La industria de la moda genera un fuerte impacto ambiental debido a la sobreproducción, el consumismo 'fast fashion' y la deslocalización. Estas son cinco maneras de reducir la huella que tiene sobre el planeta nuestra forma de vestir.

1) Comprar menos ropa para dar un respiro al planeta

A todo el mundo le gusta estrenar ropa cada temporada, y los precios baratos de las grandes multinacionales de la moda rápida impulsan a ello. Sin embargo, renovar el armario constantemente no es un acto tan inocuo como pueda parecer, aunque cueste aceptarlo. Una camiseta básica de manga corta puede costar unos 6 euros y unos vaqueros, a partir de 20. Pero para fabricar cada una de estas piezas se necesitan 20.000 litros de agua, según los datos de Intermón Oxfam. Esta es una cantidad equivalente a la que una persona bebería a lo largo de 13 años, un dato muy significativo si se tiene en cuenta que el aumento de la temperatura media del planeta generará cada vez más sequías. En cuanto a emisiones, la misma ONG calcula que cada camiseta genera el mismo CO2 que recorrer más de 50 kilómetros en coche, y eso sin contar el transporte desde donde se fabrica hasta la tienda en que se adquiere. Comprar menos ropa, por lo tanto, permite ahorrar en recursos naturales y contaminación.

2) Usar más tiempo cada pieza y si se gasta, repararla

Hay muchos motivos que impulsan a una persona a comprarse una pieza de ropa, desde la necesidad de recambio a la intención de rellenar un vacío existencial o la adicción a los precios bajos. En cualquier caso, seguro que cada cual puede encontrar un ámbito de mejora para conseguir algo simple y a la vez necesario: que cada pieza de ropa tenga una mayor vida útil.

La asociación británica WRAP calcula que con solo alargar nueve meses el uso de una prenda se conseguiría reducir un 20% el consumo de agua, la huella de carbono y el volumen de residuos. Para lograrlo, no solo hay que resistirse a los cantos de sirena de la industria de la moda, sino también cuidar bien las prendas al lavarlas y guardarlas y ser conscientes de que, si una pieza se rompe por el desgaste, se puede reparar. Para los menos habilidosos con la máquina de coser, hay marcas de presencia internacional que ofrecen un servicio de repa- ración de por vida, como la firma de vaqueros Nudie Jeans o la de ropa deportiva Patagonia.

3) Segunda mano para reducir el uso de recursos

Cualquier pieza de ropa requiere toda una serie de recursos naturales para producirse, así que comprar de segunda mano permite ahorrárselos. El movimiento Fashion Revolution lo resume así: "Si una prenda está hecha de fibras naturales, como el algodón, hay que tener en cuenta el impacto de la tierra, el agua y los pesticidas. Si se usan fibras animales, como lana o seda, el problema es la liberación de metano a la atmósfera, y si son fibras artificiales, como el poliéster, la producción requiere agua y energía, pero también carbón y gasolina".

Y a ello aún hay que sumar la contaminación gene- rada por el proceso de teñido de la ropa, además de las toneladas de dióxido de carbono causadas por su transporte. Así que la compra de segunda mano permite eliminar de golpe esta huella ambiental y se evita además que acabe en el vertedero.

4) Optar por marcas que producen de manera local

Aunque no suelan encontrarse en los centros comercia- les ni aparezcan en las revistas de moda, cada vez hay más marcas de ropa y complementos que apuestan por producir de manera local y respetuosa con el entorno. La campaña Talento Local (@yoregalotalentolocal, en Instagram) tiene como objetivo dar a conocer al gran público las firmas y diseñadores locales que fabrican sus productos en su propio taller, como la diseñadora de Olot Noni Barea, o en talleres de su entorno, como la madrileña Counting Clouds o la salmantina Crisálida.

Más allá de esta campaña, hay otras firmas que llevan ya unos años trabajando de una forma alternativa a las grandes multinacionales. Por ejemplo, Iaios crea camisetas y jerséis con hilo reciclado sin salir del área de Barcelona, mientras que Capitán Denim produce sus vaqueros con criterios de sostenibilidad y ahorro de agua en Albacete.5) Ir con cuidado con el llamado 'greenwashing'

Las grandes empresas de la moda también se han propuesto ser más sostenibles, como demuestra el pacto firmado por 32 importantes compañías en la cumbre del G7 celebrada ahora hace un año en Biarritz. Firmas como Inditex, Nike, Adidas o Prada se comprometieron a alinearse con los ODS y a utilizar el 100% de energía renovable para el 2030. A nivel individual, H&M ya hace más de una década que cuenta con su línea Conscious, fabricada con un mínimo del 50% de materiales sostenibles. Y Zara ha anunciado que todo el algodón, lino y poliéster que utilice a partir del 2025 será orgánico, sostenible o reciclado. Las multinacionales se están poniendo las pilas, aunque siempre puede planear la duda de si se trata de greenwashing (un lavado de imagen con la excusa del clima) o están dispuestas a tomar medidas contundentes, como apostar por una producción menos deslocalizada.