágiles, competitivos y transparentes.

Los bancos podemos ayudar a que los fondos se distribuyan de una manera más eficiente. Podemos aprovechar nuestra capilaridad para llegar a todas las empresas y particulares en todas las regiones, proporcionar asesoramiento, analizar los proyectos, canalizarlos y, en el camino, amplificarlos con financiación, que podemos aportar nosotros (por ejemplo, adelantando una parte o añadiendo inversión privada).

En BBVA encaramos el 2021 con confianza, tanto por nuestra apuesta pionera por la digitalización, cuyo acierto se ha hecho muy evidente en 2020, como por la relevancia creciente de nuestras prioridades estratégicas tras la pandemia. Nuestra fortaleza financiera, inigualable en Europa, nos permitirá apoyar a la sociedad en la recuperación y a nuestros clientes en la mejora de su salud financiera y en abordar el reto de la sostenibilidad. Al mismo tiempo, seguiremos invirtiendo en nuestro negocio e incrementaremos la retribución a nuestros accionistas.