Ninguna negociación presupuestaria es fácil pero la que debe desencallar el nuevo fondo de recuperación contra la crisis económica desatada por la pandemia de Covid-19 y el nuevo presupuesto 2021-2027, con un volumen de unos 1,8 billones de euros, todavía menos. Tras una tercera noche en blanco, la cumbre de jefes de estado y de gobierno de la UE ha entrado este lunes en su cuarta jornada de negociaciones con renovadas esperanzas de cerrar un acuerdo que de conseguirlo será menos ambicioso de lo pretendido por España e Italia.

Un maratón negociador infructuoso hasta este domingo, que mantiene el tira y afloja entre los países del norte y del sur, que no terminan de ponerse de acuerdo ni sobre el volumen que debe tener este fondo, ni sobre la distribución entre subvenciones a fondo perdido y préstamos ni sobre el mecanismo para controlar el desembolso del dinero.

Aunque el objetivo del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, era dar inicio a la cumbre al mediodía, las consultas y reuniones entre los distintos líderes europeos se han prolongado durante toda la jornada y la sesión plenaria a Veintisiete no ha arrancado hasta la cena, pasadas las siete de la tarde. Sobre la mesa, una oferta de compromiso final de Finlandia y los llamados países 'frugales', que llevan tres días exigiendo un recorte radical de ayudas y los más duros en la negociación.

Su plan no solo reduce el montante del fondo -hasta los 700.000 millones- sino que modifica a la baja el porcentaje de las ayudas: solo 350.000 millones llegarían en forma de transferencias directas mientras que la otra mitad se canalizaría como préstamos baratos a devolver. Esto significa un recorte de las ayudas de 150.000 millones de euros respecto a la propuesta inicial de la Comisión Europea y 50.000 millones por debajo del umbral mínimo aceptable fijado por Francia, Alemania y los países del sur cuya línea roja es de 400.000 millones. "Es mejor acordar un fondo ambicioso aunque lleve más tiempo. Espero que los líderes pacten algo que sea ambicioso, en la línea de los propuso por la Comisión Europea, en lugar de algo rápido", terciaba a media tarde la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, que no ha participado en esta cumbre a través de la agencia Reuters.

"Hay mucha buena voluntad (...) pero es posible que no se obtenga ningún resultado hoy (por el domingo). Hay muchas posiciones diferentes. Haré mi parte, pero también es posible que no haya hoy un resultado", reconocía a su llegada a la cumbre la cancillera alemana, Angela Merkel que junto al presidente francés, Emmanuel Macron, ha protagonizado muchos de los encuentros organizados por los presidentes Michel y Ursula von der Leyen, a varias bandas para tratar de acercar posturas entre el norte y el sur.

Rutte, en el foco de la discordia

Además del tamaño del fondo de reconstrucción y el volumen de ayudas directas, sigue generando discordia el férreo control que exige el holandés Mark Rutte para desembolsar el dinero de forma que su gobierno pueda tener garantías de que los países cumplen con las reformas prometidas. La propuesta presentada el sábado por Michel ofrece una especie de "freno de emergencia" que permitiría a un país descontento con las reformas de cualquiera de sus socios paralizar los pagos y plantear un debate en el Ecofin o en el Consejo Europeo. España no rechaza el instrumento pero insiste en que la decisión final de autorizar el desembolso de las ayudas no puede requerir la unanimidad porque convertiría el sistema en ineficaz.

"Raramente he visto posiciones tan diametralmente opuestas sobre muchos puntos", ha reconocido el luxemburgués, Xavier Bettel, que defiende una respuesta solidaria pero ha admitido que los países contribuyentes netos se niegan en banda a dar "cheques en blanco" ni a ceder el control sobre los pagos de este fondo. Pese a la presión del norte, los países del sur se han mantenido este domingo firmes aunque una negociación que no solo va de números sino sobre la forma de entender la solidaridad europea y la confianza.

"La voluntad de acuerdo no nos hará renunciar a la ambición legítima que debemos tener. Veremos en las próximas horas si ambas cosas son compatibles", apuntaba a su llegada Macron. Una opinión compartida por el griego Kyriakos Mitsotakis que ha avisado de que las concesiones son inevitables pero que "estas no deben llevar a rebajar el nivel de ambición" de la respuesta económica a la pandemia. "Nos enfrentamos a una crisis económica sin precedentes y simplemente no nos podemos permitir aparecer divididos o débiles", ha indicado.

En la misma línea, el portugués Antonio Costa alertaba de que un fracaso o un fondo "insuficiente" o "inadecuado" sería "muy mala noticia" para los agentes económicos y para todos los europeos. "Ahí tendríamos algo muy peligroso que es una ilusión para los europeos. Una ilusión de que habría un instrumento para responder a la crisis", ha avisado. El irlandés Micheál Martin iba más lejos y alertaba de que un fracaso en las negociaciones daría una "percepción muy negativa" de la capacidad europea de responder a una crisis única con la del covid19.

Orban arremete contra Holanda

El otro gran escollo sobre la mesa, además de los cheques a los países ricos, es la vinculación de los fondos al respeto del estado de derecho y los valores europeos. Algunos Estados miembros, como Holanda, no están satisfechos con el compromiso ofrecido por Michel, ya permitiría evitar una sanción con mayor facilidad que en la propuesta de la Comisión Europea. Una postura que ha encendido al primer ministro húngaro, Viktor Orban, que ha atacado a Rutte y al parlamento holandés con inusitada dureza.

"No se cual es la razón personal del primer ministro holandés para odiarme a mí o a Hungría. Como en su opinión Hungría no respeta el estado de derecho debe ser castigada financieramente. No es aceptable porque no hay decisión sobre cual es la situación sobre el estado de derecho en Hungría", ha advertido asegurando que está dispuesto a hablar sobre el estado de derecho pero no a vincularlo con el debate presupuestario. Algo en lo que cuenta con el apoyo fiel de Polonia. "Si el acuerdo se bloquea no es por mí sino por el 'tipo holandés' (en referencia a Rutte) que es quien lo ha iniciado. Si se rompe es por él, no por mí. No me gusta entrar en un juego de culpas pero el holandés es el responsable de todo el desastre que tenemos", ha zanjado criticando también los cheques de compensación porque "son un privilegio" que debe desaparecer.