La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) ve factible el objetivo de déficit público del Gobierno para 2019, si bien calcula una desviación de una décima, hasta el 2,1 %, por los cambios que suponen la última revisión estadística y el impacto del nuevo escenario macroeconómico.

Según el informe sobre las líneas fundamentales de los presupuestos de las Administraciones Públicas 2020, la autoridad cree que en este cálculo influirá también la incorporación de nueva información de las administraciones públicas.

Así, su previsión de déficit para 2020 se sitúa en el 1,7 %, coincidiendo así con la detallada por el Gobierno en su plan presupuestario.

Estas estimaciones están realizadas en un escenario de políticas constantes, en el que se incluye la revalorización de las pensiones con el IPC (0,9 %), la subida salarial a los empleados públicos (2 %) y la puesta en marcha de algunas de las recomendaciones de Bruselas (relacionadas con gastos farmacéuticos, incentivos a la contratación y subvenciones).

La desviación de una décima del déficit de las administraciones públicas para 2019 respecto a la previsión del 2 % del Gobierno viene por un empeoramiento del déficit de las comunidades autónomas (del 0,5 %, respecto al 0,3 % que remitió el Gobierno a Bruselas).

Por su parte, la AIReF estima un déficit para la Administración Central del 0,7 % (respecto al 0,8 % previsto por el Gobierno) y para la Seguridad Social del 1,3 % (frente al 1,4 % del plan presupuestario) en tanto que coincide en que las corporaciones locales alcanzarán un superávit del 0,4 %.

Para 2020, la autoridad prevé un déficit del 1,7 %, con mejoras en la Administración Central (-0,6 %), la Seguridad Social (-1,3 %) y las comunidades autónomas (-0,2 %), en tanto que las corporaciones locales mantendrían su superávit.

No obstante, la AIReF explica que si se eliminan los efectos de los elementos no recurrentes en ingresos y gastos de las arcas, este año el déficit se situaría en el 1,6 % y el que viene en el 1,5 %.

Se trata de operaciones que tienen un elevado impacto en las cuentas, como los pagos a la banca por el esquema de protección de activos (EPA), los ingresos no recurrentes por el impuesto de sociedades, la suspensión del impuesto sobre el valor de la energía eléctrica o las ayudas por el efecto del temporal DANA.

Respecto al objetivo de deuda que recoge el Plan Presupuestario, la AIReF considera "improbable" su cumplimiento para 2019 y "en el límite de lo factible" para 2020.

El organismo coincide con el incumplimiento de la consolidación fiscal que recoge el Gobierno en su Plan Presupuestario (0,65 % en 2019 y 2020), pese a estimar un déficit estructural menor.

Para 2019, la AIReF asegura que habrá un incumplimiento generalizado de la regla de gasto, si bien para 2020 mejoran las previsiones.

La AIReF ha analizado también las previsiones de crecimiento económico avanzadas por el Gobierno en su plan presupuestario y coincide con el crecimiento esperado del 2,1 % del PIB para 2019, si bien ve una décima mayor el de 2020, con un 1,9 %.

En estas previsiones, la autoridad apunta a una mejora sostenida de la demanda interna, hasta aportar 1,3 y 1,8 puntos al crecimiento en 2019 y 2020, respectivamente, en tanto que la demanda externa lo hará con 7 y 1 décimas.

Dentro del mercado de trabajo, la autoridad ve una "suave moderación en la generación de empleo", al tiempo que continuará la recuperación de los salarios observada desde 2017 y que se sitúa en la actualidad en torno al 2 %.

Respecto al impacto que haya podido tener el alza del SMI, la AIReF asegura que "hasta el momento no hay evidencia" que sugiera que haya tenido un "impacto significativo" en la capacidad de la economía de crear empleo, si bien reclaman a los Ministerios de Trabajo y Economía que realicen una evaluación de sus efectos.

La AIReF ve riesgos para el crecimiento económico en el impacto de la guerra comercial y en la consecución del proceso del Brexit sin un acuerdo, si bien espera que no se agrave el derivado de la incertidumbre por el precio del petróleo y una merma por cambio de orientación de la política monetaria.