Joaquín Nieto (Navarra, 1956) es Director de la Oficina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para España desde 2011. La OIT es la única agencia tripartita de la ONU, que reúne a gobiernos, empleadores y trabajadores de 187 estados con el objetivo de promover el trabajo decente de mujeres y hombres. La trayectoria de Nieto ha estado vinculada al movimiento sindical y el medio ambiente y desde la OIT acaricia el sueño de que un día exista una verdadera negociación colectiva internacional, entre las multinacionales y todos los trabajadores que dependen de ellas. «Ojalá se abra camino», expresa.

— ¿Es aún pronto para saber qué herencia va a dejar la pandemia en términos laborales en el mundo?

— Los seis informes del observatorio de la covid que hemos hecho en la OIT nos dan unas cifras terribles. El 94% de los 3.000 millones de trabajadores que hay en el mundo viven en países que han adoptado medidas preventivas que han incluido paralización de actividad económica y comercial. Prácticamente todos los trabajadores del mundo han estado expuestos a una pérdida de horas. El equivalente en empleos a tiempo completo puede superar los 500 millones de puestos perdidos este trimestre. La crisis sanitaria pasará, espero que pronto, pero va a quedar una crisis económica y de empleo tremenda.

— ¿...Y crisis social, también? —

La crisis social es evidente. La mitad de los trabajadores en el mundo lo hacen en la economía informal, no tienen protección social. Cuando pierden el empleo pierden también sus ingresos y pasan inmediatamente a la pobreza más absoluta. En el mundo es muy posible que la pobreza extrema suba en 100 millones de personas. Esto va a pasar por primera vez desde finales de los años 80. En los últimos 30 años la pobreza extrema se había ido reduciendo cada vez más. En España, el año 2019 supuso una reducción de la pobreza, particularmente de la laboral, porque subieron el salario mínimo, los sueldos y el empleo. Pero en 2020 va a subir la pobreza. Esto lo tenemos constatado.

— Hemos visto, en plena pandemia, la firma de un acuerdo global en el sector textil a favor de los proveedores ubicados en países pobres, que constituyen la parte más débil de la cadena mundial de suministros de la industria.

— Sí, ha sido una reacción muy importante, y la OIT ha estado ahí. En el sector textil, se llegó al acuerdo Call for action [llamada a la acción] en abril. En pleno confinamiento, la crisis sanitaria afectó a la actividad comercial y se frenó la venta de ropa. ¿Qué iba a pasar con esos trabajadores del textil en el mundo? El 70% de ellos están en Asia. En ese momento fue muy interesante el acuerdo que se promovió desde la OIT con las confederaciones internacionales de empleadores y de trabajadores, con la Federación Internacional de Textil y con una serie de empresas. Marcas muy conocidas como Inditex [propietaria de Zara], H&M, Primark, Adidas€ estaban en ese acuerdo. Una medida muy importante fue la de respetar los contratos que ya tenían. Después, mantener en la medida de lo posible una actividad con las empresas subcontratadas que garantizara la pervivencia de esas empresas y sus trabajadores.

— ¿Por qué en el sector textil?

— Tiene que ver con varias razones. La principal es el derrumbe del edificio Rana Plaza, en Dhaka (Bangladesh). Hay un antes y un después a partir de aquel 24 de abril del 2013. Murieron más de 1.100 trabajadores y hubo 2.500 heridos graves. La mayor catástrofe laboral conocida. La mayor parte de las grandes marcas del mundo estaban concentradas en ese edificio. Inditex no estaba, por cierto. Pero había estado hacía poco. El sector empezó a entender que no podía seguir así. Además es un sector muy sensible a la reputación.

— ¿Transcurridos unos meses de ese acuerdo global, hay algunos resultados que podamos conocer?

— No conozco aún una evaluación con conclusiones claras numéricas, pero estoy seguro de que sin ese acuerdo se habrían anulado los contratos, habrían cerrado talleres inmediatamente y los trabajadores se habrían ido a la calle. Muchos se habrán ido a la calle, pero sin este acuerdo hubiera sido peor.

— ¿Qué papel jugó Inditex en este acuerdo?

— Fue una de las compañías, no la única, que estuvo por este acuerdo y lo promovió. Una cosa interesante de este acuerdo es que es global, para todo el mundo. Además, no es un ami [acuerdo marco internacional, en el marco de la OIT] de una compañía con las organizaciones sindicales de la industria correspondiente, sino un acuerdo en el que participan una serie amplia de compañías, las federaciones empresariales y las confederaciones sindicales y empresariales mundiales. Es un acuerdo que se va pareciendo más a una especie de acuerdo colectivo internacional. Eso es muy interesante, porque en el mundo al que vamos, donde funcionan las cadenas mundiales de suministro, sería muy positivo que se fueran generalizando acuerdos sectoriales a nivel internacional. Ojalá se abra camino.

