El fin de las bombillas tradicionales ya es una realidad. A partir de este mismo sábado los halógenos dirán adiós para siempre debido a la normativa europea que desde el año 2012 viene eliminando fuentes de energía consideradas "ineficientes".

Esta medida de eliminación de las bombillas halógenas tiene como fin ir acabando de manera progresiva con aquellas fuentes de energía consideradas como menos eficientes, dentro del objetivo de reducir las emisiones contaminantes y fomentar el ahorro energético.

En 2012, las bombillas incandescentes ya vieron el fin de su vida útil, mientras que en 2016 le tocó el turno a los focos halógenos. Ahora es el turno de las bombillas halógenas. Sólo quedarán exentas de la prohibición para la venta aquellas bombillas halógenas que no tengan una tecnología que les permita ser sustituidas.

Según la propia Comisión Europea, con esta medida se logrará ahorrar 40.000 millones de kilovatios hora para 2020, lo que equivale más o menos a la demanda energética de once millones de hogares.

Una concienciación que ya desde hace meses está copando el mercado de las bombillas LED, hasta ahora bastante más caras y que en este momento se encuentran a la cabeza de la iluminación. Y es que, el ahorro que el usuario puede llegar a lograr con el consumo de este tipo de bombillas es reseñable.

Pese a que hasta el momento el precio de este tipo de iluminación ha sido más elevado, el ahorro en tiempo útil de las propias bombillas es mucho mayor que el de los halógenos. La vida útil de las LED es de unas 20.000 - 30.000 horas, muy superior a la que tienen las bombillas tradicionales, algo que hace que se amortice el precio que se paga en un principio.

El ahorro en el consumo es otra de las razones por las que la iluminación LED ya desbanca a lo tradicional. Se calcula que con las bombillas LED se puede lograr entre un 50%-60% de ahorro en el consumo.

Tomando como base el precio medio de la electricidad durante el año -unos 0,12 euros el kilovatio por hora-, se puede calcular cuánta diferencia de consumo hay entre una bombilla LED y su equivalente. Teniendo en cuenta que los LED se miden en lúmenes, las tres bombillas más normales - sus casquillos son el E27 y el E14- para el uso en el hogar son las de 470 lúmenes (que equivale a una de 40 watios de una incandescente), de 806 (60 watios) y la de 1055 lúmenes (70 watios), que consumen 5, 10 y 14 watios, respectivamente. El ahorro en un hogar normal oscilaría desde más de 150 euros a más de 200 euros al año.

¿Qué bombilla es la idónea?

A la hora de hacer la elección perfecta con las bombillas el diseño, el casquillo o el precio no son las únicas premisas a tener en cuenta. Fijarse en los indicadores y esepcificadores presentes en los envases es primordial para hacer una buen elección.

Consumo y eficiencia

  • Potencia: Se mide en vatios y es lo que consume la bombilla en concreto. En los LED, la correspondencia entre potencia y cantidad de luz generada no es tan directa como en otos tipos. Cuanot menor es menos consume.
  • Equivalencia en vatios: La potencia equivalente de una lámpara incandescente con la misma producción de luz.
  • Clase de eficiencia energética: Es la manera visual de saber cómo de eficiente es una bombilla.
  • Eficiencia lúmen/w: Suele situarse entre 40Lm/w y los 90Lm/w, pero se deben exigir al menos 60 Lm/w.

Duración y funcionamiento

  • Vida útil: Indica la cantidad de horas que dura la bombilla en buen funcionamiento.
  • Ciclos de encendido: Se representa con un número que indica cuántas veces se puede apagar y encender una bombilla antes de que empiece a fallar.
  • Encendido/precalentamiento: Indica el tiempo que pasa desde que se enciende una bombilla hasta que llega al 60% de su luminosidad. En las LED suele ser al momento.
  • Factor de mantenimiento: Se trata del % de flujo luminoso asegurado por el fabricante después de que pasen las horas de vida útil. 0.7 suele ser la cifra adecuada.
  • Regulable: Cuando se quiere usar un regulador para la bombilla tiene que ser compatible con la misma.

Apariencia

  • Temperatura de color: Se mide en grados Kelvin y corresponde al tono de luz. Cuánto más elevado sea, la luz se verá más fría y azul.
  • Tono: Cada fabricante tiene su deficinición e indica la temperatura de color que dará la bombilla.
  • Índice de rendimiento/reproducción cromática: Representa la fiabilidad de la luz en contraposición a la luz natural. Va en escala, del 0 al 100. Cuanto mayor es el número mejor es la calidad de la luz.
  • Ángulo de luz: Es el ángulo de apertura del haz de luz.

Posible bajada de precios

Por otro lado, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) espera que el aumento de la oferta de las bombillas LED, con la desaparición del mercado a partir de hoy de las bombillas halógenas, suponga una bajada en sus precios.

En un comunicado, la asociación señala que, a pesar de que hasta ahora las bombillas LED eran "considerablemente más caras", con la desaparición de las halógenas los consumidores encontrarán más bombillas de este tipo en las estanterías de los comercios.

OCU recuerda que las bombillas LED dan la misma cantidad de electricidad, pero consumiendo una décima parte de la energía, por lo que son hasta 10 veces más eficientes que la antigua bombilla incandescente.

Además, destaca que este cambio de halógenos por LED supondrá contar con una iluminación "más barata, con una vida útil mayor y que además traerá un considerable ahorro energético".