España podría recaudar casi 5.000 millones de euros al año con la tasa a las transacciones financieras que quieren implantar, a partir de enero de 2014, once países miembros de la UE, según cálculos preliminares de la Comisión Europea (CE) difundidos este jueves.

En términos globales, la tasa, que gravará con un 0,1% las transacciones con acciones y bonos y con un 0,01 % las operaciones con derivados, permitirá a Francia, Alemania, Bélgica, Austria, Eslovenia, Portugal, Grecia, Eslovaquia, Italia, España y Estonia recaudar entre 30.000 y 35.000 millones de euros al año.

La CE basa sus cálculos sobre las posibles recaudaciones por país participante en el reparto que se hará de los ingresos acorde al tamaño relativo de las once economías participantes, como por ejemplo el PIB.

Fuentes comunitarias explicaron hoy que la contribución de España al PIB de los once países que crearán la tasa es del 14,05 %, con lo que podrá recaudar entre 4.215 y 4.917 millones de euros al año.

Alemania, la mayor economía de la UE y que aporta el 30,57 % al PIB de los once, podría ingresar entre 9.171 y 10.699 millones de euros, seguida de Francia (21,66 %), con entre 6.498 y 7.581 millones, e Italia (18,92 %), con entre 5.676 y 6.622 millones de euros, de acuerdo con este razonamiento.

Los países participantes pueden decidir aumentar estas dos tasas, cuya recaudación se destinará, en parte, al presupuesto de la UE, con la consiguiente reducción de las contribuciones nacionales.

La tasa cubre "todas las instituciones financieras" y "todos los instrumentos y mercados" y tendrá que ser pagada si existe un vínculo económico establecido con lo que se llamará la "zona de la tasa a las transacciones financieras" en la UE.

Para evitar una deslocalización de operaciones y empresas a países de la UE que no participan en la zona -como el Reino Unido- y Estados terceros con el objetivo de eludir el impuesto, la CE ha recurrido al llamado "principio de residencia".

Así, se pagará la tasa siempre que alguna parte de la transacción esté basada en uno de los once miembros participantes, con independencia de en qué parte del mundo se efectúe la operación.

A esta fórmula se suma el "principio de la emisión", lo que implica que, cuando se emiten los instrumentos financieros en alguno de los once Estados, éstos serán gravados incluso si las partes que negocian con ellos no se encuentran en estos países.

Las "actividades financieras cotidianas" de los ciudadanos y las empresas no se verán afectadas por la tasa, es decir contratos de seguros, hipotecas y préstamos, transacciones con tarjetas de crédito, depósitos y operaciones de divisas al contado, entre otras.

Tampoco gravará la captación de capital mediante la emisión de acciones y bonos en el mercado primario, ni ciertas operaciones de reestructuración o las transacciones financieras con el Banco Central Europeo (BCE), bancos centrales nacionales y los fondos de rescate de la eurozona.