— ¿Cómo describiría el modelo laboral de Inditex en tanto que multinacional?

— Inditex, en el marco de relaciones laborales internacionales, ha abierto un camino. El acuerdo marco internacional (ami) de Inditex abre un camino interesante. Los primeros acuerdos marco solo abarcaban a los trabajadores de la firma principal, luego se fueron ampliando a considerar también a los trabajadores de la cadena de suministro. En el caso de Inditex esta consideración forma parte principal del acuerdo desde 2007. En la comisión de seguimiento del acuerdo de Inditex, los representantes de los trabajadores pueden llegar al último rincón de empresas subcontratadas por Inditex y vigilar in situ que se respeten las condiciones, el derecho a la libertad sindical, la negociación colectiva, los derechos de los trabajadores y los principios de la OIT que son no trabajo infantil, no trabajo forzoso, no discriminación y libertad de sindicación y de negociación colectiva.

— ¿Esto logra evitar los conflictos?

— No, esto no impide que haya conflictos laborales en las fábricas y talleres que trabajan para Inditex y en la misma Inditex. Claro que hay intereses encontrados. Muchos de los talleres subcontratados no tienen unas relaciones laborales aceptables, o no respetan la libertad sindical, o despiden a los trabajadores que se organizan en sindicatos o que protestan. Pero el acuerdo sirve para que esas prácticas desaparezcan, sean corregidas, se readmita a los trabajadores que han sido despedidos, se establezcan mecanismos de libertad sindical y de organización de sindicatos donde no hay libertad sindical. Estamos hablando no solo de firmas de cosas que quedan bonitas, sino de realidades. Es lo que explica la importancia de estos acuerdos.

— ¿Es la única multinacional con un modelo de convenio colectivo de este tipo, que alcance a toda la cadena de suministro?

— Creo que se está extendiendo. Creo que H&M o Primark van en esa dirección, de ir a unas relaciones internacionales maduras, pero no lo conozco tanto en detalle.

— ¿Y en otros sectores, como el automóvil, con cadena de producción muy global?

— No, que yo sepa. Pero será la dinámica.

— En la esfera internacional también estamos viendo modelos laborales con malas prácticas, como la acusación de espionaje laboral en Amazon.

— Nosotros no solemos poner nombres. Pero sí hay actividades en las que las empresas deberían corregir malas prácticas de inmediato. Una mala práctica es el intento de eludir el derecho de trabajo y responsabilidades laborales y fiscales relacionadas con los trabajadores. Otra, no permitir el blanqueo de actividades que vienen del trabajo infantil o forzoso. Y que ningún trabajador debería trabajar sin un seguro de accidentes. Yo pondría esas tres cuestiones como malas prácticas a corregir. Tomando como punto de partida los principios rectores sobre empresas y derechos humanos adoptados por la ONU en el 2011, es muy conveniente que los países adopten legislaciones para que las compañías que tienen la matriz en su país tengan ese comportamiento de respeto a los derechos humanos en toda su actividad.

— En su último informe sobre salarios, la OIT constata un recorte generalizado en todo el mundo.

— La tendencia se va a mantener mientras dure esta situación. Ahora, ¿cuánto va a durar esto? No lo sé. Pero creo que con la recuperación habrá también recuperación salarial.

— ¿Cuál debería ser una pauta responsable de negociación salarial en el 2021? ¿Tendrán que asumir los trabajadores nuevos recortes?

— Ahí es muy importante la negociación colectiva sectorial. Eso no se puede resolver globalmente, porque los efectos no son los mismos en unos sectores que en otros. Hay sectores que se van a recuperar muy rápidamente. Por ejemplo, el sector energético ¿Pero, qué va a suceder en la hostelería o el turismo? Es una incógnita. Se reactivará el sector, pero no sabemos€ ¿Qué va a pasar en el textil? ¿Va a haber un cambio en las pautas del consumo ¿Y en los viajes? ¿Y con la economía en general? ¿Se va a seguir globalizado o va a haber ciertos fenómenos de relocalización?. Todo esto afectará de forma muy distinta a unos sectores o a otros. Por eso es muy importante la negociación colectiva sectorial en cada país.

— ¿Es razonable que en España se vaya a un salario mínimo interprofesional mayor en el 2021, por encima de los 950 euros se aprobaron par a este año?

— La mejora del salario mínimo sigue teniendo recorrido ahora. Una de las funciones del salario mínimo es corregir la pobreza. Mientras haya trabajadores pobres el salario mínimo tiene recorrido. Eso es así de claro. ¿Cuánto? Depende. Ha habido dos subidas importantes. Las próximas mejoras serán más moderadas. Nosotros no establecemos cuánto. Decimos que el SMI tiene que ser suficiente para vivir dignamente. Y decimos también que se tenga en cuenta la situación y que se haga por diálogo social.