La epidemia de coronavirus Covid-19 ha llevado a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) a revisar claramente a la baja sus previsiones de crecimiento de la economía mundial. El organismo con sede en París cifra en un 0,5% la caída del PIB en 2020 debido al impacto del brote en numerosos sectores de actividad que reflejan el creciente papel de China en un mercado globalizado.

Si el pasado noviembre la OCDE auguraba un crecimiento del 2,9% -confirmando la entrada en una fase de desaceleración-, en el informe presentado este lunes bajo el título 'Coronavirus: la economía mundial en peligro' lo rebaja a un 2,4% en el mejor de los escenarios, es decir, asumiendo que en el primer trimestre del 2020 se contenga el pico de la epidemia en China y en el resto de países afectados.

En el peor de los escenarios, si el virus se extiende provocando un efecto dominó en las economías de la región de Asia y Pacífico y las más desarrolladas del hemisferio norte, el PIB mundial podría desplomarse hasta el 1,5% y llevar a Japón o la zona euro a la recesión.

El club de los países desarrollados reduce las perspectivas de crecimiento de la China, que sufrirá una contracción del 0,8% y caerá por debajo del 5% este año antes de recuperar un 6% en 2021. En el caso de la zona euro, la expansión se quedará en el 0,8%, tres décimas menos que en las previsiones de noviembre.

La OCDE advierte de que el impacto negativo del coronavirus en la confianza, los mercados financieros, el sector del transporte y en las cadenas de distribución de productos obliga a revisar a la baja el crecimiento en todas las economía del G20 y en especial las más conectadas con China, como Corea, Japón o Australia, donde calcula que el impacto de la crisis contraerá el PIB un 0,3%, 0,4% y 0,5%, respectivamente.

La crisis ha tenido incidencia en las cadenas globales de distribución, una menor demanda de importación de bienes y servicios y una gran caída del turismo, tanto a nivel regional como internacional, así como de viajes de trabajo. A todo ello se suma el temor de los mercados financieros y la desconfianza en consumidores y empresas.

Si se compara la actual epidemia de coronavirus con episodios similares vividos en el pasado, como el SARS en 2003, la principal diferencia es que la economía global está ahora más interconectada y China es mucho más relevante en la producción mundial, el comercio y el turismo."Esto magnifica los efectos económicos colaterales del shock en China", indica el estudio. "Incluso si el pico del brote dura poco y en los próximos meses se recupera la producción y la demanda, lastrará sustancialmente el crecimiento mundial en 2020", avisa el organismo.

Impacto en el turismo

El descenso de la producción china se ha notado rápidamente en todo el mundo por el papel del país asiático en el suministro de bienes intermedios, sobre todo ordenadores, componentes electrónicos, farmacéuticos y equipamiento para transportes.

La debilidad del sector manufacturero se agravaría si se tarda en recuperar la producción teniendo en cuenta el tiempo que requiere la distribución de mercancías. Las restricciones que afectan a los viajes y las cancelaciones de visitas, vuelos, ferias y eventos también están teniendo duras consecuencias en muchos sectores y la OCDE advierte que esto "puede seguir así durante un tiempo".

La caída del turismo chino es un dato negativo para el sector, que empieza a notar sus efectos fuera de la región. Además, la propagación del virus tendría consecuencias en el empleo de las principales economías de la OCDE.

Medidas de estímulo

Ante este escenario y en un contexto mundial de gran incertidumbre, la OCDE recomienda medidas macroeconómicas de estímulo para recuperar la confianza y tipos de interés bajos que contribuyan a mantener la demanda en las economías más expuestas a la epidemia. En Asia cree que hay margen para la flexibilición fiscal pero no en Europa por las escasas perspectivas de crecimiento.

"Los gobiernos tienen que garantizar medidas eficaces de salud pública para prevenir la infección y el contagio, políticas de apoyo a los sistemas sanitarios y sus trabajadores así como proteger los ingresos de los grupos sociales vulnerables y las empresas", agrega la institución internacional.